3 opciones para descansar en paz con el medio ambiente
Alternativas para quienes creen que el entierro o la cremación no son elecciones sustentables
¿Qué te gustaría ser cuando mueras? Por ahora las opciones tradicionales son alimento para gusanos o para el horno. Sin embargo, algunos promotores de la vida sustentable han sumado un nuevo frente de lucha contra el status quo en el área de la industria de la muerte.
Según ellos, los funerales y entierros son caros y anti-ecológicos: se necesitan muchos materiales que previamente hubo que extraer y procesar (las manijas de los ataúdes, las telas interiores, los metales usados para los ataúdes deluxe) o cosechar (las maderas), luego fabricar y transportar, todo para que finalmente quede enterrado dos metros bajo tierra, es decir, cortando cualquier tipo de ciclo natural. Eso, sin mencionar los químicos usados en la preparación del cadáver o el costo de mantenimiento de una parcela. Para estos grupos, la incineración tampoco es muy verde: los hornos queman gas y el resultado de las cremaciones se traduce en toneladas de dióxido de carbono vertido en la atmósfera.
Compost
Los funerales verdes o eco-friendly apuestan a protagonizar una vida realmente sustentable aun después de muertos y convertirnos en algo que tenga otro ciclo vital, en lugar de huesos amontonados en tumbas de cemento en algún rincón de la ciudad.
Hace unos años, el proyecto Urban Death -que sigue buscando financiación- fue de los primeros en proponer eco-funerales. En este caso, se trata de depositar los restos mortales en una gran vasija de tres pisos de alto sobre y entre otros cuerpos, tierra y pedazos de madera que ayudan a la descomposición. El objetivo es recoger un humus por el otro extremo de la vasija al cabo de 18 o 24 meses. Repensar el ciclo natural de la vida y hacer un compost con los muertos.
Fertilizante
Pero Ana Citelli y Raoul Bretzel, dos diseñadores italianos, fueron más allá y ahora proponen una mezcla de entierro tradicional con un toque new age: meter el cuerpo en posición fetal en un receptáculo en forma de huevo (pod, le dicen) realizado en materiales compuestos y biodegradables adosado -por debajo, claro- a un retoño del árbol preferido del difunto.
El árbol o brote plantado sobre el pod usará los nutrientes del cuerpo en descomposición como fertilizante y será lo más parecido a una nueva vida surgida de una vieja. Lo bautizaron Capsula Mundi concept . Así, buscan reemplazar los cementerios por "bosques sagrados".
La postal del "pod" se complementa con los deudos de los huevos plantados caminando entre un bosque bellísimo, que recuerda la memoria de los muertos y que además remite a la continuidad del ciclo de la vida, en contraposición a los cementerios, donde lo que hubo, lo que vivió, quedó ahí enterrado, inexorable, cerrado, acabado, aprisionado para siempre entre el cemento de tumbas, criptas y nichos.
Para los diseñadores, el huevo no es solo una manera novedosa y ecológica de ubicar a los muertos, es una iniciativa filosófica, artística y conceptual que tiene que ver con el futuro. "Este es un momento cultural particular, sentimos la necesidad de responder a la preocupación por el planeta y sobre el futuro de las próximas generaciones. Esto es parte de una conciencia diferente sobre las consecuencias de nuestras decisiones que van desde cómo vivimos cada momento del día hasta nuestros consumos de comida o de ropa", sostienen.
Piedras preciosas
El extremo bizarro de esta iniciativa es la compactación que ofrece la compañía norteamericana StarSeed Gems, que luego de un proceso físico-químico de escala industrial convierte las cenizas del ser amado en una piedra símil preciosa para ser exhibida como una joya. Cuesta entre 3000 y 16 mil dólares según el corte, el color, el volumen, y si es de pelo, ceniza o de los dos combinados.
Para Citelli y Bretzel, el negocio está en otro lado y no se traduce en dinero. "Cuando todavía el mundo no encuentra la solución a sus problemas de subsistencia ya tenemos delante nuestro el gran problema de nuestro lugar, de nuestro hábitat". Mientras tratan de sortear algunas trabas legales en Europa y Estados Unidos, y definen su estrategias de venta y distribución, los impulsores de Capsula Mundi ya empezaron a producir el huevo en pequeño formato como contenedor de cenizas para evaluar su funcionamiento y financiar el proyecto grande.