Ingresamos al complejo de Torres Al Río, trazado por el Estudio MSGSSS y ubicado en un practiquísimo enclave entre Capital y zona norte, para ver cómo estas familias interpretaron con estilo propio y a medida, sus departamentos
Antonio y Agustina
“A mí me enganchaste con tu primer departamento”, se ríe Agustina. “No era el clásico de alguien de veintipico; todo tenía su lugar: querías cargar el teléfono y salía un cable de la nada. Ahí me dije: ‘Este tipo está en todo, ¡no me voy más!’”. Habla Antonio Boz, arquitecto súper detallista que trabaja en el estudio familiar BCHB, especializado en obras integrales con equipamiento a medida.
“Lo que hace la diferencia son las terminaciones, los herrajes, cómo está apuntada cada luz. Parecen cosas chicas, pero sumadas te dan esa sensación de estar en un lugar donde todo cierra. Y donde Agustina después se quiere quedar a vivir”, bromea Antonio, quien deja en claro desde el inicio que, en la casa de este herrero, no hay cuchillos de palo.
El living es el lugar que más usa la familia, por lo que se equipó con diseños cómodos, hermosos y a medida, realizados por el estudio BCHB. El conjunto incluye sofás de lino y chenille modulados, para entrarlos y sacarlos fácilmente en caso de mudanza, y un juego de cuatro mesas ratonas con base de madera maciza lustrada y tapa de porcelanato símil mármol.
Idea de Agustina, la parte inferior del mueble dispuesto frente al sillón se hizo en microcemento alisado con frentes de madera y un nicho para poner, en el futuro, un biohogar a etanol. Sobre él hay una gran estantería de madera laqueada blanco brillante con espacio para la tele, y un estante superior en madera maciza. Completan la escena dos parejas de asientos claros en distinto estilo (Harturo).
En cuanto al piso, se conservó el original de madera (Patagonia Flooring) y se colocó una alfombra sintética (Harturo) delimitando el sector.
“Para darle clima al espacio, revestimos las columnas de yeso blanco con cemento alisado tipo estuco con laca brillante, cambiamos la pintura base por tonos satinados e hicimos una iluminación escenográfica con halospots dimerizados”, cuenta Antonio.
Como adelantamos, nada queda librado al azar en este hogar, ni siquiera la forma de la mesa del área para comer, la cual armoniza mejor el espacio y le da intimidad. Por si fuera poco, Antonio la diseñó con centro giratorio, base de roble americano lustrado y tapa de placas de mármol de Carrara, elegidas por el aquél en la cantera y cortadas en libro del mismo bloque para no interrumpir el dibujo.
En el lateral del sector, un vajillero con estructura de hierro, interior de roble americano cepillado laqueado y nicho amarillo brillante (BCHB), ideal para guardar todo lo que una gran mesa requiere. Como complemento, lámparas estilo vintage (Harturo).
“Integramos parcialmente la cocina al comedor con una puerta vidriada. Así, si hay una comida con chicos, pueden estar a la vista en el comedor diario”, explica Antonio.
Para sumar espacio de guardado en la cocina y ampliar el comedor diario, le ganaron metros al cuarto de servicio, colocando allí alacenas con frentes termoformados blancos, siguiendo la línea del ambiente.
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Recorrido el sector social y la cocina, es hora de adentrarnos en los dormitorios:
“Este ambiente estaba semiintegrado al living y lo cerramos para convertirlo en nursery. Cuando Bruno crezca, equiparemos el otro cuarto, y éste nos queda listo para cuando lleguen más chicos”.
La estrella del espacio es el mueble de madera de guindo laqueada a tono con la pared. Tiene cajones bajos para la ropa chica, nichos para canastos preexistentes y tapa rebatible para poder cambiar al bebé de frente. Atrás, el rincón de lectura aguarda, cálido y luminoso, con mesa y sillas a medida, biblioteca en forma de árbol, regalo de una socia del estudio, y móvil de globos traído de un viaje (Nini & Loli).
Ya en el dormitorio principal, uno de los primeros elementos que llaman la atención es un cuadro apaisado con aire oriental, regalo de la madre de Antonio. Debajo, la cama laqueada cuenta con cabecera de cuero engrasado, fundas de acolchado y almohadas de lino, y almohadones de terciopelo (todo de Como Pancha por su Casa). A los lados, mesas de luz con base de roble americano y tapa laqueada gris topo. Cada una porta una lámpara de mesa estilo vintage (Harturo). Cabe señalar que todos los muebles son diseños del estudio BCHB.
Por último, pero no por eso menos importante, al baño original, con mesada de mármol ‘Desert Brown’ y grifería cromada (Hansgrohe), se le sumó un revestimiento estucado en la pared de la ducha para darle un acabado más acorde con el resto de la casa.
Verónica
Es abogada y estudiante de Proyecto y Dirección de Obra. Vive con su marido Juan Martín, con quien compartía un piso alto y despejado, de ahí que la luz fuera un requisito excluyente en la nueva casa. Por eso, ya desde los renders, el proyecto los convenció: prometía (y cumplió) vistas al río y la ciudad, y su ubicación era perfecta: “Desde las ventanas chequeamos Libertador, General Paz, Lugones, Cantilo. Tenemos el informe del tráfico 360°”, dice Verónica.
Para darle forma al hogar, la dueña de casa trabajó con las arquitectas Sol Galliano y Lucía Rivolta del estudio Galliano-Rivolta, quienes interpretaron a la perfección las ideas de la pareja, creando una ambientación a escala, muebles de materiales nobles, una paleta homogénea y revestimientos claros para honrar la entrada de luz natural. En conjunto, el departamento ofrece una sensación general de calidez, orientada al disfrute y apto para mascotas, por supuesto.
La primera parada de nuestra visita comienza en un gran ambiente en forma de ‘L’, en cuya parte más larga se instaló el comedor. En él, sobresale a primera vista una espléndida mesa (Galliano-Rivolta) de casi tres metros que se armó con una única pieza de mármol arabescato y patas de madera maciza, ideal para que los frecuentes invitados a comer puedan desplegarse a sus anchas.
El sector se complementó con un vajillero laqueado blanco (Bull) que se mimetiza con la pared, sillas ‘Wishbone’ y un par de lámparas galponeras XL (Paul French Gallery), que se colgaron bien bajas para sectorizar y dar intimidad.
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Además, con el objetivo de poder disfrutar de la increíble vista y del aire libre en las tardes cálidas, se dispusieron en el balcón dos sillas de hierro con almohadones en tela náutica gris (Bull): una apuesta sencilla que “se banca todo”.
“Como los dueños compraron de pozo, pudimos modificar algunos elementos de obra, como el piso: en lugar de madera prefinished, elegimos un porcelanato que da claridad al ambiente y es más práctico para las mascotas”, señala la arquitecta Sol Galliano.
Unos pasos más adelante, está el living integrado. A pedido de Verónica, que quería incorporar un elemento más rústico, la mesa baja se hizo con tapa de madera maciza casi sin lustre y patas de hierro. Este último material se reitera en la estantería pintada de negro (Bull), que da escala a todo el ambiente, a la vez que oculta un gran equipo de aire acondicionado y suma espacio de guardado.
Diseño del Estudio, los sofás con almohadones en distintos tonos de gris se complementaron con maceteros de hierro con monsteras (Herbario), lámparas de pie (Paul French Gallery), dos sillones ‘MDQ’ negros (Eduardo Aldacour) y una alfombra rayada (Rugit). Lo más importante de esta última es que es lavable, lo cual vuelve el espacio apto para perro y gatos.
“En la cocina modificamos algunos detalles para adaptar los muebles a los electrodomésticos que queríamos poner. Y cambiamos las buñas grises por una versión blanca, para que se vieran más macizos”, añade Galliano.
La mencionada adaptación se trabajó junto con De Otro Tiempo, el estudio a cargo de ejecutar las cocinas. Así, se lograron alacenas a medida y un hueco para el lavavajillas y la heladera que tenía la pareja.
El departamento también posee un sector de trabajo y estudio. Sobre el mismo nos explica Verónica que: “La idea para el escritorio fue crear algo bien sencillo, priorizando la vista. Con un sillón que tiene la profundidad de una cama, es también un cuarto de invitados comodísimo”.
El diseño de este mueble de trabajo es una versión más pulida del típico tablón con caballetes, en madera maciza lustrada con patas blancas laqueadas. Se completó con una lámpara blanca con morsa (Huup Iluminación), cajonera con ruedas, silla ‘Aluminum’ y alfombra estampada para sumar color (Urban Outfitters).
Por último, nos detenemos en el dormitorio principal. Allí, nos cuenta Galliano que: “Las lámparas [‘Industrial’ (Amparo Be)] sobre las mesas de luz resultaron súper cómodas: tienen brazo móvil, dimer y permitieron prescindir de una gran cabecera o cuadros sobre la cama”.
El estilo natural fue dado al cuarto por medio de diseños propios de Galliano-Rivolta. Nos referimos a la cama de petiribí encerado sin lustre, las mesas de luz de madera laqueada gris y la cajonera blanca laqueada que suma espacio de guardado.
Y como todo dormitorio debe ser un templo del relax, se le adicionó un sillón de mimbre (Compañía Nativa) que invita a la lectura con una lámpara de pie blanca (A3). Al lado, aprovechando la luz que llega a cada rincón, una maceta le da el toque verde con una planta natural (Herbario).
Natalia
Es arquitecta en De Otro Tiempo. Conoció el edificio mientras se encargaba de la ejecución de las cocinas en las tres torres de viviendas y se enamoró de este tres ambientes, no sólo por las características de la edificación, sino además por su ubicación: la poco frecuente conjunción de tener facilísimo acceso a Capital estando a pasitos del Vial Costero y disfrutar los fines de semana cerca del agua sin alejarse demasiado del colegio de su hija Bernardita (en Olivos) ganó por goleada. Apoyada por Mariano, su marido, la familia decidió mudarse el diciembre pasado.
Súper cálida y con concepto global de bienvenida, la decoración del ambiente integrado fue pensada y aplicada por Natalia, quien se valió de muebles a medida diseñados con De Otro Tiempo, junto a detalles y objetos que encontró por internet.
Detengámonos en el sector del living. Dispuestos para la comodidad familiar encontramos un banco de madera como mesa ratona (Net Muebles), sofá ‘Matilde’ con estructura de petiribí, entelado de arpillera laqueada y tapizado de lino (Las Marinas), y sillones ‘Easy’ de madera de guindo y tejido de hilo (Amparo Be).
Natalia trazó la mesa del comedor con una placa de mármol arabescato con corte a 45º (De Otro Tiempo) montada sobre dos caballetes de demolición comprados en San Telmo. Completó con sillas blancas (Mascardi) y lámparas colgantes que armó con canastos de mimbre abiertos (Compañía Nativa) y soga cubriendo el cable. Al fondo, la TV se ubicó en una repisa abierta de nogal americano (De Otro Tiempo).
“Sumé un mueble lateral [hecho íntegramente en nogal americano] porque necesitaba espacio de guardado. El frente gris contrasta bien con la madera, y el nicho le da un poco de aire para evitar el efecto bodoque”, detalla la arquitecta.
Detrás, una barra separa delicadamente los sectores, sumando una superficie de trabajo y guardado, y dando paso a la cocina, un plano blanco con muebles de frente termoformado y mesada con alzada a tono, de Silestone ‘Blanco Zeus’.
Repasando el equipamiento del luminoso ambiente, nos topamos con un horno y un anafe eléctricos, y con un extractor oculto (¿llegan a ver dónde está?).
“El remate de la cocina estaba pensado como desayunador, pero preferimos aprovecharlo como lavadero. Con la mesa de comedor y la barra alcanza y sobra”.
Como tamiz adaptable a cualquier ocasión, el cortinado corredizo de género y black out se combinó con un modelo roller screen de lino.
El piso de madera original se conservó en todo el departamento, incluido el cuarto de Bernardita: preferible tener una alfombra liviana que se levanta y se lava. Con respecto al reino de la niña, queda claro que está lleno de color y alegría. Súper coqueta, la pieza tiene una mesa de luz verde antigua con una lámpara con pantalla en tono crudo (todo de Cehache Home). Ideal para jugar a las mil y una aventuras, una carpa de tela plegable (Tienda de Indios) toma el centro del espacio, acompañada con una alfombra traída de un viaje a Méjico y un soñado auto rosa (Imaginarium).
En cuanto al dormitorio principal, resaltamos un toque sobresaliente que le da calidez: una placa ranurada enchapada en madera que enmarca la cama y abarca también las mesas de luz (Cehache Home), equipadas con lámparas rústicas.
El elemento con el que todos soñamos está presente aquí. Hablamos de un vestidor, cuyo interior -realizado con placas de melanina ‘Seda Giorno’- comunica el cuarto principal con el baño.
Tres departamentos similares; tres mundos completamente diferentes. Para tomar nota e inspirarse.
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