8M: la inmigrante olvidada detrás del Día Internacional de la Mujer
Theresa Serber Malkiel llegó de Rusia a Nueva York a finales del siglo XIX; fue una de las precursoras en la lucha por mejores condiciones en las fábricas de los Estados Unidos
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WASHINGTON.- Este nuevo Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para destacar las contribuciones de las mujeres a la historia, la sociedad y la política, y además, por supuesto, una ocasión para vender lo que sea.
Pero ¿cuál es el origen de esta fecha recordatoria? Algunos dicen que remonta sus raíces a la Rusia comunista, otros le atribuyen un origen norteamericano. Pero lo cierto es que son ambas y ninguna de las dos al mismo tiempo. El Día Internacional de la Mujer empezó con una mujer judía nacida en Rusia radicada en Nueva York, antes de convertirse en un gran evento en la Unión Soviética y rebotar de nuevo hacia Occidente.
Theresa Serber Malkiel había nacido en 1874 en el entonces Imperio Ruso, en una zona que hoy pertenece a Ucrania occidental. Proveniente de una familia de clase media, recibió una buena educación, pero su familia judía sufría una creciente persecución y en 1891 decidió emigrar a Estados Unidos, cuando tenía 17 años.
En la ciudad de Nueva York, su educación previa servía de poco y nada, y Theresa se encontró en la misma situación desesperante de muchas otras inmigrantes mujeres, así que consiguió trabajo como obrera de fábrica, según comenta la historiadora Sally M. Miller. Las condiciones de trabajo eran bestiales: los turnos eran de hasta 18 horas, los accidentes laborales eran moneda corriente, y las mujeres ganaban la mitad que los hombres por el mismo trabajo, que apenas les alcanzaba para alquilar un cuarto en una pensión o un conventillo. Así que al igual que muchas inmigrantes judías o italianas de aquel entonces, poco después Theresa se sumó al movimiento obrero y luego fundó un sindicato de trabajadoras textiles.
También se hizo socialista, y a los 26 años se casó con un correligionario, Leon Malkiel. Los ingresos de su marido le permitieron abandonar esos talleres de explotación laboral, pero después de mudarse al suburbio de Yonkers y de tener un hijo, siguió con su militancia para ayudar a las inmigrantes mujeres, dice la historiadora Miller, y ocupó posiciones de liderazgo en el Partido Socialista de América, y con su esposo confundaron el diario socialista The New York Call.
Por la igualdad
Theresa Malkiel era una abierta impulsora de la igualdad de la mujer y del voto femenino, aunque desconfiaba de las mujeres no inmigrantes de clase alta que solían liderar los movimientos de sufragistas. En sus panfletos, columnas de opinión y discursos, Theresa afirmaba que la verdadera igualdad –para las mujeres, los afronorteamericanos y los niños trabajadores— solo se alcanzaría por la vía del socialismo.
Fue en ese contexto que en 1909 propuso el primer Día Nacional de la Mujer. Según la historiadora Temma Kaplan, de la Universidad de Rutgers, para la ocasión se celebraron eventos en Nueva York, donde miles de personas se concentraron para escuchar discursos y recitados de poemas, cantar consignas e himnos socialistas y presionar por el derecho a votar.
Algunos sitios web dicen que el Día Internacional de la Mujer conmemora la primera huelga liderada por mujeres de la que se tenga registro, el 8 de marzo de 1857, o que Theresa Malkiel quiso conmemorar esa huelga en esa misma fecha, pero no hay evidencia de que la huelga haya existido. Los diarios de la época no la mencionan, aunque habían cubierto ampliamente las huelgas lideradas por mujeres que se habían producido décadas antes en Rhode Island y New Hampshire. Además, el Día Nacional de la Mujer impulsado por Theresa Malkiel se celebró el 23 de febrero, y no un 8 de marzo.
El primer Día Nacional de la Mujer marcó el inicio a un par de años ajetreados para Malkiel. Entre 1909 y 1910, apoyó con ayuda financiera, discursos y columnas de opinión, una gran huelga de trabajadoras camiseras conocido como “El Levantamiento de las 20.000″. Tras soportar un frío invierno en los piquetes, las huelguistas tuvieron éxito, consiguieron mejores salarios y jornadas laborales más cortas, aunque los dueños de las fábricas se negaban a ceder.
El fin de la huelga prácticamente coincidió con el segundo Día Nacional de la Mujer, el 27 de febrero de 1910. Esa vez ya hubo eventos en todo el país, y el diario The New York Times cubrió un gran acto en el Carnegie Hall, donde las oradoras eran “todas mujeres excepto uno, que en su discurso acusó a los hombres”. Para 1911, el evento se había extendido a las mujeres socialistas de Europa, con marchas y actos en Viena, aunque se celebraron el 18 de marzo en honor a la fecha de inicio de la Comuna de París, según la historiadora Miller.
Incendio
Poco después Theresa Malkiel publicó un libro titulado Diario de una huelguista camisera, un relato ficcional del levantamiento, donde una joven nacida en Estados Unidos se une a sus compañeras de trabajo inmigrantes para exigir mejores condiciones laborales.
Pero un año después de la aparente victoria de las huelguistas, la precariedad laboral que sufrían quedó al desnudo con el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist, cuyas trabajadoras habían sido parte del “Levantamiento de los 20.000″. En el incendio murieron 146 personas, entre ellas, 123 mujeres y niñas que habían sido encerradas por los dueños de la fábrica. Actualmente, son más las personas que recuerdan el incendio que el levantamiento que lo precedió. De hecho, hasta un artículo de 1949 de The New York Times afirmaba incorrectamente que el libro de Malkiel había sido publicado después del incendio.
Con el paso de los años, Malkiel se fue alejando del Partido Socialista, por la frustración que a ella y otras compañeras mujeres les generaba el sexismo de sus dirigentes, a pesar del reclamo público del partido por la igualdad de derechos. Desde entonces se centró en la alfabetización de mujeres adultas inmigrantes. Cuando murió a los 76 años, en 1949, el obituario de The New York Times no mencionó su contribución al Día Internacional de la Mujer, que por entonces usaba el plural “de las mujeres” y era un gran evento para quienes vivían en países comunistas.
El evento había seguido creciendo entre las mujeres de izquierda en Europa, aunque la fecha exacta cambiaba cada año. Pero en 1917, los actos del Día Internacional de la Mujer en Rusia desembocaron en una huelga general que terminó con la abdicación del zar Nicolás II. Desde entonces, se conmemora el día en que comenzó la huelga, el 8 de marzo, o 23 de febrero en el calendario juliano de la Rusia imperial. En la Unión Soviética y en Alemania Oriental se celebraba como un feriado nacional. En China, en esa fecha las mujeres siguen teniendo medio día libre en el trabajo.
En la década de 1960, las feministas de Europa Occidental y Estados Unidos hicieron suya esa fecha y las Naciones Unidas la adoptó en 1975 como un día para celebrar los logros de las mujeres. Kaplan, la historiadora de la Universidad Rutgers, rastreó la falsa historia del origen de la huelga de 1857 hasta la década de 1950 en Francia, cuando las feministas más tradicionales probablemente estaban tratando de frenar la oleada de sentimiento prosoviético.
En el siglo XXI, las redes sociales acercaron el Día Internacional de la Mujer a las nuevas generaciones, y también trajeron nuevas oportunidades de marketing y consumo, que Malkiel y los millones de mujeres socialistas que lo crearon seguramente desaprobarían.
Por Gillian Brockell
(Traducción de Jaime Arrambide)
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