PUNTA DEL ESTE.– La arena detrás de la estancia La Fontana se veía desierta, algo impensable hace dos décadas cuando esa playa se convirtió en el epicentro de la moda esteña. Allí Pancho Dotto había instalado su "escuela de verano" para crear modelos. Cada año, entre diciembre y marzo, 15 chicas que en su mayoría habían sido seleccionadas en el interior del país, llegaban hasta la centenaria estancia que alquiló hasta 2012 el manager que descubrió a modelos como Valeria Mazza, Dolores Barreiro y Carolina "Pampita" Ardohain.
"Los dueños somos tres hermanos. La estancia es de 1912. Acá no había nada, ni siquiera existía la ruta 10. Este era un campo que tenía dos kilómetros de costa. En esa época la gente no iba tanto a la playa", contó a LA NACION desde la parte trasera de La Fontana, Carlos Estejano, el mayor de los hermanos uruguayos.
"A mi bisabuela le gustaba el mar y se hizo la casa para pasar los veranos acá. Vivíamos en invierno en el campo donde teníamos una fábrica de quesos y mantecas. Se trabajaba allá y se disfrutaba acá en verano. No había una cultura de ir a la playa", agregó.
Si bien Dotto fue quien ubicó en la escena esteña la propiedad de ocho hectáreas que cuenta con una casa principal con seis habitaciones, una construcción anexa donde funcionaba la agencia de modelos durante el verano y un campo de 220 hectáreas cruzando la ruta, previamente los Estejano ya habían alquilado el inmueble para turistas del jet set como el empresario Alan Faena.
"Quien llevó la casa al estrellato es Pancho Dotto, de eso no hay ninguna duda. La posibilidad fue medio increíble. Hablando con un amigo, yo le decía que era un lugar espectacular para un manager de modelos. Yo no tenía ni idea de que Pancho se iba a interesar alguna vez. Esa temporada, viene un amigo de Pancho y me dice que le parecía un lugar muy bueno para un amigo y que le iba a pasar mi teléfono. La casa tenía todo lo que quería hacer Pancho. Caballos, campo, mar, un espacio grande para hacer fiestas y asados. Era algo que caía redondo. Igual, hubo que hacerle modificaciones y mucho mantenimiento. Imaginate que era una casa de 100 años", relató Estejano. Así él descubrió un mundo desconocido en el que aportaba a la logística que demandaban, cada temporada, los desfiles y asados de hasta 500 personas.
Dotto también recordó La Fontana:"A mí siempre me gustaron las cosas antiguas. Que fuera de 1912, los caballos, la historia, me fascinó. Cuando alquilé la casa, me llamaban los medios y les decía que había alquilado en esta zona, no sabían dónde estaba la ruta 10, ni se hacían notas en José Ignacio. Me decían, no vamos a ir hasta allá, es muy lejos. La gente comenzó a venir hasta acá y así también despegó José Ignacio", dijo a LA NACION.
"Esta locación, en comparación con las que había tenido antes, tenía de todo. El mar, con una extensión tremenda, caballos, un gran asador donde preparamos asados para 500 personas. Tenía un amigo que me decía que cuando yo venía para acá los corderos se escapaban por el Chui a Brasil. El trabajo que se hacía era tremendo", dijo Dotto, mientras miraba el extenso mar y lo que quedaba del deck que funcionaba como parador de playa en la estancia hasta que dejó de alquilarla en 2012.
Cada verano en los que Dotto Models desembarcaba en La Fontana, la estancia se transformaba. Además de las seis habitaciones se generaba una extra para alojar al resto de las modelos que venían a formarse. Incluso, año a año, según recordó Estejano, el manager buscaba hacer algún arreglo o intervención en la casa.
"Lo más insólito que me pidió es que quería pintar de blanco la parte de pinotea de la casa. Estéticamente estaba bien, pero en la parte histórica, no. Es la pinotea original no podíamos hacerlo. Es un respeto hacia la casa que conserva eso hace más de 100 años", contó Estejano, que aparece en varias fotos de álbumes caseros que trajo Dotto al encuentro con LA NACION.
"Haría lo mismo, a pesar del cambio de época"
"No estoy de acuerdo con el planteo general que a veces la gente me hace sobre las lolitas", respondió tajante Dotto a la pregunta de si sería posible hacer su escuela de modelos de verano hoy tal como lo hizo durante 15 años en Punta del Este.
"Cuando yo empecé a venir a Punta del Este con las chicas, lo menos que decían es que había explotación. No salía en un título de un diario, pero el run run de la calle era que yo era el amo y señor de las chicas. Era una cosa ridícula que la gente hablaba. Luego, cuando se enteraron que había un régimen de actividad física, comida, nutrición, decían que yo estaba loco porque esto parecía un régimen militar", recordó.
"Es decir, se van de un extremo al otro. Siempre está la crítica. La única forma de que no te critiquen es no hacer. Como yo siempre hice y mostré fuertemente lo que tenía, que era el poder de la juventud de las chicas, la belleza tremenda y el potencial de cada una. Me tenían que criticar porque era demasiado fuerte lo que yo hacía", afirmó.
"Acá no había drogas, no se permitían cigarrillos, era muy fuerte lo que hacía y se cumplía. Puede haber habido algún exceso, pero yo no me enteré", dijo.
Dotto cree que no habría ningún problema si viniera hoy e hiciera lo mismo. "Para hacer lo mismo, necesitaría la misma plata que se gastaba, que eran cientos de miles de dólares. Con 100.000 dólares no hacía nada y hoy es difícil obtener el recurso para venir", dijo.
Lejos de esquivar la polémica, el manager de 64 años agregó: "Podés llamar a decenas de modelos. Todas te pueden decir cómo era mi cuidado con ellas en Buenos Aires y en Punta del Este. Yo podría volver a hacer todo lo mismo por los cuidados que tenía. A muchas las cuidaba más que sus propios padres".
"Yo nunca fui un presentador. Acá se conoció fulano con sultana. Lejos de ser el presentador, yo eché con nombre y apellido a determinados hombres que venían acá. Que eran hijos o nietos de. Esos personajes de la supuesta elite de aquel momento estaban a la pesca de ver quiénes eran las chicas nuevas que yo traía del interior. Ellos se acercaban con todo el cuento solo para estar con ellas", reconoció Dotto.
Y agregó: "Eso sí era desigual. Lo que yo siempre supe, sin buscarles adjetivos como lucha de género o revolución, es que lo que está bien estuvo bien, antes y ahora".
Ante la mirada crítica que existe en la actualidad sobre los 90, el rol que ocupaba la mujer y los estereotipos, dijo: "Hagan la revisión que tengan ganas. Que miren todas las notas que hay de las chicas mías y se fijen dónde está el pelo en la sopa. No van a encontrar ningún pelo en la sopa. Sí había, obviamente, hombres que venían para acá. Pero todos eran muy respetuosos. Todo lo que pasó acá adentro no tuvo que ver con la trata de blanca, ni la venta de drogas. Con nada de lo que actualmente se quiere hacer".
La Fontana volvió a ser un mirador familiar
"La Fontana es distinta ahora porque volvimos a usarla en forma familiar. La tranquilidad, el sonido del mar, esa paz que tiene acá. Lo que había visto mi bisabuela", dijo Estejano.
"Se disfruta de otra manera ahora. Cuando venía Pancho yo tenía otra edad. Era otro ritmo. Lo que hacía Pancho en esa época es insostenible a la edad que tenemos ahora", agregó.
"Las etapas van cambiando y el uso del campo también. Más en la parte productiva. En Rocha también tenemos campos al mar. Para seguir la tradición familiar y porque nos gusta. Después de Pancho hicimos un corte de los alquileres. Pasamos a otra etapa, la del disfrute familiar", dijo.
Ante la consulta de si volvería a alquilar La Fontana, dijo: "En mi caso le diría que no. Nosotros creamos un vínculo con Pancho que era esforzarnos para que le vaya lo mejor posible a él. A su vez, esto tomó una identificación como si fuera Pancho. Entonces, capaz que mis sobrinos opinan distinto. Pero no sé. Yo, en la etapa actual, realmente no lo haría. Es como dejar enterrado una parte de la historia de La Fontana".
"Ellos saben que cuando yo paso por acá, a la hora que sea, toco bocina. Saben que si suena una bocina afuera es que acabo de pasar. Para mí es imposible pasar por la puerta de La Fontana y no tocar bocina. Fueron muchos años y cosas las que pasaron acá. Tanto a nivel personal como profesional", cerró Dotto.
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