Violó a sus cinco hijas. Condenan a 50 años de cárcel a un albañil que sometió a su familia a toda clase de abusos y tormentos
Los hechos ocurrieron por al menos una década, hasta 2020, cuando el hombre, hoy de 71 años, fue detenido en el momento en que llevaba a una de las jóvenes a un campo para agredirla sexualmente
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MAR DEL PLATA.- Un albañil de 71 años recibió una condena a 50 años de prisión por abusar sexualmente de sus cinco hijas, hechos que recién salieron a la luz cuando una de ellas se animó a denunciarlo, a mediados de 2020.
Los jueces que componen el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 entendieron que el acusado –de quien se reservan datos filiatorios para evitar la identificación de sus víctimas, que tenían entre 13 y 27 años al momento de la denuncia– fue culpable de los delitos de abuso sexual agravado con acceso carnal. Le aplicaron diez años de cárcel por cada una de sus hijas, que sufrieron los abusos, reiterados, durante al menos una década.
El “depredador sexual” también es padre de dos hijos varones, a quienes, según surgió de la pesquisa que se extendió durante estos últimos tres años, los sometía y castigaba verbal y físicamente.
Lo mismo hacía con su esposa, de nacionalidad chilena, a la que conoció en Pico Truncado, Santa Cruz. Si se animaba a cuestionarlo o enfrentarlo de algún modo, les advertía: “Voy a mandar a que te corten las piernas, chilena de mierda”; así lo declaró la mujer en la causa.
Según consta en la denuncia, trataba a todos en su casa como “esclavos”, incluida a su suegra. Para mantener su régimen de terror solía echar mano a dos fustas a las que llamaba “cariño” y respeto”. A sus hijas no solo les decía cómo debían vestirse a la hora de salir. Las amenazaba con no cubrir sus necesidades básicas si no accedían a sus constantes demandas sexuales. Y, en ocasiones, les entregaba dinero solo después de someterlas.
La investigación judicial la encabezó la fiscal Andrea Gómez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°4, que a partir del primer testimonio de una de las cinco mujeres abusadas y tras analizar las pruebas aportadas, logró que la Justicia de Garantías avanzara hacia la detención del entonces imputado, que seguirá preso en la Unidad Penal de Batán.
La captura se hizo efectiva cuando se llevaba a una de sus hijas hacia un campo, por lo que se presume que con el arresto se evitó que volviera a someterla. De hecho, una de las pruebas más recientes en su contra era un video grabado con un teléfono celular por una de las jóvenes, que registró el momento en que una de sus hermanas era violada por él.
En el domicilio del acusado fueron secuestrados un un revólver calibre .38, una escopeta calibre .16 y una carabina calibre .22 sin la correspondiente documentación, por lo que además se le imputó, además, la tenencia ilegal de arma de fuego.
Las víctimas, al momento de la apertura de esta causa judicial, tenían entre 13 y 27 años. Todas testimoniaron en sede judicial y aportaron datos que incriminaban a su padre, siempre con la misma modalidad en la que hacía prevalecer su perfil violento.
“El acusado impuso su voluntad en todas y cada una de las circunstancias que hacían a la convivencia en el domicilio, impuso más temor que ‘respeto y cariño’, forma en la que solía llamar a sus ‘fustas aleccionadoras’”, citaron los jueces en los fundamentos del fallo y remarcaron que “la relación con su esposa e hijos se caracterizó por la violencia física y psíquica, y generó un contexto del que algunos lograron escapar contrayendo matrimonio o realizando la denuncia penal que dio motivo a la investigación del Ministerio Público Fiscal”.
Agregaron los magistrados que según el testimonio de la mayor de las víctimas, que en la actualidad tiene 29 años, “tenía entre 10 y 12 cuando su padre comenzó a perseguirla y a ‘tocarla’”, lo que repetía -describió- con ella y sus dos hermanas dos más chicas. Ubicó el primer acceso carnal a los 13 años, mencionó que esa ocasión no podía parar de llorar y el acusado le pegó en el estómago para que se callara”.
En cuanto a la madre de las víctimas, el tribunal señaló que esta había declarado que jamás imaginó que iba a suceder lo que se dio. Describieron los jueces que la mujer manifestó que el acusado “la trataba como a “un animal”, le pegaba y decía que “iba a mandar a que le corten las piernas” (las hijas también hicieron referencia a tales expresiones), solía decirle “chilena de mierda””. Y puntualizó que a ella, también, “a veces le pegaba con una fusta”.
Los magistrados Juan Manuel Sueyro, Leonardo Celsi y Raúl Perdichizzi le fijaron una pena de 50 años de prisión, por debajo de los 55 que había solicitado la fiscal Gómez. La defensa había considerado que no se probaron los hechos imputados y solicitó la absolución.
También había planteado, durante el desarrollo de esta investigación, la posibilidad de un régimen de morigeración de la prisión preventiva al tratarse de un mayor de 70 años. Se lo denegaron con los mismos argumentos por los que se lo había mantenido detenido: tenía una pena en expectativa muy alta, lo que implicaba riesgo de fuga. Además, por las condiciones de vulnerabilidad de sus víctimas, su perfil violento y, con ello, su posible influencia sobre ellas y testigos.
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