"Dios creó el agua, pero el hombre creó el vino", dijo Victor Hugo. En la Argentina, sería "creó el fernet con cola". Esa bebida alcohólica mezclada con gaseosa es el cóctel más consumido en el país y se ubica entre las tres primeras elecciones con alcohol entre los consumidores después de la cerveza y el vino. La predilección de los argentinos por el fernet es una curiosidad que se expandió tanto como la sed desde la mediterránea provincia de Córdoba. Si bien es una bebida conocida desde mucho antes, el fernet se popularizó en los últimos 20 años, al punto de que comenzó a comercializarse como cóctel: Fernando, entre otros.
Este aperitivo de origen italiano apareció en las costas argentinas junto con los barcos de inmigrantes. Según quienes investigaron el camino del fernet en estas tierras, la bebida era utilizada para protegerse del cólera, una enfermedad bastante difundida entre los pasajeros durante los largos viajes oceánicos. Los componentes del fernet, distintas hiervas maceradas que le dan un gusto fuerte y amargo, eran utilizados en realidad como un antiséptico.
Con el tiempo, el fernet fue adoptado como un aperitivo antes de las comidas. En general se consumía en pequeñas proporciones. Pero un día apareció la Coca-Cola. Nadie sabe a ciencia cierta cuándo fue que los cordobeses comenzaron a realizar la mezcla popular y nacional. La ascensión social del fernet, en principio popular y algo marginal, no tuvo límites. En las barras más importantes de Buenos Aires saben que pueden quedarse sin vodka pero nunca sin fernet.
En Italia este noble aperitivo sigue consumiéndose de la manera tradicional, es decir, en pequeñas proporciones, antes de las comidas o con el café. En otras ciudades, como Berlín o Nueva York, hay un creciente consumo. Pero el centro neurálgico del consumo trendy de fernet está en San Francisco, California, que se presenta en los folletos turísticos como la segunda ciudad del mundo en consumo de fernet, detrás de Córdoba. Allí se sirve puro, como un shot, y se lo acompaña con ginger ale. Por eso, hablar de cócteles en la Argentina y olvidarse del fernet hubiera sido un pecado.
