Yayo y Manteco. Viajes a Perú y reuniones de madrugada, los secretos del clan que inundaba de cocaína el mercado interno
La policía bonaerense secuestró 485 kilos de droga en allanamientos concretados en General Rodríguez y Merlo; está prófugo el presunto líder de la organización narco, Jaider Mejías Quiñonez
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El viaje a Perú de Manuel Mendoza Herrera, alias Manteco, encendió las alarmas de los detectives que estaban detrás de sus pasos, en una investigación que ya llevaba 75 días. El ciudadano peruano tenía un rol fundamental en la organización narco bajo sospecha: era el encargado de fraccionar los estupefacientes y llevar la droga a los distintos centros de acopio para después ser comercializada en los puntos de venta del conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Aires. Su salida de la Argentina hacía suponer a los investigadores que un nuevo cargamento de estupefacientes estaba por ingresar en el país y, todo indica, que las especulaciones no eran erradas. Poco después del regreso a la Argentina del sospechoso, la policía bonaerense secuestró 485 kilos de cocaína en procedimientos hechos en General Rodríguez y Merlo.
Manteco Mendoza Herrera fue uno de los seis detenidos en un allanamiento, ordenado por el juez federal Elpidio Portocarrero Tezanos Pinto, en una quinta de General Rodríguez donde se descubrieron 325 kilos de cocaína.
“Por las pruebas reunidas en el expediente podemos sostener que la cocaína que tenía en su poder la organización criminal era para ser comercializada en el mercado interno. No hay pruebas que indiquen que el objetivo fuese sacarla de la Argentina para introducirla en el mercado internacional”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial.
Junto con Mendoza Herrera fue detenido quien hacía las veces de su custodio y chofer, Luis Ángel Navarro Barboza, alias Naifas. El que todavía no puso ser apresado es el supuesto líder de la organización criminal en la Argentina, Jaider Mejías Quiñonez, alias Yayo.
“Yayo, de nacionalidad peruana, se encargaría de la logística de los cargamentos y residía en una vivienda de Merlo. Sería el cuñado de uno de los capos del cartel radicado en Perú”, explicó a LA NACION una fuente judiciales.
La investigación comenzó el 15 de julio pasado tras una denuncia anónima donde se daba detalles de “la existencia de una organización narcocriminal que se dedicaría a la comercialización y distribución de sustancias estupefacientes en distintos puntos del conurbano bonaerense y en la ciudad de Buenos Aires. A su vez, se dijo que la misma se vincularía con un cártel peruano, y que tendría su base operacional en Merlo. La cocaína llegaba a la Argentina desde Perú en camiones, para luego fraccionarla en cargas de menores dimensiones y resguardarlas en distintos lugares para, posteriormente, repartirlas a quienes harían las veces de vendedores”, según consta en el expediente judicial al que tuvo acceso LA NACION.
Tras la denuncia, la causa quedó delegada en la Fiscalía Federal de Hurlingham, a cargo del fiscal federal Santiago Marquevich. El representante del Ministerio Público le encargo las tareas de investigación al Departamento de Casos Especiales de la policía bonaerense.
“Los investigadores informaron que tras las tareas quedó a la vista que Manteco Mendoza Herrera le rendiría cuentas a Yayo Mejías Quiñonez, ya que se lo vio dirigirse varias veces al día al domicilio de este último, donde permaneció por distintos períodos de tiempo”, explicó el auxiliar fiscal Eduardo Suárez en el dictamen donde solicitó una serie de allanamientos.
A Manteco no le importaba la hora para visitar y reunirse con su superior. Así quedó demostrado una madrugada cuando los detectives policiales advirtieron que salió de su casa y fue hasta la vivienda de Yayo en su camioneta Jeep Renegade. Fue una reunión de pocos minutos entre las 3.50 y las 4.10 que terminó en el aeropuerto internacional de Ezeiza donde Mendoza Herrera dejó a una persona para que tomara un avión, posiblemente el pasajero fue Mejías Quiñoñez.
“Los detectives presumieron que Manteco trasladó a Yayo para que tomara un un vuelo, destacándose este accionar, dado que, como mencionaron, de las tareas previamente desarrolladas surgía que ese tipo de movimientos resultarían ser parte de los actos previos a la llegada de un nuevo cargamento de alguna sustancia estupefaciente”, según el citado dictamen.
Manteco, según el avance de la investigación, era el encargado de transportar la cocaína de la organización a los puntos de acopio y a los puntos de venta.
“Se observó a Manteco ingresar en algunos domicilios, donde permanece por minutos, realizando distintos tipos de conductas dependiendo el sitio que se trate. Es decir, se reúne en lugares que funcionarían como base de operaciones con otras personas que podrían formar parte de la organización; efectúa depósitos y retiro de elementos en otros lugares utilizados para la guarda u ocultamiento de las sustancias y por último, efectúa entregas en distintos domicilios”, se explicó en el expediente judicial.
Esos inmueble que solía frecuentar el sospechoso estaban en Merlo, General Rodríguez y en Jose C. Paz.
Los integrantes de la organización criminal tienen antecedentes por situaciones vinculadas con el narcotráfico. Según fuentes judiciales, Manteco tiene un causa abierta ante el Juzgado Federal porteño N° 3 por violación de la ley de estupefacientes y está imputado en otro expediente iniciado en 2016 por el secuestro de un kilo de cocaína en una mochila.
Otro sospechoso fue procesado por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por la intervención de tres o más personas en un caso donde se secuestraron 23 kilos de cocaína.
Como se consignó, en una quinta de General Rodríguez, la Subdelegación Departamental de Investigaciones (SubDDI) de José C. Paz de la policía bonaerense secuestró 325 kilos de cocaína. Pero, además, en un procedimiento en Merlo se decomisaron otros 160 kilos de la misma sustancia.
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