A FONDO
Juicio por Fernando
Qué pena recibieron los ocho condenados por el asesinato de Villa Gesell
UNO POR UNO
- Máximo Thomsen23 añosPrisión perpetua
Coautor de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Ciro Pertossi22 añosPrisión perpetua
Coautor de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Matías Benicelli23 añosPrisión perpetua
Coautor de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Enzo Comelli22 añosPrisión perpetua
Coautor de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Luciano Pertossi21 añosPrisión perpetua
Coautor de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Lucas Pertossi23 años15 años
Partícipe secundario de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Blas Cinalli21 años15 años
Partícipe secundario de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
- Ayrton Viollaz23 años15 años
Partícipe secundario de homicidio agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas
Por: Gabriel Di Nicola y Josefina Gil Moreira
25 de enero de 2023
En una jornada cargada de expectativa, se conocieron las condenas para los ocho acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020. Cinco de los acusados -Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi- recibieron prisión perpetua por el homicidio doblemente calificado, por premeditación y alevosía. Los otros tres -Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz- fueron condenados a 15 años de prisión, como partícipes secundarios. Los magistrados encontraron a Thomsen, Comelli, Benicelli, Ciro y Luciano Pertossi responsables de “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía, en concurso ideal con lesiones leves”. Dichas conductas delictivas están contempladas en los incisos 2 y 6 del artículo 80 del Código Penal, que establece la pena de prisión perpetua para los homicidios cometidos con los agravantes de la alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, respectivamente. En cuanto a la premeditación, los jueces plantearon que los jóvenes atacaron sobre seguro debido a que eligieron el momento en que los policías que custodiaban la zona abandonaron el lugar. Respecto a la alevosía, señalaron que se aprovecharon del estado de indefensión de la víctima, que quedó tendida en piso. Además, los magistrados entendieron que el homicidio fue cometido en concurso ideal (implica que concurren dos o más figuras delictivas) con las lesiones leves que sufrió Tomás D’Alessandro Gallo, un amigo de Fernando que intentó socorrerlo y que fue golpeado por tres de los condenados, Cinalli, Viollaz y Lucas Pertossi, que tuvieron una participación secundaria en el homicidio, de acuerdo a la sentencia. En los fundamentos, el tribunal se basó en el artículo 54 del Título IX del Código Penal, que determina que “cuando un hecho cayere bajo más de una sanción penal, se aplicará solamente la que fijare pena mayor”. En este caso, los magistrados interpretaron que el homicidio de Fernando y las lesiones sufridas por su amigo fueron parte de un mismo hecho o acción. Debido a que las lesiones leves tienen una expectativa de pena de un mes a un año de prisión, corresponde aplicar la condena por el hecho más grave que, en este caso fue el homicidio. La fiscalía y la querella habían solicitado la pena de prisión perpetua para todo el grupo, mientras que Hugo Tomei, el abogado defensor, había pedido la absolución de todos los imputados. El juicio comenzó el 2 de enero pasado con la etapa probatoria, que contó con más de 80 testigos.
Alegatos de la querella
Delito imputado a los acusados
La “alevosía” es un agravante contemplado en el Código Penal e implica cometer un delito a traición y sobre seguro. Es decir, que el culpable utiliza medios adecuados para asegurar la comisión de un delito, eliminando las posibilidades de defensa de la víctima. Por su parte, el “concurso premeditado de dos o más personas” es otro agravante contemplado en el Código Penal y supone la pluralidad de agresores que actúan con un fin común preestablecido.
Expectativa de pena
Motivos alegados por la querella
Fernando Burlando comenzó su alegato resumiendo el “suplicio de Fernando” a través de una imagen: el joven arrodillado en el piso, levantando su mano y pidiendo clemencia mientras los agresores respondían con sucesivas patadas a la cabeza. “Era una bolsa de papas y continuaron pegándole en todo su cuerpo. Previamente lo marcaron, esperaron el momento justo para que nada los frenara, lo cercaron y accionaron ese mecanismo que tenían tan aceitado y que ya habían hecho otras veces en otras localidades”, dijo. “¿Cabe alguna duda a esta altura si hubo o no intención de matar?”, preguntó Burlando al tribunal, y luego recordó que al finalizar el ataque los acusados se abrazaron y comieron hamburguesas. “Matar les dio hambre”, aseguró. “Lo que hubo fue un asesinato planeado, coordinado para evitar que la victima recibiera ayuda y practicado de una manera realmente alevosa. La Justicia debe limitarse a ver y oír lo que se colectó en estas 13 jornadas. Eso alcanza y sobra para condenar a los acusados a prisión perpetua”, sostuvo. Además, Burlando argumentó que los acusados buscaron la manera de borrar rastros y “hasta se dieron el gusto de culpar a otra persona [por Pablo Ventura]”. “Fernando pidió clemencia, compasión y, lejos de eso, siguieron pegando, pero no de una manera que podría contextualizarse en una pelea sino buscando la muerte. Cada golpe era un disparo, cada patada era un tiro. Fernando fue fusilado a golpes y patadas. La copiosa prueba nos lleva obviamente a ver que los asesinos tuvieron como motivación un incidente menor dentro del local bailable y, aunque nos parezca mentira, toda esa ferocidad y la determinación homicida tuvo como foja cero un simple y accidental empujón en un lugar donde era imposible caminar y no ser víctima de un empujón”, indicó.
Burlando señaló a Thomsen como “el líder de la manada”, quien se sintió “ofendido” por el altercado dentro del boliche. “Nadie que hable seriamente puede ni siquiera repetir la palabra incidente. Hubo voluntad de matar y por eso mataron. Los acusados hicieron un cerco humano para poder actuar sobre seguro para asegurarse de que la víctima no pudiera eludirlos ni contar con ayuda. Hicieron inteligencia previa”, señaló. El abogado querellante, que exhibió un video “mejorado” para identificar a cada acusado durante la golpiza, también sostuvo que la orden de atacar la impartió Viollaz. “Dijo ‘es ahora’. No es menor dar una orden y que un joven termine asesinado. Comelli y Pertossi avanzaron hacia el objetivo y Thomsen hizo lo suyo mientras el resto de los verdugos cumplían otro rol fundamental en el crimen. Todos rodeando a Fernando, todos pegando y todos matándolo, asesinándolo. Eso fue lo que pasó”, dijo. “No improvisaron ni un solo movimiento. Ya sabían moverse, ya conocían el protocolo y el manual de los demoledores”, continuó antes de asegurar que Fernando “tenía una vida por delante, metas por cumplir, una carrera, familia, amigos, amor”. A continuación, Burlando detalló minuciosamente las pruebas contempladas en la causa que incriminan a los acusados y, después de un cuarto intermedio, Facundo Améndola comenzó su exposición para analizar la participación de cada uno de los imputados en el asesinato. “No hubo un solo mensaje de ninguno de los acusados, ni tampoco una actitud posterior al hecho, que demuestre, al menos, un atisbo de arrepentimiento. Nadie dijo ‘qué hicimos’, todo lo contrario: se regocijaron, expresaron y le contaron a sus amigos la hazaña que hicieron esa noche”, recapituló Facundo Améndola, después de leer una serie de mensajes de los acusados tras el asesinato de Báez Sosa. Y terminó su exposición hablando de los padres de los acusados que declararon. “Ninguno pidió perdón ni mostró empatía con los padres de Fernando. Tampoco ninguno dijo que sus hijos eran inocentes. Se limitaron a contar los padecimientos que este hecho les había traído. Uno de ellos dijo ´acá están tratando de curar el dolor con más dolor´. Y la verdad que no, no venimos a curar el dolor de ellos dos [se dio vuelta para señalar a Silvino Báez y Graciela Sosa] con más dolor. Acá venimos a curar dolor con Justicia, Justicia por Fernando Báez Sosa al que le arrebataron la vida a la salida de un boliche donde había ido a divertirse estando de vacaciones”, cerró conmovido. Luego de un cuarto intermedio, Fabián Améndola, también representante de la parte damnificada, buscó desacreditar la teoría de que los acusados estaban alcoholizados durante el ataque, la hipótesis de homicidio en riña y la figura del homicidio preterintencional. Hacia las 20, tras cinco horas de alegatos, Burlando presentó imágenes del ataque que ya habían sido exhibidas durante las audiencias, con mayor resolución, donde ubicó a cada uno de los imputados. Finalmente, solicitó al Tribunal la pena de prisión perpetua por el “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” de Fernando Báez Sosa a los ocho acusados por ser considerados todos coautores del hecho.
Alegatos de la fiscalía
Delito imputado a los 8 acusados
Expectativa de pena
Motivos alegados por la fiscalía
“Los acusados atacaron a Fernando por sorpresa, a traición y al unísono con patadas y golpes de puño mientras estaba inconsciente y sin posibilidad de defenderse. También golpearon a algunos de sus amigos cuando estos se acercaban a defenderlo. Esto encuadra en homicidio doblemente agravado por alevosía y concurso premeditado por dos o más personas”, dijo el fiscal Gustavo García al inicio de su presentación, que comenzó cerca de las 10. A continuación, García exhibió un video sincronizado de todos los clips presentados durante la etapa probatoria del juicio con el fin de ubicar a cada uno de los acusados en la escena del crimen y demostrar que “todos hicieron todo”. Sin embargo, pidió a los jueces no quedarse solo con el análisis de los videos porque estos “no muestran la totalidad del hecho” y recordar que hubo 23 testigos presenciales del hecho que aportaron datos importantes. “No hubo roles y funciones sino que todos hicieron todo. Todos golpearon a Fernando brutalmente. Obviamente no hubo pelea porque para que exista riña tiene que haber dos grupos peleando y acá hubo un solo grupo que le pegó a Fernando. Todos contribuyeron a darle muerte a la víctima. No hay posibilidad de riña ni agresión. Acá hubo dolo de matar a Fernando y lo mataron”, dijo García.
Luego de un cuarto intermedio, Juan Manuel Dávila continuó con los alegatos de la fiscalía detallando la participación individual de cada acusado como coautor del crimen. Dávila comenzó explicando la actuación de Ayrton Viollaz. Dijo que según un testigo, su función “fue vital”, ya que fue quien “dio la señal del inicio del ataque” y uno de los jóvenes que “se encontraba ubicado entre Fernando y los amigos, evitando mediante agresiones verbales y físicas que se le acercaran”. “Al igual que Viollaz, Ciro Pertossi tuvo codominio del hecho”, prosiguió Dávila. Después, recordó el testimonio de dos de los amigos de la víctima. Uno de ellos afirmó que Pertossi le pegó una piña muy fuerte en la cara a Fernando que lo hizo caer al piso. El otro de ellos lo señaló como quien le pegó patadas en el piso a Fernando. “No sólo agredió a Fernando, sino también a todas las personas que querían auxiliarlo”, añadió y consignó que “en el pantalón de jean utilizado por Ciro Pertossi se encontró sangre de Fernando Báez Sosa”. Respecto de Matías Benicelli, Dávila también habló de “codominio del hecho” y afirmó que Alejandro Múñoz, el jefe de seguridad de Le Brique, dijo en su testimonio que, estando Fernando arrodillado, Benicelli le propinó una patada después de la cual “no se levantó más” y a pesar de ello, los agresores continuaron dándole a Fernando patadas y golpes de puño en el suelo. Además, dijo que testigos observaron cómo Benicelli arengaba diciendo “A ver si le siguen pegando al negro de mierda”. “En las tres prendas de vestir que usaba Benicelli tenía sangre de Fernando Báez Sosa”, agregó. A continuación Dávila se refirió a la participación de Luciano Pertossi en el crimen. “Él también participó en carácter de coautor y tuvo el codominio del hecho”, dijo y volvió a basarse en el testimonio de Filardi, quien lo reconoció como una de las personas que le pegaban a Fernando cuando estaba en el piso. Además, un testigo dijo que Pertossi “le pegaba a todo el mundo que se cruzaba a los efectos de que la zona quedara liberada”, para que nadie pudiese acercarse a defender a Fernando. “Me voy a referir ahora a Blas Cinalli, quien también participó de carácter de coautor y tuvo el codominio del hecho”, expuso el fiscal. Dijo que no hay ninguna duda de que Cinalli le pegó a Fernando Báez Sosa y citó el peritaje en el que se halló su perfil genético sobre el dedo meñique izquierdo de la víctima. Para desacreditar que estaba borracho, como dijo Cinalli cuando declaró, el fiscal Dávila sostuvo: “Se lo ve en todos los videos posteriores de la causa en perfectas condiciones”. Respecto de Enzo Comelli, Dávila dijo que, desde atrás, le propinó un golpe de puño a Fernando. Como consecuencia de dicha agresión, la víctima cayó al piso, casi inconsciente. “En la audiencia se acreditó con una certeza total que Fernando fue golpeado por Comelli”, dijo. Dávila prosiguió su alegato explicando la participación de Lucas Pertossi. “Es la persona filmando dentro de Le Brique y que filma el inicio del ataque de Fernando”, dijo y continuó: “Hubo entre ocho y diez segundos que estuvo al lado de Fernando. Es imposible que no le haya pegado”. Después, subrayó: “Lucas Pertossi, además de pegarle a Fernando, libera la zona a los efectos de que el ataque se pueda realizar”. Por último, el fiscal se refirió a Máximo Thomsen, a quien al igual que al resto de los imputados acusó de “coautor”. Describió que, tras ser golpeado por Fernando en el interior de Le Brique, Thomsen realizó una clara señal de amenaza dirigida a la víctima. Tras ello, desarrolló: “Una vez que Fernando es derrumbado con golpes de puño por Pertossi y Comelli cae al piso y se los ve alrededor de Fernando a Viollaz, Cinalli y Lucas Pertossi, que es quien filmaba. En esos segundos aparece Thomsen y golpea atrás del auto a Fernando. Además de la prueba fílmica, contamos con muchos testigos, que detallan que fue el que más le pegó en el piso y le daba puntapiés en la cara con bronca (...) para Luciano Bonamaison, su intención, por la forma en que le pagaba, era matarlo, mientras lo arengaban: ‘Maten al negro de mierda’”. Además, trajo a colación la prueba pericial que comprobó que la zapatilla de Thomsen se correspondía con una de las marcas en la cara de Fernando Báez Sosa. Por todo lo expuesto, la fiscalía solicitó que se condene a los ocho acusados en su calidad de coautores a la pena de prisión perpetua. Además, acusó de falso testimonio a Juan Pedro Guarino, sobreseído de la causa, y a Tomás Colazo, conocido mediáticamente como “el sospechoso 11”.
Alegatos de la defensa
Delito imputado
Expectativa de pena
Motivos alegados por la defensa
“Días antes del 18 de enero de 2020 diez jóvenes se fueron de vacaciones a Villa Gesell. Habían estado en la playa, habían ido a una previa, fueron a un boliche y terminaron envueltos en un caso de homicidio. Es un verdadero problema, por supuesto. Lo que sucede es que este caso, no sé por qué, tuvo una impronta mediática inigualable (...) y hoy represento a ocho condenados por el poder mediático, por la sociedad y por la opinión pública”, comenzó Hugo Tomei. A continuación, Tomei dijo que como consecuencia de esa presión mediática, los acusados recibieron gritos en medio del juicio, Emilia Pertossi, abogada defensora y familiar de algunos de los acusados, recibió mensajes amenazantes y algunos padres perdieron trabajos. “El proceso judicial se ha mediatizado y eso es extremadamente grave. No quisiera estar en los zapatos de ustedes [a los jueces] porque entiendo que cualquier decisión que sea contraria a la prisión perpetua la comunidad va a pensar en actos que no son propios”, dijo. Tomei continuó su alegato mostrando un video que reproduce distintos agravios de Burlando hacia los imputados en distintos medios. “Esto duele. Los ataques vienen por todos lados. Se trata de una tortura, un trato cruel y degradante”, dijo.
Y entonces pasó a plantear su pedido central: “Adelanto que voy a pedir la absolución porque los hechos alegados [por la fiscalía y la querella ] no respetan el objeto de la requisitoria de elevación a juicio”, dijo. “Después de los largos alegatos de ayer me estoy encontrando con que escuchamos cosas que no están incluidas en la requisitoria. La indeterminación ahora pretende ser determinada”, sostuvo. De acuerdo al abogado, en el texto de la requisitoria la fiscalía decía que eran ocho los jóvenes que tuvieron un altercado dentro del boliche, pero ahora señalaron solo a Thomsen. Del mismo modo, según Tomei tampoco concuerda el hecho de que en la requisitoria fueron cinco quienes pegaron a Fernando, pero en los alegatos sostuvieron que fueron todos. “Hay diferencias entre la requisitoria y lo alegado. Es una cuestión técnica: se prueba lo que se imputa y acá se imputó una cosa distinta a la que se alegó ayer”, dijo. Hacia el final de su presentación Tomei aseguró que no hubo dolo, planificación ni estado de indefensión. “Hubo una agresión de mis defendidos al grupo de Báez Sosa y ese hecho debe ser encuadrado como homicidio en riña u homicidio simple con dolo eventual. Y también corresponde analizar el homicidio preterintencional”, dijo. Además, planteó la nulidad del secuestro de los teléfonos celulares y las prendas de vestir ya que “se utilizó como prueba de cargo una prueba mal habida”. “Espero que la sentencia sea justa y que también sea una posibilidad de enseñanza. Homicidios van a seguir existiendo y espero que ninguno sea como este desde el tratamiento que se le dio desde los medios de comunicación y algunos participantes de este juicio”, finalizó.
Principales testimonios
Pidió la palabra durante la última audiencia
“Quiero empezar diciendo que lamento mucho todo lo que pasó. Fue una tragedia terrible, falleció un chico de mi misma edad. No hubo ningún plan. No hubo planificación. No hubo ningún rol”, comenzó diciendo Cinalli al final de la última audiencia. Respecto de los incidentes dentro del boliche, indicó que él se involucró para defender a un amigo al que “le estaban pegando, o le estaban por pegar”. Después de ser expulsado del local, dijo que escuchó gritos y vio un tumulto de gente. “Veo que a un amigo lo estaban tacleando. Lo llevaban para la parte de atrás de un auto. Lo sigo porque pensé que lo iban a tirar. Lo había agarrado del pie. Le digo ‘soltalo’. Lo suelta y me agarra a mí. Cuando puedo zafar le tiro una patada”, dijo.
“Voy a responder preguntas de la fiscalía”, anunció, y luego pidió que se pase un video donde se ve al abogado Fernando Burlando hablar de los acusados como “asesinos, cobardes, cagones y que merecen morir en la cárcel”. “Es una falta de respeto para mí y mi familia. Es poco profesional”. Por eso, explicó, no respondió preguntas por parte de los abogados que representan a los padres de Fernando Báez Sosa. Cuando el fiscal Dávila tomó la palabra y le preguntó si le pegaron a él, respondió: “No, vi que estaba tacleando a un amigo y lo tomé como una forma de agresión. Ahí se ve que cuando no quiere pelear [al chico que le pegó una patada] me voy para el otro lado”. “¿Se cruzó con una persona tirada en el piso?”, le preguntó el fiscal y respondió: “La verdad que vi un tumulto de gente y lo bordeé”, dijo y agregó que “estaba borracho”. “¿Por qué dice que fue una pelea si nadie lo agredió?”, le preguntó Dávila y respondió: “Lo vi como una pelea, estaban agarrando del pie a un amigo”. “¿Vio a alguien pegarle a algún amigo?”, pregunta Dávila y Cinalli dijo que no. Luego, le mostraron un video. “Ahí me veo. Esa persona soy yo”, dijo marcando su figura con un puntero. “¿Ahora por los videos usted se ubica al lado de esta persona [Báez Sosa]?”, pregunta el fiscal Dávila y Cinalli respondió con un “claro”. Sobre los mensajes que mandó donde decía “creo que matamos a uno”, respondió: “Repetía lo que decía la gente”. “¿Por qué se hace cargo de que mataron a uno?”, le repreguntó Dávila y sumó: “Porque la gente [vecinos] decía que había sido en Le Brique” Sobre si fue él quien envió el mensaje de “caducó”, respondió: “No voy a responder de otra persona. Yo no fui”. Cuando le consultaron sobre qué hablaba con sus amigos cuando volvían al departamento después de la agresión, dijo: “Boludeces. Creo que cualquier cosa de la noche”. “¿Que habían cagado a palos, que se habían peleado?”, le repreguntó el fiscal y respondió: “Puede ser, no me acuerdo”. “¿Sintió algo?”, le preguntó Dávila y contestó: “Para mí la gente hablaba de otra pelea”. “¿Sintió algo cuando dijo en el mensaje ‘creo que matamos a uno’?”, repreguntó el fiscal y contestó: “Estaba totalmente borracho, dije cualquier cosa”. “¿No tomó dimensión?”, sumó Dávila y Cinelli aseguró: “No tomé dimensión. Imagine cómo estaba en ese momento”. “¿Cómo se siente ahora?”, quiso saber Dávila y el imputado respondió: “Ahora obviamente estoy mal. Me lastimó demasiado lo que pasó”. Cuando Burlando quiso preguntar, Cinalli reiteró: “Ya dije que no iba a responder. Gracias por escucharme”, le dijo al tribunal y se sentó.
Pidió la palabra en la doceava audiencia
Apenas se inició la audiencia N° 12, el abogado defensor Hugo Tomei anticipó que Ciro Pertossi quería hablar para aclarar un video. Ya sentado frente al estrado, el imputado comenzó a rever una grabación y sostuvo, mientras señalaba la pantalla con un puntero: “Este chico soy yo. Esa patada no la doy. Cuando me doy cuenta de que el chico [por Báez Sosa] está en el piso, me freno antes”. Después se refirió al audio que envió a las 6.06 del día del homicidio en el que se lo escucha decir “chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”: “Ya había gente de Zárate que decía que nos habíamos peleado, yo digo eso porque no quería que mis padres se enteraran que nos habíamos peleado”, explicó. El fiscal Juan Manuel Dávila quiso hacerle preguntas, pero el imputado marcó que no iba a declarar más.
Pidió la palabra durante la última audiencia
“Quiero aclarar lo que pasó aquel día”, dijo el acusado durante la última audiencia y comenzó a hacer un relato de la jornada en la que ocurrió el crimen de Fernando Báez Sosa. “Nos levantamos a las 2 o 3 de la tarde. Habíamos tenido una noche larga. Llevamos alcohol a la playa, yo llevé la heladerita. Escuchamos música. Subí historias a mis redes sociales. Vamos temprano a comprar las entradas anticipadas para Le Brique. Fuimos a la casa a buscar los documentos y la plata. Después, cocinamos, nos bañamos y comimos. Fuimos a la previa, llevamos alcohol. Hicimos juegos de quién tomaba más. Perdí el juego de cartas y tomé alcohol”, dijo.
Tras ello, continuó: “Entre 3 y 3.30 nos fuimos a Le Brique. Nos separamos en la puerta. A mí me dijeron que no podía entrar. Estaba por vender la entrada y antes de irnos un patova nos dice que pasemos. Me dirijo a la barra. Cambio mi consumición. Sacamos una foto en medio del recital con los chicos. En un abrir y cerrar de ojos veo un tumulto. Un patovica saca del cuello a un amigo. ‘A este sacalo por la cocina que lo cagamos a palos’, escuchó [sobre un amigo que nombra]”. Luego de ese incidente, afirmó haber salido por sus propios medios del local bailable. “En la calle a mi amigo lo tiran, y dicen ‘salgan, salgan’, ‘circulen’. Queríamos entrar de vuelta al boliche. Hay un tumulto de gente. A la derecha hay un amigo sentado en el borde. Miramos historias en Instagram. Charlamos. Me dicen Croniquita porque grabo todo. Escucho gritos. Cuando veo, había gente que no conocía y reconozco a algunos de mis amigos. Fue todo muy rápido”, dijo. Lucas Pertossi continuó con su relato: “A mi izquierda veo a un amigo que lo agarran del pie. Me acerco, le digo ‘soltalo’ y le pego dos patadas. Me encontraba desorientado por el alcohol, por la noche. Mando mensajes y llamo a mis amigos. ‘Estamos en el mercado’, me dicen. Empiezo a llamar a uno y no me contesta. ‘Hubo una pelea, vino una ambulancia y un pibe caducó”, me dijo alguien que me crucé y pregunté si había visto a un grupo de chicos [por sus amigos]. Voy a la casa y me cambio. Me puse una malla porque la ropa tenía olor a alcohol y era ropa de salir”. Luego, describió cómo fue el momento en el que, horas más tarde, los arrestó la Policía. “‘Ustedes mataron a un pibe’, nos dicen, y ahí se me cayó el mundo. Pensé si era el chico al que yo le había pegado”, dijo. “Estoy muy mal por lo qué pasó y sigo mal, estuve con tratamiento psiquiátrico y psicológico, a todos nos afectó mucho, siento mucha pena por lo qué pasó. En ningún momento le pegué a Fernando Báez Sosa, no lo toqué, en ningún momento participé de un plan de asesinato, sólo fui de vacaciones. Nunca tuve intención de quitarle la vida a nadie”, concluyó.
Fue el primero en solicitar declarar durante la novena audiencia
“Yo no estaba ahí”, afirmó Luciano Pertossi después de que peritos de la PFA lo ubicaran en la escena del homicidio de Fernando Báez Sosa durante la novena audiencia del juicio. A continuación, el fiscal Gustavo García le preguntó a Pertossi dónde se encontraba entonces al momento del crimen. Sin embargo, este se negó a contestar preguntas del Ministerio Público Fiscal y de los abogados. “No quiero responder otras preguntas, no se esfuercen [en preguntar]”, dijo.
Pidió declarar en la jornada número once
Tras el testimonio de su madre, en la audiencia N° 11, Máximo Thomsen tomó la palabra y dijo: “Quiero pedir disculpas, es algo que nunca hubiese buscado”. Luego, dio su versión de lo que sucedió el día del crimen: “Aprovechamos la playa desde temprano. Pude comprar las diez entradas para Le Brique. Llegué, seguíamos tomando, comimos y nos pusimos a preparar para ir a la previa. Llevamos una botella y hielo, había mucha gente de Zárate. Como a las 3.30 y fuimos para poder entrar en el boliche. Yo fui el primero que entré con uno de los chicos y fuimos a la barra a cambiar la consumición”, comenzó a relatar.
Luego explicó que en el boliche “había mucha gente” y que se dificultaba caminar en el lugar con las bebidas en las manos. “En ningún momento saqué el celular porque no lo quería perder. Había tanto movimiento que se volcaba el vaso”, explicó. “En un momento digo ´Basta de empujar´ y alguien me responde ´estamos todos en la misma´. Cuando termino de escuchar eso, alguien me empuja. Era un amigo que tenía un chichón. Uno lo agarró del cuello, era de seguridad, y le pedí que lo soltara. Entonces [el de seguridad] dice ´sacalo a él también´”, contó Thomsen. “En el revoleo, tiro las manos hacia arriba para sacármelo de encima porque me estaba asfixiando”, relató y aseguró que escuchó decir: “Llévenlo a la cocina que lo cagamos a palos”. “Un amigo me dijo que me quedara quieto porque estaba bordó. Me quedé insultando al boliche porque me sacaron. En la calle voy con los chicos. Uno de los chicos estaba sentado del otro lado y voy para ese lado. Miro para la derecha y veo que uno de mis amigos se estaba por meter en una ronda de gente desconocida, salgo detrás de él. Me pegan una piña en la cara. Reacciono tirando patadas. No sé a quién, no sé a dónde. Pero nunca con intención de matar a nadie. Lo único, me metí a pelear porque era una persona contra muchos. Vi una ronda con mucha gente”, dijo sobre el momento de las agresiones. Luego, continuó: “Siento que alguien me pone la mano en el pecho, es un amigo y me dice ´basta´. Me di vuelta y me fui. Uno de los chicos dice que terminó mal [la persona a quien golpeaban]. Yo digo: ´¿Cómo? si fueron segundos´”, aseguró Thomsen. Con respecto a lo que el grupo hizo después de la agresión a Fernando, dijo: “Mi idea principal siempre es comer después del boliche. Después del boliche me fui a dormir porque para mí fue una pelea, un abrir y cerrar de ojos. Me levantan diciendo que estaba la policía afuera”. “Salí tercero y se escucha ´son ellos, tírense al piso´. Nos preguntaron si salimos, si nos habíamos peleado. ´Sí´, dijimos. A nosotros, en un principio, a las 15, nos dicen: ´¿saben por qué están acá?´ ustedes mataron a un pibe´. Empecé a vomitar. No lo podía procesar, mi cabeza no lo entendía”, explicó sobre lo que ocurrió luego de la detención. Mientras se proyectaban los videos de lo sucedido la noche del crimen de Fernando, la fiscalía comenzó a hacerle preguntas a Thomsen. “¿Dentro del local te pegaron, alguien que no sean los patovicas?”, le preguntó el fiscal Gustavo García. “No”, contestó. Tras ello, se proyectó un video en el que se lo ve cuando lo sacan de la pista de Le Brique. “Voy a responder siempre y cuando se pregunte sobre mí. Si es sobre otro [acusado] voy a decir que no. Estaba caminando con alguien cuando [su amigo al que nombra] se pelea”, explica. Luego, volvió a explicar qué ocurrió cuando lo sacaron del boliche. “Mire al costado y vi un grupo grande de chicos como que se iban a enfrentar. Miré de costado. Cuando llego a la ronda de chicos siento un golpe en la cara”, dijo. Ante el pedido de que identifique en el video a los que junto a él propinaban golpes, dijo: “No voy a responder sobre otra persona. Yo no soy. Veo una pelea”. “¿Recordás a la persona caída?”, le preguntó el fiscal García. “Hoy en día, por todo lo que deduje, es la víctima”, contestó. “¿Qué hizo usted?”, le preguntó García. “Cuando entré en la ronda recibí el golpe, pegué una patada o dos, no sé a quién ni cómo”, dijo Thomsen. “¿Le pegó patadas a esa persona que está en el suelo?”, fue la repregunta. “No sé. No recuerdo. Me acuerdo que entré [en la ronda] pegando. Entré en shock por todo lo que había pasado”, se justificó Thomsen, mientras se continuaba proyectando el video del ataque a Fernando. “Se ve un movimiento de patear, pero no hay nadie delante suyo ¿esa persona estaba acostada?”, le preguntó entonces el fiscal Juan Manuel Dávila. “Quizá, arrodillada”, contestó Thomsen. “Mire, ¿una sola patada?”, insistió el fiscal. “Quizá una, quizá dos, pero no recuerdo. No tengo muchos recuerdos de ese momento”, contestó. Sobre cómo terminó el ataque a Fernando, dijo: “Yo me estaba yendo porque vi que nadie me iba a agredir y me fui”. Tras el relato de lo ocurrido durante la agresión a Fernando Báez Sosa, le mostraron a Thomsen fotografías de la casa que alquilaban proyectadas en una pantalla de plasma. Al preguntarle quién dormía en cada habitación, solo contestaba: “Yo no dormía ahí”. Luego, le mostraron fotos de una zapatilla. “No es mía”, contestó. Lo mismo ocurrió cuando le exhibieron imágenes de prendas de vestir. “¿Esa camisa la usaba Blas Cinalli?”, le preguntó el fiscal García. “No es mía”, dijo y repitió al ser consultado por esa prenda y otras, sin nombrar a sus amigos imputados. No obstante, sí reconoció las zapatillas negras con suela blanca, que según los peritajes dejaron una huella en el rostro de la víctima. “¿Advirtió si la persona [la víctima] tenía alguna reacción?”, le preguntó el fiscal Dávila. “En ese momento miré hacia arriba”, respondió. El fiscal volvió entonces a pasar el video, donde se lo ve golpeando a Fernando. Thomsen entonces contestó que miraba hacia donde estaban los locales. A los 45 minutos de declarar, el fiscal Dávila le preguntó: “¿En los videos se ve reflejado alguien que le haya pegado a usted?”. Thomsen contestó: “No lo advertí”. Además, aseguró: “Jamás en la vida tuve intención de matar a nadie porque vengo escuchando todos los días que yo organicé, que soy líder”. Luego, fue el turno de las preguntas de Burlando hacia el imputado, pero Thomsen dijo: “No me siento cómodo respondiendo preguntas a una persona que me insultó a mí y mi mamá”. Ante esto, la jueza Castro explicó: “No es una cuestión de comodidad. ¿Quiere decir que no va a seguir declarando? Usted tiene derecho a no responder, pero ellos pueden preguntar”. Burlando retomó: “¿Por qué se quitó la ropa?”. Thomsen, insistió: “No voy a responder”. “No tiene sentido seguir con este ejercicio”, concluyó la jueza Castro, presidenta del tribunal, ante la negativa recurrente del imputado de negarse a responder las preguntas de Burlando, por lo que luego de 50 minutos de la declaración de Thomsen, dio por finalizada la audiencia.
Médico forense que realizó la autopsia
“La víctima presentaba la mayoría de los golpes en la cara y en el cráneo. Son zonas vitales. Tenía una importante hemorragia dentro del cráneo. Encontramos abundantes hematomas en muchas regiones del cerebro. Los golpes hicieron el impacto suficiente para dañar el cerebro contra la pared ósea”, dijo y sostuvo que fueron “golpes multidireccionales”. Además, con respecto a la huella de la zapatilla en la cara de la víctima, dijo: “Es por un traumatismo de alta energía contra un cuerpo que ofrece resistencia. Está en el piso y al aplicar compresión queda marcada”. Y agregó que “la misma marca continúa en el cuello”.
Médica que revisó a los imputados en la comisaríal
Dijo que los acusados tenían escoriaciones.
Perita de la Policía Científica
Declaró que recibió un “pool de vísceras” para analizar: muestras de pulmón, bazo, hígado, cerebro y cerebelo. En las conclusiones del informe sostuvo que la víctima sufrió hemorragias cerebrales y que en el hígado y en el pulmón tuvo pequeños focos hemorrágicos.
Policía bonaerense
Analizó una filmación de los incidentes en el interior de Le Brique la madrugada que terminó con el homicidio de Báez Sosa y reconoció a uno de los jóvenes echados que hizo una seña hacia la pista con el dedo índice de la mano de derecha, el típico gesto de que pasa el dedo por el cuello en señal de amenaza. “El video muestra a un patovica forcejeando del cuello con un masculino que con el dedo señala a un muchacho y hace una seña con el dedo índice por debajo del cuello y el mentón”, señaló el policía.
Secretario del Ministerio Público Fiscal bonaerense
En su análisis de distintos videos aseguró que vio a “tres atacantes atrás y cuatro adelante”, entre ellos a Lucas Pertossi pateando a Fernando. “Se ve a Máximo Thomsen hacer ademanes de pegarle patadas a una persona que está en el suelo, supongo que es la víctima del homicidio”, dijo y agregó que Ciro Pertossi “se lamió los dedos”, presumiblemente para limpiar la sangre que tenía en sus manos. Luego, explicó el análisis que realizó de los mensajes de WhatsApp enviados por los acusados en la madrugada del 18 de enero de 2020. Dijo que a las 4.10 Ciro Pertossi envió un mensaje de audio que decía: “Le pegaron a uno” y que a las 4.55 Lucas Pertossi sostuvo: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos. Está la policía, llamaron a la ambulancia... caducó”.
Más tarde, Ciro Pertossi preguntó: “¿Machu, [por Thomsen] dónde estás? Andá para la casa”. A continuación, Laborde mostró una foto que a las 5.48 Lucas Pertossi envió desde un local de McDonald’s. A las 6.06, Ciro Pertossi les advierte a los demás: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”, a lo que Matías Benicelli responde de inmediato: “Ya contaron”. “Esta noche fue rara, no me siento muy bien”, fue el mensaje que le mandó Juan Pedro Guarino, sobreseído, a su pareja, después del crimen de Fernando. A las 13.26 , ella le preguntó: “Eu, eu, ¿quiénes son los que se pelearon y mataron a uno? ¿No fueron ustedes, no? Estoy preocupada”. Laborde también expuso los mensajes de texto y audios de un grupo de WhatsApp llamado “No seas más trolo”, que solamente integraba Juan Pedro Guarino. “Dios mío mataron a una persona. Lo mataron a patadas, pensé que era una forma de decir”, dice uno de los mensajes, mientras que en otro se lee: “Era lógico que pasara esto”. En la conversación se hizo referencia a que uno de los jóvenes detenidos ya había agredido a una persona –a la que no identificaron– y la dejaron sangrando. Además, uno de los participantes del grupo se refirió a los sospechosos como “banda de monitos orangutanes”. El perito dijo que Ciro Pertossi buscó 7 veces en Google los términos “Villa Gesell pelea” en dos ventanas de tiempo: una entre las 6.21 y 6.22; la otra entre las 10.16 y 10.17. Tras ello, comentó que en el celular de Lucas Pertossi había videos del ataque. También presentó los mensajes que Blas Cinalli le mandó a una persona identificada como Santi M. “Creo que matamos a uno, está todo Gesell diciendo eso [...] Volvimos todos a casa, no queremos salir”, escribió a las 5.21. Después, a las 7.53, afirmó: “Lo único que quiero es tomar un vino y fumar flores”. A continuación, Laborde consignó el mensaje que Blas Cinalli les mandó a otros amigos, en el que confesó: “Flasheamos, creo que matamos a uno”. Esa última comunicación dio cuenta de un cambio de actitud de Cinalli respecto de lo ocurrido en comparación con conversaciones previas. A las 5.08 había enviado un mensaje jactándose del ataque. “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos. Los rompimos, nos vamos al centro a premiar”. Por último, Laborde declaró que el ataque duró “un minuto, quizá un poco menos”.
Realizó el peritaje sobre los pies de los imputados
“Se hizo descalzar a los imputados y se le tomó la medida de los pies”, dijo la perita, que midió a Lucas y Luciano Pertossi, Máximo Thomsen, Ayrton Viollaz y Matías Benicelli. También explicó que se le tomó las medidas de los pies a Pablo Ventura, el remero falsamente acusado, y, como dato de color, contó que los pies de Ventura de tan grande que eran no entraron en una hoja tamaño A4. En su breve testimonio, declaró que Thomsen calzaba entre 40 y 41.
Licenciada en Criminalística de la Policía Científica
Declaró que intervino en la autopsia fotografiando “las improntas que tenía la víctima en el rostro y en el cuello” y que “las improntas podrían haber sido causadas por la ‘parte anterior o talón’ de una zapatilla, pero sugerían una prueba más profunda, una scopométrica para corroborar si había correspondencia de diseño”. “La correspondencia se daba con la zapatilla marca Cyclone”, dijo Cariac con relación a la zapatilla que en la investigación se determinó pertenecía a Máximo Thomsen. “Asimismo, se estableció correspondencia entre la impresión del pelmatograma del pie derecho identificado como “C”-3-5-7″ a nombre de Máximo Thomsen”, dijo. Cariac detalló que las improntas estaban en el maxilar inferior y otra en el cuello (menos nítida), y que no se pudo determinar si fueron hechas con la misma zapatilla. La del cuello fue poco nítida para un cotejo.
Miembro de la Policía que participó del peritaje scopométrico
“La plantilla que pertenece al ciudadano Máximo Thomsen se corresponde a la huella en el maxilar inferior izquierdo. No hay posibilidad de error”, dijo.
Perita de la Policía Científica que intervino en el peritaje de prendas
“Cuando detecto alguna mancha, la fijo y extraigo un fragmento de tela”, apuntó la técnica y empezó a enumerar de dónde levantó “manchas rojizas” de las prendas de vestir y calzados: “Detecto varias manchas de presunto tejido hemático en una camisa blanca de mangas largas”. También dijo que sospechó de evidencias halladas en pantalones y en zapatillas, y que “en un boxer color azul encontraron en la parte de la cintura una mancha de presunto tejido hemático”. Más tarde, consignó que en una una zapatilla marca Cyclone [las usadas por Thomsen] encontraron una mancha de “presunto tejido hemático”. La mancha estaba en el lateral derecho del calzado correspondiente al pie izquierdo. “Se preservó para mandar al laboratorio”, sumó.
Perita de la Policía Científica Bonaerense
Confirmó que la zapatilla derecha de Thomsen tenía tres manchas de presunto tejido hemático y que al menos 30 evidencias levantadas de prendas de vestir y de la escena del crimen dieron “positivo para sangre humana”. Respecto de los tests realizados a la sangre de Fernando, la perita química dijo: “Recibimos tres muestras de la víctima. Se peritó una sola y se le hizo análisis de alcohol y toxicológico. El primero arrojó 0,7 gramos de alcohol por litro de sangre y dio negativo para el toxicológico”.
Perito genetista del Ministerio Público Fiscal
“Fue un peritaje muy extenso”, dijo y dio detalles de su trabajo que consistió en buscar las coincidencias entre las evidencias levantadas y los perfiles genéticos de los acusados y la víctima. Confirmó que en el hisopado hecho sobre el dedo meñique izquierdo de la víctima se encontró mezcla de perfiles genéticos: “En esa mezcla la coincidencia es con Blas Cinalli”. Según el perito, cerca de cuatro prendas de vestir y tres zapatillas de los acusados, entre ellas el calzado de Máximo Thomsen, tenía ADN de Fernándo Báez Sosa. “Al día de hoy no sé a quién pertenece cada prenda y quien la usó”.
Yanina Cuenca, Agostina Matticoli, Ricardo Pisoli y Andrés Nicolás Bruzzese
Los peritos analizaron videos de la escena del crimen y realizaron una declaración conjunta en la que ubicaron en ella a los ocho acusados: Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Luciano, Ciro y Lucas Pertossi. “Había mucho caudal fílmico para analizar”, aseguró Agostina Matticoli y Andrés Nicolás Bruzzese afirmó que “del análisis fílmico no sale el horario del hecho”.
Perito informático
“No se siguió ningún protocolo en el secuestro y en la cadena de custodia de los teléfonos celulares [de los imputados]. Podemos verificar que todos los teléfonos tienen acceso posterior al allanamiento [donde fueron detenidos los sospechosos]”, dijo. Además, aseguró que “se eliminaron mensajes de los teléfonos celulares después del secuestro”, pero que “no surge de la extracción si hubo modificaciones o no hubo modificaciones” en el contenido de los chats.
Psicólogo
Se refirió a un encuentro que tuvieron en La Plata él y otros psicólogos con los imputados, a la que definió como una “pre-entrevista”. “Hubo una situación especial donde Thomsen se quebró en lágrimas, hubo que contenerlo, estuvo llorando unos minutos. Dijo que no quería hacer el peritaje porque después se filtraba todo, después no podía parar de llorar. Fue contenido. En un momento habló de la madre, se sintió culpable por la situación de salud de la madre. Por un lado decía que no quería [hacer el peritaje], pero no paraba de contar cuestiones personales. Estaba en tratamiento [psicológico] con alguien de afuera”, declaró. Luego, remarcó que Ciro Pertossi dijo “que no tenía confianza en la Justicia”, mientras que su hermano, Luciano Pertossi, “hizo mucho énfasis en que se iba a filtrar el peritaje”. Además, según planteó, Matías Benicelli y Blas Cinalli pasaron por separado, pero el “licenciado Burgos [por otro psicólogo] no los dejó hablar”. Ayrton Viollaz, de acuerdo a lo que indicó, fue “el único que dio motivos de por qué no quería hacer el peritaje”.
Consultor en medicina legal y diplomado en ciencias forenses
“La muerte es raro que se produzca en el lugar del hecho en los casos de traumatismo de cráneo, generalmente mueren en el hospital (...) El cráneo es una cavidad cerrada. Por más que el cerebro deje de funcionar por cualquier causa, el corazón sigue funcionando porque no depende de la conducción cerebral. No se llega al paro cardíaco. Esto es la base fundamental de los trasplantes”, explicó. A continuación, cuestionó: “Empezamos a analizar la autopsia para ver qué había pasado. Primero nos encontramos con que no nos coincidían algunas cosas. Por ejemplo, se habla siempre de traumatismo de cráneo, pero cuando vemos el abdomen y el tórax también hay traumatismos (...) Nos llamó la atención que el médico que hace la autopsia diga que las córneas están congestivas: nunca pueden estar congestivas (...) Sobre la hemorragia encefálica, el informe de autopsia dice: ‘Se observan gran contenido hemático y coágulos’. Esa frase no parece estar escrita por un médico”.
Afirmó que “no coincide la conclusión con lo observado en la autopsia” y deslizó la posibilidad de que la lesión que tenía Fernando Báez Sosa en el hígado haya sido consecuencia de las maniobras de RCP: “La lesión en el hígado puede ser por un aplastamiento en el hígado provocada por la reanimación por RCP. Encontramos literatura similares a ese tipo de roturas”, aseveró y añadió: “Un golpe no produce este tipo de lesiones. Tenemos un cadáver de una persona que tuvo 60 segundos de golpes y más 45 minutos de RCP. El testigo se refirió a la “falta de precisión” en el informe. “Es importantísimo saber qué arteria sangró y qué golpe le produjo la lesión (...) Es raro que una persona con este traumatismo se muera en el lugar del hecho. Había que investigar si había un aneurisma”. Sobre el aneurisma, agregó que lo tiene el ocho por ciento de los jóvenes y “que puede provocar el traumatismo por golpes leves”. “No está descripto el mecanismo de muerte”, concluyó.
Especialista en medicina legal y médico emergentólogo
“Fernando Báez Sosa tuvo una muerte traumática, una muerte violenta”, dijo al comienzo de su exposición y agregó: “Tuvo una sucesión de lesiones que para los que hacemos emergentología son una pesadilla (...) Inicia su camino a la muerte por golpes en el cráneo, golpes de determinadas intensidades que no quedaron claras en la autopsia”. Momento después, consideró que “el escrito de la autopsia causa vergüenza ajena como médico forense”. “No tenemos un buen informe (...) Ni siquiera cuando se describen las lesiones craneales tenemos imágenes de las lesiones”, aseguró y señaló que la víctima “sufrió traumatismo de cráneo severo, que lo llevó a la pérdida de conocimiento”. “No creo que haya muerto en el lugar, pero sí que estaba inconsciente (...) “Si hubiese muerto en el lugar yo me preguntó ¿para qué lo trasladaron?”, completó. Respecto de las maniobras de resucitación practicadas a la víctima, Velich afirmó: “No fue la RCP que mató a Fernando Báez Sosa, pero agravó la situación por la movilización [del cuerpo]. La presión excesiva [en las maniobras de RCP] puede causar lesiones en el abdomen y en el hígado”, agregó. En este contexto, el defensor Tomei le consultó a Velich: “¿Un sangrado en el hígado puede causar la muerte?”. Entonces, el perito respondió: “Puede causar la muerte o puede acelerar la muerte”.
Amigo de Fernando Báez Sosa
“Le pegaron patadas en el pecho y en la cabeza, había cuatro o cinco personas pegándole”, dijo Filardi, que se encontraba con Báez Sosa en el momento del ataque y quien contó que los acusados también se violentaron con él: “Creería que fue Luciano Pertossi quien me pegó a mí”. “Fue un instante en que vino gente gritando y le pegaron. Se cayó al piso, y ahí fueron patadas y piñas. No hubo acto de defensa. La primera piña fue dirigida a Fernando, fue una piña muy fuerte a la cara, directo a la cara para desestabilizarlo. Fue repentina. Una piña muy fuerte a la cara. Dije que paren y se ensañaron conmigo. El ataque fue dirigido a Fer. Juan Bautista Besuzzo, llegó a rogar ‘basta, por favor’, pero en un momento ya no había nada que hacer”, dijo.
Tras dos horas de declaración, reconoció a dos de los agresores, Máximo Thomsen y Luciano Pertossi, mientras miraba un video del ataque que transmitían en una pantalla. “Esos dos, seguro”, indicó. Al recordar el momento posterior a la agresión sostuvo: “Fer tenía la cara inflamada, los ojos mal cerrados, hinchados y marcas de la golpiza. Nos dimos cuenta que era grave, pero no pensamos que fuera tan grave. Cuando nos dijeron que no tenía pulso fue un shock. Sé que Thomsen le pegó en el pecho y el que me sacó a mí [por Luciano Pertossi], en la cabeza. “No puedo decir cuántas”, dijo cuando le preguntaron sobre la cantidad de patadas. “Fueron muchas. Fueron unos minutos. No fue medido, obviamente. Dos o tres minutos de piñas, y después patadas y pisotones en el pecho y en la cabeza. La ambulancia tardó 20 minutos, pero realmente no lo tengo medido”, dijo.
Amigo de Fernando Báez Sosa
“Un masculino le pegó a Fer una piña que lo sienta. Otro masculino le daba patadas en la cabeza. Fer estaba inconsciente. Si tuviese que decir, uno era Enzo Comelli. Es uno de los que le da uno de los primeros golpes y lo dejó arrodillado”, dijo. Además, aseguró que Máximo Thomsen le dio tres patadas en la mandíbula. “La sensación fue que el ataque fue hacia Fernando y que cuando cualquiera quiso impedir el ataque no pudimos o nos sacaron. No nos dejaron poder ayudarlo. Jamás esperamos la agresión, jamás pensamos que afuera iban a venir a buscarnos. No fue una pelea, fue una especie de emboscada”, dijo.
Amigo de Fernando Báez Sosa
Identificó a Ayrton Viollaz como uno de los integrantes del grupo agresor que no le permitió socorrer a Fernando y a sus otros amigos atacados y dijo que Ayrton Viollaz en el momento de atacar a Fernando gritaba, en forma de arenga, “¡Ahora, ahora y ahora qué!”
Amigo de Fernando Báez Sosa
“No recuerdo haber visto cómo le pegaron a Fernando”, declaró y dijo que junto con Báez Sosa siempre formaron parte de “un grupo tranquilo”.
Amigo de Fernando Báez Sosa
“Pasan dos hombres que van directo a Fernando, le pegan y se empiezan a escuchar ruidos y gritos de ellos. ‘Vamos a ver quién gana ahora afuera’, le escuché decir a uno. Le pegan a García y a Bezzuso también en la cara”, reconstruyó sobre la noche del asesinato. A lo largo de su declaración ahondó en que se trató de “un ataque feroz, sin piedad”. “Fue muy sorpresivo. Sentí temor. Pegaban con mucha violencia. Cuando Julian García decía que paren, pegaban con más saña”, dijo.
Amigo de Fernando Báez Sosa
Dijo que uno de los jóvenes del grupo agresor arengaba. “Yo escuché a Matías Benicelli decirle a Fernando ‘a ver si volvés a pegar, negro de mierda’”.
Amigo de Fernando Báez Sosa
Identificó a Luciano Pertossi como uno de los que “revoleaba patadas y piñas” y dijo que vio cómo le pegó a Lucas Filardi. “Fue uno de los principales que abrió la zona para que le puedan pegar”, completó.
Amigo de Fernando Báez Sosa
“Uno de los agresores le pegó a Fernando una patada en la cabeza con el pie derecho”, dijo. Cuando el Ministerio Público Fiscal le preguntó si sabía de quién se trataba respondió: “Máximo Thomsen”.
Amigo de Fernando Báez Sosa
No pudo reconocer a ninguno de los agresores.
Amigo de Fernando Báez Sosa
“Nos hicieron una emboscada. Vi cuando Máximo Thomsen le pegó una patada a Fernando con odio, con brutalidad y con intención de matar. Fueron directo a atacar a Fernando. Fue un ataque con mucha violencia. Estábamos tranquilos, vinieron de la nada, gritando y pegando”, dijo. El testigo no reconoció a otras personas como agresores de Fernando, pero recordó que eran siete u ocho, que uno de ellos gritaba a modo de arenga “Mátenlo al negro de mierda” y que el ataque duró unos 40 segundos. También recordó a Luciano Pertossi como otro de los que le pegaron a Fernando.
Jefe de seguridad de Le Brique en el momento del homicidio
“Nunca vi nada igual, era saña. Hace 20 años que laburo de esto y nunca vi algo así”, dijo y reveló que estuvo cuatro días sin dormir luego de haber sido testigo del homicidio. “La saña era con Fernando. Se iban turnando. Todo el grupo pegaba”, recordó el testigo, que ante las preguntas del Ministerio Público Fiscal dijo que el grupo agresor estaba integrado por 8 o 9 personas. “Constantemente le pegaban patadas. En un momento [Fernando] se quiso levantar. Entonces, uno de los agresores, que estaba vestido con camisa blanca y rodete [en su cabello] le pegó una patada en la cabeza y no se levantó más. El más alterado era Thomsen”, afirmó. También declaró que “Thomsen se peleó con Fernando [Báez Sosa] adentro [de Le Brique]” y que a él, que es de una contextura física grande, le costó sacarlo del boliche y le tuvo que pedir ayuda a un compañero.
Patovica de Le Brique
“Se armó una pelea. Freno la pelea. Fernando le pega a uno de ellos, le pega una piña en el estómago”, dijo el testigo quien, después del cruce, retiró del boliche a Báez Sosa. “Cuando lo agarro a Fernando, me lo llevo y no cruzo palabras con él, pero me dijo ‘salgo solo’, y que quería esperar a los amigos”, afirmó.
Patovica de Le Brique
“Thomsen estaba totalmente sacado, enajenado, como sacado. Tenía las pupilas dilatadas”, declaró.
Policía bonaerense
Contó que durante el ataque a Fernando no se encontraba el personal policial porque tuvo que ir a la parte de atrás del boliche a impedir que un grupo entrara por la puerta trasera.
Turista que se encontraba en el lugar de los hechos
“Cuando veo a Máximo Thomsen de frente, está pegando, golpeando al chico que después fallece, y recuerdo que ya casi al final le pega dos patadas en la cabeza, como puntinazos, y después recuerdo que lo agarra de la cabeza y le vuelve a dar dos o tres patadas”, dijo. Declaró que Ciro Pertossi también golpeó a Báez Sosa “en la espalda y el costado” cuando estaba en el piso. Si bien no precisó nombres, afirmó que al menos otros dos jóvenes también atacaron a la víctima. “A Fernando veo que le pegan cuatro, en principio. Fernando estaba de rodillas intentando sujetar los golpes”. Además, identificó a Ayrton Viollaz y a otro de “rodete samurai” entre quienes atacaron a los amigos de la víctima. “Lo más llamativo era la agresividad del chico que le pegaba en la cabeza”, a quien previamente vio cómo “lo tuvieron que sacar entre dos del boliche” y a quien consideró “el líder” del grupo.
Turista que trató de asistir a Fernando Báez Sosa con maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP)
Explicó que había estado dentro de Le Brique, que salió después de una pelea que hubo en el boliche y que con un amigo se quedaron en la puerta. “Vemos que empiezan de la derecha a salir todos los policías corriendo. De repente la calle queda vacía. Por esas casualidades de la vida, cuando desaparecen todos los policías empieza una pelea enfrente. Era mucha gente pegando, no sabía quién era de qué grupo, solo que había mucha gente pegando a una sola persona. Me acerqué con otro chico, un civil, y le tomé el pulso [a Báez Sosa]. Como no tenía, le empezamos a practicar RCP. El chico se fue, pero llegaron dos o tres policías. Como hacer RCP cansa mucho y yo soy muy menudita, yo los iba instruyendo con mi voz para que lo hicieran ellos. Mientras tanto, yo le sostenía la cabeza a Fernando y le decía que por favor se quede conmigo. Había dos personas mínimo pegándole mientras él [por Fernando] se trataba de levantar. Cuando me percaté de la situación ya se habían ido corriendo y ahí fue cuando empecé a ver mucha gente alrededor”, dijo.
Turista que se encontraba en el lugar de los hechos
Recordó que Fernando “estaba parado y le pegaron de atrás” y explicó que después de recibir un golpe en la cabeza, el joven cayó al piso y cuando intentó levantarse no pudo hacerlo porque “nunca pararon de pegarle”. Sobre los agresores, puntualizó que un “chico rubio” que vestía “camisa oscura” siguió “pegándole patadas en el cuerpo”. Y agregó: “Le estaban pegando como a una bolsa de papas”. Por último, dijo que escuchó a Lucas Pertossi decir “Quedate tranquila que a este negro de mierda me lo voy a llevar de trofeo”.
Taxista que se encontraba frente al boliche al momento del ataque
Dijo que vio a Fernando Báez Sosa tomando un helado tras haber sido expulsado del boliche, que en ese momento vio salir a otro grupo del local, uno de cuyos integrantes estaba “totalmente exaltado, fuera de sí”, y que luego esos jóvenes “cruzaron la calle” tras reconocer a la víctima y “fueron derecho” hacia él. ”Empezaron a pegarle sin mediar palabra. No hubo piedad y le gritaban ‘negro de mierda, ahora que estamos afuera por qué no me decís lo que me decías adentro’”, declaró.
Amigo de la joven que trató de asistir a Fernando Báez Sosa con maniobras de RCP
“Nunca había visto tanta fuerza, tanta intensidad en los golpes”, dijo.
Empleado de un kiosco situado a metros del boliche Le Brique
“Lo golpeaban en la cara y le propinaron patadas en todo el cuerpo. Y también la muy nombrada patada en la cabeza. Vi que se aseguraron que no se levantara, porque no fue un golpe: fue golpear y golpear”, dijo el testigo, quien reconoció a Máximo Thomsen como el autor del golpe en la cabeza de Fernando. “Era la primera vez que veía tanta violencia hacia una persona”, concluyó.
Policía
Sobre el día del arresto, dijo que cuando llegaron a la casa “salió una persona de sexo masculino” que “tenía una colita” y “era uno de los jóvenes que estuvieron en el lugar del hecho” y después salieron 10 personas. En ese momento “no fueron agresivos” y “nunca se resistieron”, dijo. “Thomsen manifestó que era de Pablo Ventura”, dijo, consultado sobre la zapatilla marca Cyclone manchada con sangre encontrada en la vivienda alquilada por los imputados.
Recepcionista de un hotel cercano a la escena del crimen
Ranno contó que pocos minutos después del ataque a Báez Sosa vio pasar a al menos ocho jóvenes. Afirmó que escuchó a uno de ellos decir “le rompí toda la jeta, ¿viste?” y “le llené la jeta de sangre” y que otros jóvenes se “reían” y “festejaban entre ellos”. “Todos se sentían partícipes de ese festejo. Venían [en dirección a la casa que habían alquilado] muy exaltados, muy contentos, contentísimos y felices”, dijo. Sobre los sospechosos, la testigo dijo que uno “tenía una camisa negra rota, el cabello revuelto” que caminaba “adelante” y “de manera desaforada, firmemente, con la cabeza baja, como ciego”, a quien reconoció en un video como Máximo Thomsen. “Estaba sacado ese pibe”. En los mismos videos, la testigo reconoció como a otro de los agresores a uno “rubiecito, que tenía una camisa que brillaba, que llamaba la atención”.
Amigo de los acusados conocido como “el sospechoso N°11”
Afirmó que había visto a Máximo Thomsen y a Ciro Pertossi “cerca” de la víctima, cuando ya estaba tirada en el piso, inmóvil, tras una “pelea”. No pudo precisar quién o quiénes le habían pegado a Fernando hasta la muerte. Además, señaló que al ver a la víctima caída le puso “el brazo a Máximo en el pecho” y lo tiró “para atrás”, con “la intención de que no se peleen más”. No dio más detalles de lo que sucedió frente al boliche Le Brique, pero cuando el abogado de la querella, Fernando Burlando, le preguntó qué concepto tenía de sus amigos, Colazo dijo “No lo puedo definir por esta situación. Para mí son buenos chicos, pero no tiene que ver con el suceso”. El representante legal de los padres de la víctima también le preguntó si había “tomado conocimiento de un incidente entre Thomsen y Báez Sosa dentro de Le Brique, a lo que Colazo respondió “no”. “¿En algún momento se preocuparon por la persona a que habían agredido?”, le dijo el abogado, que quería saber si hubo “festejos” después de la paliza. “No escuché algo referido a eso”, respondió. Cuando Burlando le preguntó si la víctima había reaccionado, Colazo dijo: “Que yo recuerdo no” Y cuando el abogado de la querella le preguntó “¿era posible frenar el ataque?”, Colazo respondió: “Hice el intento, no quería que se peleen”.
Madre de Fernando Báez Sosa
“Mi hijo tenía su boleto para regresar [de las vacaciones], pero mi hijo no regresó. Quisiera retroceder el tiempo para recuperar a mi hijo, era mi todo. No entiendo, no comprendo, nunca aceptaré cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por la espalda, le reventaron la cabeza... ese cuerpito tan lindo que tuve nueve meses en mi panza. A veces pienso que es una pesadilla, que venga alguien y me diga que no es verdad, pero no es así, Fernando está muerto. Soy una mujer acabada, sin vida, sin ganas de vivir. Era la alegría de mi vida”.
Padre de Fernando Báez Sosa
“Fernando fue todo para nosotros. Señores jueces, están escuchando a un padre que perdió todo, todo: las ganas de vivir y de luchar. Perdió lo mejor de todo, el abrazo de su hijo. Lo vi en una morgue, hecho pedazos. ¿En este mundo puede haber tanta crueldad? Me lo pregunto todos los días. Tengo tanta bronca encima. Gracias por escucharme”, dijo.
Padre de Julieta Rossi, quien era la novia de Fernando Báez Sosa
“Julieta no está preparada emocionalmente para enfrentar el juicio, para afrontar lo que vivió el día del hecho. Fernando era una excelente persona”, sostuvo el hombre, quien contó que la madrugada del 18 de enero de 2020 su hija lo llamó y le dijo “Papá, por favor, vení a Villa Gesell porque Fernando está en el hospital y yo en la comisaría”. “Juro que no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fernando. Ni un animal en medio del campo, ni un cazador con un animal. No le deseo a nadie como papá ver a Fernando acostado y esperando que lo ingresen en un cajón”, dijo.
Joven falsamente acusado del crimen
Sostuvo que a los acusados solo los conocía por ser de su misma ciudad, Zárate. Sin embargo, contó que con Lucas Pertossi tuvo problemas en un boliche: “Nos miramos mal. Me enteré de que él habló mal de mí”. Respecto del resto, dijo: “Varias veces a la salida del boliche los he visto pelear en grupo. Siempre en mayoría. Eran problemáticos”. Además, afirmó desconocer quién lo nombró ante la Policía y habló sobre cómo su detención afectó su vida: “No puedo salir tranquilo a la calle, perdí la privacidad. Me parece cualquier cosa lo que hicieron”, dijo.
Padre de Pablo Ventura, joven falsamente acusado del crimen
“Mi hijo es totalmente diferente a lo que son estos personajes. Estas personas le tenían envidia. La detención nos cambió la vida y nunca supimos quién lo nombró. Nos hizo un daño muy grande a la familia, estuvimos muy expuestos. Pablo en un momento no quería salir de la casa, no quería entrenar. Fue saliendo de a poco: empezó a remar y a entrenar. Sentimos mucha bronca, ¿por qué tanta cizaña?”, dijo. Por último, calificó a los imputados de “asesinos” e insistió: “Con mi hijo hicieron un acto de cobardía total. Nombrar a un inocente, querer involucrarlo... Y no lo digo por los ocho [que llegaron a juicio], lo digo por los diez [por Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, quienes fueron sobreseídos]. Guarino y Milanesi estuvieron en el allanamiento cuando fueron detenidos y escucharon quién lo nombró y no dijeron nada: son unos cobardes”, concluyó.
Jefe departamental de Pinamar
“Pedimos las cámaras de seguridad y entonces se determinó hacia dónde se fugaron”, recordó. Poco después se entrevistó con Ranno, quien le indicó la ubicación de la vivienda hacia la que se dirigieron los sospechosos. “Toco la puerta y me anuncio como policía. Al ver al cuarto o quinto me doy cuenta que eran los mismos [jóvenes] que habíamos visto por las cámaras. Entonces, se les imparte la voz de alto y los hacemos tirar al piso. Se aseguró el lugar y se dio aviso a la fiscalía”, relató.
Dueña de la casa que alquilaban los acusados
“Tuve conversaciones a través de WhatsApp para alquilar la propiedad. Ese día teníamos problemas con el agua y llamé a un plomero para que fuera tipo 10. Se me hizo tarde y le pedí que me esperara. Entonces, me avisa que había mucha policía en el lugar, así que salí volando a la casa. No entendía por qué”, recordó. Y agregó: “Estuve hasta que la Policía se llevó a los chicos. La casa quedó cerrada, se entregaron las llaves y me dijeron que nadie podía ingresar”, declaró.
Comisario
Reconoció en un video a Ciro Pertossi, Máximo Thomsen, Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi y a Enzo Comelli.
Testigo del procedimiento de la Policía Científica
“Estaban las zapatillas con sangre, eso lo recuerdo bien. Estaban como en blanco [los sospechosos], no les pasaba nada. Estaban tranquilos. El único que noté que estaba nervioso era el grandote, el más musculoso, por así decirlo. Tenía bigotes, si no me equivoco es Máximo Thomsen. Se puso a vomitar”, dijo el joven que se encontraba alojado en el mismo complejo donde fueron detenidos los acusados.
Comisario mayor de la Policía Científica
El comisario explicó que tras el ataque, primero fue a Le Brique y luego le avisaron que había un allanamiento en una vivienda cercana. Cuando llegó, los sospechosos se encontraban afuera de la vivienda. “La directiva fue muy precisa: secuestrar prendas con presuntos tejidos hemáticos. Se le pidió al fiscal preguntarle a los dueños a quién pertenecía cada prenda. No tuvieron ningún inconveniente en responder. Le tuvimos que llamar la atención varias veces para que no se rieran, que estábamos trabajando en algo serio. Un policía preguntó a quién pertenecía una zapatilla y uno contestó que a Pablo.’¿Qué Pablo?’, se preguntó y la respuesta fue ‘Pablo Ventura’. Ese era Thomsen”. Además, Vázquez señaló: “El fiscal no les hizo saber que se podían negar a declarar”.
Médica emergentóloga del Hospital Municipal de Villa Gesell
“Cuando llego encuentro a este joven [por la víctima] sin signos vitales. Unos uniformados le estaban haciendo maniobras de RCP. Lo trasladé con administración de oxígeno y le hicimos masajes de RCP porque no tenía signos vitales, no tenía pulso. A las 5.07 no tenía signos vitales”, dijo y agregó que debido a las lesiones “no tenía posibilidad de sobrevida”. El abogado Hugo Tomei, defensor de los ocho acusados, le preguntó a la testigo si las maniobras RCP hechas de forma inadecuada pueden llegar a lesionar algún órgano. “Cualquier maniobra mal hecha puede generar daños, pero los masajes de RCP son una técnica segura. En adultos mayores, por la fragilidad [de los cuerpos] suele haber fracturas”, respondió.
Amigo de Pablo Ventura, joven falsamente acusado del crimen
“Pablo es un chico muy bueno, estudiante y para nada problemático. El enojo era cómo estos personajes [los acusados] se manejaban en Zárate. Genera ira su impunidad. Te ponían a prueba para ver tu reacción. Si reaccionabas, ya sabías cuál era el resultado: una pelea, entre comillas, porque no es pelea uno contra cinco personas. El que siempre te pone a prueba es Lucas Pertossi”, detalló Santoro. Según el joven, los acusados eran personas cuya “diversión era buscar pelea. Les divertía pelear”. Santoro luego recordó una pelea donde cuatro de los agresores, entre ellos Lucas Pertossi, le pegaron a un joven llamado Facundo. “No era humano lo que estaba pasando. El chico terminó hospitalizado con fractura de cadera”.
Bombera
“No tenía signos vitales”, dijo al ser consultada sobre el estado en el que encontró al adolescente a las 5.05. “¿Observó cómo fue trasladado y subido a la ambulancia?”, indagó el defensor Hugo Tomei. “Del piso lo colocamos en una tabla, la levantamos y lo subimos a la camilla de la ambulancia”, respondió.
Bombero
Ratificó que cuando llegó con su compañera y reemplazaron a la joven que le hacía RCP a Fernando Báez Sosa este no presentaba signos vitales.
Vecino de Zárate
Acusó a Lucas Pertossi de amenazarlo de muerte en diciembre de 2019, semanas antes del crimen de Fernando Báez Sosa. “Hijo de puta, te voy a matar, te voy a robar la moto”, le habría dicho en un bar, tras lo cual escapó, cayó por unas escaleras y sufrió una fractura del platillo tibial. Poco después, su moto “desapareció”, hecho por el cual presentó una denuncia. “No soy quien para juzgar a este chico. Hice la denuncia. Sé que fue él”, aseveró. En el marco de su declaración mostraron fotos recuperadas del teléfono celular de Lucas Pertossi, donde el testigo reconoció la moto.
Sobreseído
“No con todos tenía una amistad íntima”, sostuvo Guarino, que se definió amigo de Ciro y de Luciano Pertossi. “Que yo me acuerde, nos levantamos tarde porque nos acostamos tarde. Fuimos a la playa, volvimos a la casa, nos bañamos, nos cambiamos y nos preparamos. Hablé con una compañera de colegio y fuimos a una casa. Ya habíamos comprado las entradas para ir a Le Brique. El boliche estaba muy lleno de gente”, comenzó el joven.
“Yo esperé a poder entrar. Dije: ‘Me voy’. Hasta que por una de las puertas pudimos entrar. Después fue normal hasta que estaba parado en las escaleras de la pista de abajo y veo que cerca mío, en la barra, estaban discutiendo Máximo Thomsen y [Matías] Benicelli con dos o tres chicos. Después me entero [que era] porque le habían tirado un vaso”, siguió el testigo, que dijo observar luego cómo sacaron a Thomsen y a los demás acusados del boliche. “¿Quiénes fueron a la playa y a qué hora?”, interrogó Burlando. “Por suposición, todos. Más o menos a las 17″, detalló Guarino, que continuó con su relato sobre la noche en Le Brique. Dijo que en el momento en que sacaron al grupo del boliche pensó que iba a quedarse solo adentro. “A mí nadie me sacó y me fui”, indicó el joven, que no recordó cuántas habitaciones tenía la casa que habían alquilado y tampoco la hora exacta en que ingresó al local bailable. Supuso que a las tres, pero no pudo detallar si lo hizo con alguno de los demás. Guarino alegó que supo que a sus compañeros le habían tirado un vaso adentro del boliche por los medios. “¿Jamás hablaste con compañeros de la casa sobre ese altercado?”, le preguntó Burlando. “No”, respondió, a la vez que repitió que los que discutieron fueron Thomsen y Benicelli, por lo que dijo no saber por qué los demás fueron echados de Le Brique. “Salgo por decisión propia, salgo más tarde que ellos. Salgo caminando por atrás y veo a mi izquierda que Luciano Pertossi está peleando con otro chico. Llego cuando Luciano ya no se estaba peleando más. Voy a ver cómo estaba él. Lo siento en un banco. Viene Ciro Pertossi. Luego escucho gritos a mi derecha, Luciano y Ciro se levantan y se van, imaginé que iban a pelearse de vuelta, no lo podía creer”, indicó y reveló: “Miro, veo a Máximo Thomsen y a un chico tirado en el piso, y después me entero de quién era. Cuando vi eso no lo podía creer, me enojó muchísimo, me fui solo”. Cuando Burlando lo consultó sobre qué vio, Guarino indicó: “Máximo al lado de un chico tirado, me imaginé que se estaban peleando”. El testigo sostuvo que luego se retiró del lugar. “¿Por qué no lo podías creer”, preguntó Burlando. “Porque habíamos ido de vacaciones a pasarla bien. Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones. Había hablado con mi mamá y mi novia que si volvía a pasar me iba a volver de las vacaciones. Nunca lo pude creer”, respondió Guarino. En tanto, dijo no haber visto cómo le pegaron a Báez Sosa ni con quién discutió ni adentro ni afuera del boliche. “Contame con el panorama que te encontrás”, continuó Burlando. “Algo que no podía creer. Máximo al lado de alguien tirado en el piso”, detalló Guarino. “¿Se movía la persona tirada en el piso?”, interrogó el abogado. “Lo que llegué a ver, no”, dijo contundente el joven, que acotó: “Sentí hasta vergüenza, me da mucho dolor”. El testigo continuó con el detalle pormenorizado de esa madrugada. “Me encuentran [los demás] llegando a la esquina, luego los detiene la Policía. Como no participé de la pelea me imaginé que no me iban a frenar, pero como estaba con ellos me frenaron. No podía creer lo que había pasado”, sostuvo el joven, que dijo no haber visto si los demás festejaban tras la golpiza. “No podía creer lo que estaba pasando, no quería estar ahí”, remarcó. Luego volvió atrás y recordó que en el momento en que estaba con Luciano y Ciro Pertossi afuera del boliche, Ciro le dio un pullover oscuro. “Después de que se fue la Policía se lo habré devuelto”, deslizó. “¿Escuchaste algún comentario cuando llegaste a la casa?”, preguntó el abogado de los padres de Fernando. “No, estaba muy enojado. Me metí en la habitación, cargué el celular”, respondió Guarino. “¿Cuándo te enteras que habían asesinado a una persona?”, lo consultó Burlando. “A la tarde, cuando estábamos con los precintos. Lo dijo un policía”, reveló el joven. Mientras, dijo no recordar cómo estaba vestido cada uno de los integrantes del grupo. “A Thomsen lo recuerdo con camisa oscura, creo que tenía bermudas”, indicó, a la vez que dijo estar “seguro” de haber sacado fotos del viaje. “No tengo mi celular. No sé si quedó como evidencia. No lo pude recuperar”, advirtió. Describió también que él no hablaba cuando quedaron detenidos tras el crimen. “Estaba enojado, no lo podía creer”, insistió, a la vez que dijo que trató de “cortar todo tipo de relación” con los demás. Asimismo, confirmó que la conducta agresiva de los acusados se repetía tanto en Zárate, ciudad de donde son oriundos, como en otros lugares adonde iban. “Si salía, era siempre lo mismo. En Zárate me podía ir a mi casa. Acá [por Villa Gesell], no”, indicó Guarino. “El enojo lo sigo teniendo, tristeza, no poder creerlo. Desde ese día hasta hoy”, respondió cuando Burlando le preguntó hasta cuándo persistió su enojo con los demás. Si bien en los seis o siete videos que pasaron de la escena del ataque Guarino identificó a los ocho acusados, a ninguno dijo haberlo visto pegarle a Baéz Sosa. La mención más fuerte fue para Máximo Thomsen. “Veo que Máximo estaba al lado del cuerpo y me fui”, sostuvo en ese tramo de su declaración. Guarino también reconoció en la escena -pero no peleando- a Tomás Colazo, el “sospechoso número 11″. Cuando reprodujeron en la sala de audiencias aquel audio en que alguien dice “caducó”, en referencia al joven asesinado, Guarino señaló: “Es la voz de Lucas Pertossi”. Después le pasaron otro audio. “Esto no se cuenta a nadie”, dice la voz que Guarino reconoce como la de Ciro Pertossi. “Dentro de todo esto, perdón, una mierda para mí, fui a la psicóloga, me cambié de carrera”, aseguró. “¿Alguien del grupo le habló del deseo de matar a una persona?”, le preguntó Tomei. A lo que el joven respondió: “Por lo menos delante de mí, no”. Tras ello, Burlando fue quien le preguntó a Guarino si la persona del “incidente” dentro del boliche, era la misma que vio en el suelo, junto a Thomsen, fuera del local bailable. “Por todo lo que vi después, sí”, fue la respuesta. Luego, la jueza anunció que el testimonio del joven se daba por terminado, pero Guarino pidió decir unas palabras antes. “Quiero darle mis condolencias a la familia, que nunca pude hacerlo”. Y cerró: “Todos los días desde que pasó [el asesinato de Fernando] me preguntó si podría haber hecho algo para que no pasara”.
Amigo de Blas Cinalli
Leguiza intercambió mensajes de WhatsApp con Blas Cinalli la noche del crimen de Fernando. En su declaración, relató que había llegado a Villa Gesell a las 8 del 18 de enero de 2020 y fue directo a la casa donde estaban alojados los acusados hasta que se hizo la hora de poder hacer el check in en el hotel en el que se hospedaría. Tras hacer el ingreso en el hotel y dejar los bolsos en su habitación, volvió a la casa y ya estaba la policía. “¿Tenías idea de problemas de violencia anteriores?”, preguntó el abogado de los padres de Báez Sosa. “La verdad que sí. Pelea la tiene cualquier grupo de chicos”, dijo el joven. “¿Cómo sigue tu relación con Blas Cinalli?”, preguntó Burlando y Leguiza contestó: “Lo amo”. El joven dijo que, cuando se encontraron, no notó preocupado a Cinalli porque “estaba re mamado”.
Amigo de Blas Cinalli y Luciano Pertossi
“[Cinalli]Me comentó que se habían peleado y que había un chico sin signos vitales. Pero no le di importancia. No pensé que era algo literal, pensé que era un mensaje más. Le dije que tranqui, que capaz se había desmayado”, dijo. Además, explicó: “En el momento no sabía bien lo que significaba ´sin signos vitales´. No le di mucha importancia [a lo que le decía Cinalli] porque a esa altura de la noche podía estar borracho”. Tomei le preguntó si creía a su amigo capaz de tener intenciones de matar a alguien, a lo que el joven dijo: “No, no, si tuviera esas intenciones no sería amigo mío, no sería cercano”. En tanto, Burlando le preguntó: “¿Después de lo que pasó y de los mensajes enviados qué opinás?”, y Massagli, afirmó: “Veo que él no estaba consciente de lo que respondía en ese momento”.
Madre de Blas y tía de Luciano y Ciro Pertossi
“[Cinalli] Estaba terminando quinto año. Estaba atrasado porque había repetido un par de veces. Jugaba al rugby. Estudiante, deportista y amiguero. Me vino con la propuesta de irse a Gesell. Fue la primera vez que no fui con él. Es una desgracia muy grande. No quiero pensar qué han pasado los padres del chico [por Fernando]. Pero nosotros también lo sentimos y lo sufrimos. Nos sigue afectando. Todo lo que se ha creado alrededor, seguimos sufriendo ataques”, dijo.
Madre de Máximo Thomsen
“Máximo es el hermano menor. Me separé cuando él tenía seis años, siempre fue mi compañero. Me enteré lo que pasó y me encontré con él detenido. Me quedé sin trabajo, sin obra social. Fueron muchos los insultos, me sentía cada vez más angustiada, no me podía levantar de la cama. Yo me enfermé, no quería salir de mi casa. Me fui a atender, me dijeron que tenía algo malo y me derivaron a un médico que me dijo que tenía cáncer. Me operaron, sigo en tratamiento. Lo único que hago es estar en casa y salir para ir al médico y ver a mi hijo. No puedo más, es una pesadilla, es una pesadilla”, dijo.
Padre de Luciano y Ciro Pertossi
“Luciano había terminado el secundario. Ciro había empezado el CBC para la carrera de Arquitectura. No nos alcanzaba el dinero para ayudarlos para irse de vacaciones y, entonces, hicieron changuitas”, dijo. Detalló también que los jóvenes fueron a Villa Gesell en el auto del padre de Máximo Thomsen, Marcial, y en el de Matías Benicelli. “Después de 25 años de trabajo me desligaron, empecé de chico a trabajar. Ahora tengo otros problemas, no consigo trabajo, el sostén de la familia es mi esposa. Las cosas no salen bien, he recibido amenazas”, indicó. En la parte más fuerte de su declaración, negó las acusaciones contra Luciano y Ciro: “Mis hijos no son asesinos. No puedo creer de lo que se los está acusando”.
Padre de Matías Benicelli
Declaró que le prestó el auto a su hijo para que se fuera a Villa Gesell porque era el medio de transporte “más económico” y relató lo que ocurrió en su familia tras el crimen de Fernando Báez Sosa. “Nunca me imaginé pasar una situación así. A mi señora le han dicho ‘puta e hija de puta’. La gente dejó de ir a mi trabajo. Fueron tres años de mucho dolor. No le encuentro una explicación, no quiero decir que lo que pasó no fue terrible, fue terrible. Fue terrible lo que pasó, es un dolor para todos”, dijo. Además, contó que la familia tiene un taller de chapa y pintura donde, al terminar la secundaria, trabajaba Matías Benicelli y que el joven jugaba al fútbol.
Madre de Enzo Comelli
“Enzo hacía deportes y trabajaba en un boliche, con eso se pagó sus vacaciones”, comenzó. “¿Cómo impactó este evento en la familia?”, preguntó el abogado defensor, Hugo Tomei. “Nos cambió la vida a todos. Mi vida cambió ese día. No puedo salir a la calle. Sufrimos acosos, llamadas”, respondió. Cuando la jueza María Claudia Castro le comunicó que ya podía retirarse, Guillén advirtió que quería acotar algo más. “Quería decirle al señor Burlando que yo no soy ninguna puta. Hace tres años que esperé este momento. Yo necesito decirlo. Quiero aclararle que yo trabajaba, no era ninguna puta”, sostuvo.