Violencia y drogas. Un concejal de Santa Fe que es cantante actuó en el casamiento narco de Rosario
Juan José Piedrabuena, músico de cumbia y edil del PJ desde el año pasado, cantó en la boda que terminó en un triple crimen; “Nunca vi tanta seguridad en una fiesta”, admitió; dijo que no conocía a los novios
- 6 minutos de lectura'
ROSARIO.- Entre los 150 invitados y asistentes al casamiento narco que el sábado pasado terminó en un triple crimen en Ibarlucea, en las afueras de esta ciudad, Rosario, estaba el actual concejal Juan José Piedrabuena, un músico de cumbia que fue una de las sorpresas electorales de 2021 en la capital provincial. Piedrabuena respaldó con su partido +Santa Fe a la lista del Frente de Todos en los comicios nacionales. El artista dijo que fue contratado para cantar en la boda y que no conocía a los novios, ambos con causas por narcotráfico.
Las fotos que lo muestran a Piedrabuena con un saco azul y un pantalón negro empezaron a circular en las últimas horas por las redes sociales. El concejal había posado antes de que se produjera el triple homicidio narco con varios de los invitados. En Campo Ibarlucea se había reunido para la boda de Esteban Rocha y Brisa Leguizamón, que tiene pedido de captura de la justicia federal, la crema del narcotráfico rosarino. Estaban representados organizaciones criminales que tienen negocios con la banda de Los Monos.
Este jueves Piedrabuena salió a explicar –en diálogo con la radio Aire de Santa Fe- su participación en el casamiento. “Yo estuve como músico. Fui contratado como artista, como cantante. No sabíamos dónde íbamos a tocar. Fue como cualquier laburo de fin de semana”, advirtió el músico que formó parte del histórico Grupo Alegría, una banda que le dio fama también a Sergio Torres, un cantante que actúa desde hace 15 años para la familia Cantero.
Piedrabuena contó detalles de la boda. “Había una seguridad increíble. Nunca vi una cosa así. Nos pidieron hasta pase sanitario”. “Como en todo show cuando termino de tocar me voy. Nunca conocí a los novios. Sólo hice un concierto y después me volví a la ciudad de Santa Fe. Tuve la desgracia que pasó esto. Yo me enteré cuando estaba en la autopista”, agregó el concejal.
Piedrabuena fue una de las sorpresas en la elección del año pasado. No se postuló con una lista del Frente de Todos, pero respaldó en el comicio nacional a los candidatos al senado y a la Cámara de Diputados del oficialismo. Lo hizo a través de videos en las redes sociales.
Cuando asumió como concejal, Piedrabuena aclaró que iba a seguir con la actividad de músico bailantero. “Lo mío (por cantar), por suerte no me perjudica en nada, ya que a la política la puedo desarrollar durante la semana y la música el fin de semana”, dijo.
Piedrabuena actuó en el casamiento en un escenario enorme que se montó en el parque del predio de Campo Ibarluccea. La boda de Rocha, alias Pinky, y Brisa Leguizamon había reunido a gran parte de la mafia rosarina. El concejal dijo que desconocía a dónde iba. “No sabía nada. Ni tampoco sé cuánto se cobró. Eso lo sabe mi representante”, apuntó y pocos le creyeron.
El fastuoso casamiento de una pareja de narcos, que terminó con un cruento triple crimen –entre las víctimas había una beba de un año, que recibió cuatro disparos- el sábado pasado en un country de las afueras de Rosario muestra que lejos de ocultarse el dinero que proviene de la venta de drogas se exhibe con impunidad.
Aún se desconoce quién estuvo detrás del triple crimen. Pero hay sospechas de que esta trama tiene que ver con un recrudecimiento de la guerra entre bandas narcos, cuyos jefes están detenidos. Iván Maximiliano Giménez, de 30 años, una de las víctimas del ataque sicario que dejó tres muertos, entre ellos a su esposa Erica Romero y su hija Elena, nació en villa Banana, una de las zonas más pobres de Rosario. Pero escaló en la estructura del narcotráfico y se empezó a rozar con otros sectores sociales. Fue al casamiento con un auto que no usaba de manera frecuente, un Audi TT flamante, que cuesta más de 50.000 dólares.
Desde el año pasado estaba siendo investigado por la justicia federal. Vivía en Ibarlucea, en las afueras de Rosario, donde se realizó el casamiento de Esteban Rocha y su novia Brisa Leguizamón. Su casa en una zona rural está a pocos metros de un galpón donde acopiaba cargamentos de cocaína que provenían de Bolivia Reina Titi, una mujer que se llama Adelaida Castillo, y reemplazó al sofisticado clan Loza en la operatoria de logística narco en la Argentina.
Giménez se había acercado, como lo hacen muchos en la geografía narco rosarina, al líder de Los Monos para que lo protegiera. Esa necesidad cuesta cara. Tiene contraprestaciones riesgosas que demarcan las fragilidades de las lealtades en el narcotráfico.
Lo que intuyen los investigadores es que Giménez intuía que lo buscaban para matar. Una hipótesis es que Esteban Alvarado, preso en el penal de Ezeiza, enemigo histórico de los Cantero, era el que había puesto precio a su cabeza. Lo hacían responsable de la pérdida de un cargamento de 200 kilos de marihuana que se perdieron en el río Paraná el 12 de octubre pasado. El mal clima le jugó una mala pasada y las bolsas con la droga que arrojaron desde una barcaza –probablemente proveniente de Paraguay- terminaron en el fondo del Paraná. Por eso, Giménez se había cambiado a la competencia, a las filas de Cantero para sobrevivir.
Rocha, el novio del casamiento, tiene la misma edad que Giménez. Ambos crecieron de forma vertiginosa a nivel económico. Y los dos estaban ahora cerca del líder de Los Monos, aunque provenían de organizaciones distintas.
En apenas tres años, Rocha se transformó en un narco de peso. Su mirada estaba puesta en el dinero que recaudaba. De ser un vendedor de droga para una gerente barrial como Olga Medina, conocida como Tata, había escalado a otra esfera. Proveía a bandas que vendían cocaína como si fueran caramelos. Estaba en pareja con Brisa Leguizamón desde hacía tiempo. Ella lo conocía el negocio y se transformó en su socia.
Se presume que la contratación de los músicos Piedrabuena y Sergio Torres fue por recomendación de Los Monos. Son artistas que históricamente han participado de fiestas que organiza el clan criminal. El año pasado, cuando Torres actuó para el cumpleaños de Luciano Cantero, hijo de Claudio Cantero, alias Pájaro, dijo a LA NACION, que “no le pide el prontuario a la gente que lo contrata. Yo soy músico”.
Temas
Otras noticias de Narcotráfico
- 1
La desesperada reacción de un hombre al que le querían robar el auto con su hija en el interior
- 2
Cincuenta años de prohibición. Los peligros ocultos en las aguas del Río de la Plata y sus riesgos para la salud
- 3
ADN del crimen. Una pareja malaya, detrás de una teatral estafa cuya real magnitud aún se desconoce
- 4
Dos mujeres discutieron por un incidente vial y en medio de la pelea una le mostró los senos a la otra