El asesinato de una chica de 13 años golpeó de nuevo a una de las zonas más peligrosas y desprotegidas
Jennifer Campos Calle, ejecutada de un tiro en el pecho frente a sus padres, murió en la misma zona en la que en los últimos cinco años mataron a tres colectiveros; hace 96 horas fue el quíntuple crimen en una toma de tierras
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El homicidio de una chica de 13 años, conmocionó a una de las zonas más castigadas por la pobreza y la inseguridad en el territorio bonaerense. Apenas noventa cuadras en línea recta separan el barrio El Fortín, de Virrey del Pino, donde Jennifer Campos Calle fue asesinada por dos asaltantes que entraron a robar en el corralón de su familia, del barrio 8 de Diciembre, en González Catán, donde 96 horas antes una banda de usurpadores mató a cinco vecinos que reclamaban porque la organización había vendido tres veces sus terrenos.
A Jennifer la mataron al mismo tiempo que, en otra zona del partido de La Matanza, en la rotonda de San Justo, familiares de las cinco víctimas y los siete heridos de la denominada masacre de González Catán marchaban para reclamar justicia por los cinco vecinos asesinados.
Jennifer y sus padres, Ruth y Franz, ambos de nacionalidad boliviana –al igual que las víctimas de la masacre en la toma de González Catán– fueron asaltados en la casa situada junto al corralón familiar del barrio El Fortín, situado en el radio de 60 cuadras de Virrey del Pino, donde, en cinco años, asesinaron a tres choferes de colectivos: Leandro Alcaraz, Pablo Flores y Daniel Barrientos.
Para llegar a la casa situada en Machado y Concordia, donde Jennifer, que iba a la escuela y amaba practicar taekwondo, recibió un tiro en el pecho en medio del asalto, hay que recorrer más de quince cuadras por la calle Río de La Plata, que cruza la ruta 3 a la altura del kilómetro 38. Las últimas cinco cuadras son de tierra y pozos. La vivienda y corralón de los padres de la víctima están a 600 metros del río Matanza.
En esa lonja que va desde el kilómetro 41 hasta el 35 de la ruta 3, de un lado, y el río, del otro, se levanta una serie de barrios, como El Sol, La Palangana, Oro Verde, Esperanza, Vernazza y San Pedro, también mataron a Esteban Bellido, un vecino que trabajaba en una distribuidora de gaseosas y fue asesinado el 31 de octubre de 2022 cuando reclamaba a la policía que desalojaran a una banda narco que se había instalado en la zona.
Sin patrullaje
La desprotección que domina a los vecinos de La Matanza, en general, y de Virrey del Pino, en particular, quedó expuesta en el recorrido realizado por este cronista por los 40 kilómetros que separan Lomas del Mirador de la escena del homicidio de la adolescente. Durante el trayecto, que incluyó el paso por Ciudad Evita, La Tablada, Laferrere, González Catán y Virrey del Pino, apenas se vieron cuatro patrulleros.
“Acá la policía viene cuando matan a alguien. Uno puede llamar al 911, pero tardan media hora en llegar o nunca mandan un móvil”, explicó Isabel, una vecina de Jennifer, Franz Campos y Ruth Calle.
Otro detalle puso en evidencia la falta de prevención y la ausencia de policías que realicen patrullajes efectivos. El Peugeot 208 blanco usado por los cuatro asaltantes que participaron en el ataque contra la niña y su familia había sido robado seis días antes en La Matanza. Según fuentes de la investigación, durante esos seis días, los ladrones que se movilizaban en el 208 cometieron nueve asaltos como el que terminó con el homicidio de la menor.
La ausencia de policías, con móviles que solo recorren las avenidas principales, y de arcos lectores de patentes en la traza de la ruta 3 o en los accesos a los barrios, posibilitó que los agresores de Jennifer se movieran con toda impunidad.
El dolor del padre
“No sé cómo entraron. Me tiraron gas pimienta en los ojos y me ataron las manos con precintos. Después comenzaron a pegarme con la culata de una pistola y no dejaban de exigir que les entregara plata. Yo no tenía mucha plata”, expresó Franz, en la puerta de su casa. El padre de Jennifer tenía en su frente la sangre seca de la hemorragia provocada por uno de esos golpes.
“Cuando los dos asaltantes huyeron, se separaron. Alcancé a tomar un ladrillo para perseguir al ladrón que escapó por la derecha. En ese momento escuché una explosión, como si fuera de un balazo. Regresé a mi casa y encontré a mi hija boca abajo. Apenas respiraba, pensé que era el efecto del gas pimienta. Traté de contenerla, le toqué la espalda, la cabeza, le dije ‘tranquila, tranquila, ya pasó, ya está, se terminó, tranquila’, pero no reaccionó. Entonces, la cargué en la moto, un vecino se puso entre ella y yo. Así la llevé hasta el hospital del kilómetro 32, donde murió“, recordó Franz, conmocionado.
A partir de la reconstrucción del sangriento episodio, realizada por el fiscal de La Matanza Matías Folino, se determinó que hubo cuatro delincuentes, dos de los cuales irrumpieron en la casa, situada en el mismo predio que el corralón que Franz instaló hace tres años, cuando el barrio comenzó a poblarse y los vecinos necesitaban materiales para la construcción de sus viviendas.
El tercer ladrón, que se había quedado en la vereda, interceptó a Ruth cuando salió de la casa para pedir ayuda. Mientras que el cuarto ladrón esperaba al volante del Peugeot 208. Aparentemente, uno de los delincuentes que estaba en la casa abrió fuego cuando uno de los tres dogos argentinos blancos lo atacó mientras intentaba maniatar a Jennifer, que practicaba taekwondo en el club Barrio El Sol, a cuatro cuadras de su casa.
Entonces, el asaltante abrió fuego y mató a Jennifer de un balazo en el pecho. El mismo proyectil hirió a uno de los dogos que la familia tenía debido a que habían sido asaltados en tres oportunidades. Los delincuentes huyeron con un botín de 50.000 pesos, en dirección al barrio La Palangana, al lado del Fortín.
Luego de revisar las cámaras de seguridad de la zona, el fiscal Folino siguió la pista del vehículo hasta una casa situada a diez cuadras de la escena del homicidio. Al revisarlo, los policías hallaron precintos similares a los que usaron los agresores que atacaron a Jennifer y a su familia. Con estos elementos, el representante del Ministerio Público logró identificar a dos de los cuatro integrantes de la banda y ordenó tres allanamientos.
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