En algunos barrios se acumulan restos de árboles y ramas en las veredas; la Ciudad informó que ya retiró más de un millón de kilos de residuos; además, hay 440 solicitudes para pedir el subsidio por daños en los vehículos o las viviendas
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Norma Basile, jubilada, de 67 años, tiene la costumbre de caminar todos los días por los alrededores de su barrio, Villa Pueyrredón. Sin embargo, hace tres semanas que su recorrido habitual se convirtió en un paseo poco placentero por la cantidad de árboles, ramas y cables caídos, producto del fuerte temporal en la Ciudad de Buenos Aires del 17 pasado. Tanto ella como sus vecinos aún esperan que se terminen las tareas de la limpieza en la zona. No es el único barrio afectado, en una recorrida de LA NACION, aún se pueden ver los efectos de la tormenta en Palermo y Agronomía.
“Por mi casa no limpiaron mucho. Ando con mucha precaución, porque hay árboles que, si bien tienen la faja de seguridad, parecen que se van a caer en cualquier momento. Además, con todas las ramas en las veredas es difícil circular, más en las que son angostas. Los vecinos empezaron a limpiar por su cuenta, porque sino es imposible”, comentó Basile en diálogo con LA NACION al pasar por la calle Pedro Morán. “También todo esto trae mosquitos y todo tipo de bichos. Hay cosas que son de prioridad y deberían ser más activos”, agregó con cierta indignación.
Franco, empleado de un comercio de repuestos de autos de la zona, siente que el proceso de limpieza viene bastante lento. “Acá todavía hay árboles caídos. Pero entiendo que es una situación difícil y fue terrible para todos. Los primeros días ni se podía andar con el auto por acá”, contó.
Algo de razón tiene. Según el gobierno porteño la tormenta fue una de las peores de la historia que se recuerda en la ciudad, solo comparada con un temporal ocurrido en enero de 2001 cuando hubo muertos y cientos de árboles caídos. En esta oportunidad se contaron al menos 700 árboles y ramas caídos, muchos de ellos que estaban obstruyendo calles o veredas.
Aquella quietud que describió Franco aún se siente en el barrio de Agronomía y, en determinadas esquinas, como la de las calles Solano López y General José Gervasio Artigas, la imagen es digna de un pueblo fantasma. Allí, Melisa trabaja en un puesto de diarios y revistas. Según su relato, los restos de árboles no impiden caminar. Sin embargo, destacó que aún los equipos de limpieza no pasaron por allí.
A unas pocas cuadras, sobre Beiró y Artigas, la situación parece mejorar un poco. Lo único que puede divisarse es un gran volumen de ramas secas en un rincón de una plaza, lo que permite que una niña, acompañada de su madre, merodee por los juegos, y un grupo de adultos mayores haga una clase de educación física.
“Los primeros dos días después del temporal, había un árbol que tapaba los bancos, pero las barras se podían usar. Al tercer día, lo cortaron y ahí ya se pudo despejar bastante el lugar. El tema es que con todo eso, los autos no podían estacionar. El trabajo que estuvieron haciendo fue así, cada día algo específico hasta dejarlo como está ahora, con partes del árbol al costado de la plaza”, comentó Matías Grimbert, profesor de calistenia, mientras entrenaba.
En el gobierno porteño cuentan que desde la madrugada del 17 pasado se estableció un esquema de prioridades para atender, primero, las demandas más urgentes. Fue así como se avanzó en los cuadros de mayor emergencia, por ejemplo, los árboles caídos sobre casas o las obstrucciones en las viviendas, luego en la liberación de las calles, más tarde en el retiro de ramas y troncos y, en simultáneo la reapertura de espacios verdes.
En los Bosques de Palermo aún queda trabajo por hacer. Sin embargo los vecinos de la zona consultados afirmaron que se encuentran “conformes” con las tareas de limpieza. Gran parte de los espacios ya se encuentran completamente libres, salvo algunos árboles caídos a pocos metros del lago. “Es la primera vez que venimos después del temporal y la verdad vemos todo bastante bien, muy avanzado”, dice Gloria Danedic, jubilada, de 70 años.
Sin embargo, destacó que tiene “un poco de miedo” de que se caiga alguna rama. Al respecto, su amiga Mariana Baiborria, de 67 años, también jubilada, opinó: “Más allá del viento tan fuerte, creo que todo esto pasó por una falta de mantenimiento. No podan bien los árboles o los podan a destiempo”.
Los trabajos de las cuadrillas, explicaron en la Ciudad, no se detuvieron desde el día del temporal con al menos 2500 personas en la calle. Hasta ayer habían ingresado al Centro de Reciclaje 1.184.000 kilos de residuos verdes como consecuencia del temporal. Por día se generan 7500 toneladas de desechos, de los que más del 80% recibe tratamiento y el 50% es recuperado.
“Nosotros nunca dejamos de correr por el temporal. Justo el día después, empezaron a limpiar y dejaron libre la bicisenda, así que podíamos correr por ahí. Quizás sí hay que ser cuidadoso con algún pozo que está tapado o pegarnos con una rama, pero más que eso no”, comentó Alejandra Levin, mientras se preparaba para salir a correr con un grupo de runners.
Gabriela Garibotti, quien también forma parte del grupo, sostuvo que, si bien al principio era “incómodo” para correr, con el paso de los días los espacios mejoraron para una correcta circulación gracias al trabajo que se realiza constantemente. “En muchos lugares las ramas estaban flojas y ahora están sostenidas con algún tipo de contención”, expresó.
Sin embargo, por la avenida Valentín Alsina, el tránsito es más complicado. Allí, los runners deben esquivar cables, árboles partidos y ramas colgando. Juan Carlos Fola, periodista gastronómico que pasa por allí tres veces por semana para hacer actividad física, comentó: “Viene un poco lento, pero es lógico. Acá, en Palermo, hay muchos árboles caídos o en riesgo de que caigan”.
Además, subrayó que se está haciendo un “buen trabajo”, como priorizar la tala de árboles en peligro de caer, como los que se encontraban sobre la avenida Figueroa Alcorta y La Pampa. “Creo que va a llevar mucho tiempo arreglar todo. Siempre viví en Buenos Aires y jamás vi algo así”, concluyó.
El área de Arbolado de la Ciudad está realizando, en simultáneo, tareas de prevención para evitar que otras ramas se desprendan de los árboles y provoquen más destrozos como los causados por el temporal, principalmente afectando a vehículos estacionados y casas. Para atender esta necesidad el gobierno puso a disposición un subsidio que pueden solicitar los vecinos damnificados.
Los montos son de hasta $2.500.000, para daños de bienes inmuebles, y de $1.500.000, para automotores. Hasta el momento hay 440 trámites iniciados y las primeras resoluciones estarán listas la semana próxima tras el proceso de evaluación. Además, hay 70 agentes, que dependen de la Dirección de Participación Ciudadana, que recorren cada comuna y barrio para brindar ayuda y asesoramiento.
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