Violencia sin límites: matar al azar, la nueva crueldad de una mafia de sicarios que nadie parece saber ni puede detener
La principal hipótesis del homicidio del chofer de colectivos César Roldán, ocurrido en Rosario, es que se trató de un crimen para generar conmoción y que la víctima fue elegida aletoriamente
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ROSARIO.-César Roldán, de 43 años, era chofer de colectivos, estaba casado y tenía dos hijos. Fue asesinado el sábado pasado a las 16, cuando dos jóvenes sicarios lo pararon en la esquina de Eva Perón y Cullén, en Rosario. Gritaron para que se detuviera. Roldán cerró las puertas del vehículo al ver a los dos hombres exaltados. Uno de ellos sacó un arma y comenzó a disparar contra el parabrisas, hacia donde se encontraba el conductor. Uno de los tiros dio en la cabeza y la víctima murió en el acto, mientras que una mujer de 27 años resultó herida de bala. La policía encontró en la escena del crimen una nota: “Valen dejá de hacerte cuidar por la policía, gato. Decile a los chizitos. Atentamente: Los personajes”.
El asesinato del chofer provocó la reacción del gremio de Unión Tranviarios Automotor (UTA) que dispuso un paro durante el fin de semana, que se extenderá hasta hoy a la tarde, cuando los familiares y amigos sepulten los restos de Roldán. El sindicato evaluará cómo seguirá el reclamo basándose en las propuestas del gobierno para mejorar la seguridad de los choferes.
Hasta ahora los investigadores manejan como principal hipótesis que se trató de un crimen al azar. La víctima podría haber sido cualquier persona, pero consideran que los sicarios eligieron a un conductor de una línea de colectivos porque sabían que iba a generar una conmoción enorme en la ciudad. Y así ocurrió. Rosario quedó sin transporte público por un hecho mafioso durante todo el fin de semana.
La mecánica del crimen es similar a la que ocurrió con el cruento asesinato de Lorenzo Altamirano, conocido como Jimi, que se produjo el 2 de febrero de este año, cuando el músico callejero fue raptado al azar en la calle y ejecutado en las inmediaciones del estadio de Newell’s. En uno de sus bolsillos, los asesinos dejaron un papel con un texto que hacía referencia a la interna de la barra leprosa, copada por la banda de Los Monos.
Otro hecho parecido también sucedió el día del escrutinio del balotaje. “Si gana Milei va a haber más muerte. A buenos entendedores, pocas palabras”. El extraño mensaje escrito en un papel estaba entre la ropa del cadáver de un hombre de 34 años que fue ejecutado el domingo a la noche en Rosario, cerca de las 20.30, momentos previos a que se conocieran los resultados oficiales del escrutinio.
La víctima fue identificada unas horas después en el Instituto Médico Legal de Rosario, como Héctor Miguel Gaitán, un hombre de 34 años, que vive cerca de la zona donde fue asesinado. En su prontuario figuran delitos de robo, portación ilegal de arma de fuego y violencia de género.
El crimen tuvo impacto a nivel nacional por el contexto en el que se produjo: el escrutinio del balotaje que le dio la victoria a Milei, cuyo nombre que aparecía en el mensaje. No se le dio en el ámbito provincial la dimensión que podría tener este episodio, en medio de la transición política en una provincia que parece apagada, en modo hibernación frente a un calor que avanza en la primavera.
La crueldad y la saña asoman como una tendencia cada vez más creciente dentro del negocio narco de Rosario. Con la muerte no basta. Los victimarios buscan dejar un sello en el cadáver, una marca que demuestra la ferocidad con la que se puede actuar.
Esa saña se aplica también con la elección de las víctimas. Asesinar a un hombre de 82 años, cuando cenaba en su casa con su hijo, es una muestra de ese estilo a la hora de matar, en la que no hay límites, como ocurrió con Celestino Benítez, a quien a fines de abril en el barrio La Tablada. Su familia dice que los sicarios se equivocaron, que el blanco del ataque era un búnker que funciona al lado, que luego de la muerte del anciano fue incendiado.
Ya no basta con eliminar a la víctima, sino que debe quedar palpable para quién está dirigido el crimen. A esto se suma ahora, cada vez con mayor frecuencia, las marcas en los cadáveres. Es la necesidad de dejar, además del mensaje literal, otro texto de crueldad marcado en el cuerpo.
El homicidio del chofer de la línea 116 se produce en un contexto caliente por el cambio de autoridades en la provincia de Santa Fe y también a nivel nacional. Rosario orilla los 240 homicidios en lo que va de 2023, una tasa elevada que se arrastra inclusive desde el año pasado.
Roldán fue asesinado cuando el coche llegó a la esquina de Eva Perón y Cullen, donde dos personas le hicieron señas para que se detuviera y al no abrir el conductor las puertas uno de ellos apuntó al parabrisas delantero y disparó al menos ocho veces. Roldán recibió uno de los disparos en la cabeza y cayó muerto detrás del asiento. El chofer no debía trabajar el sábado, pero cambió con un compañero el turno porque quería acompañar a uno de sus hijos que jugaba al fútbol el domingo. “César era un tipo que no tenía nada que ver. Lo mataron sin causa. No andaba en nada raro. Cuando lo necesitabas, estaba siempre ahí. Eso queda demostrado en la gran cantidad de compañeros y amigos que lo vinieron a despedir”, sostuvo David Roldán, tío de la víctima.
El velatorio de Roldán se inició el domingo a las 16, y se extendió hasta las 22 en la sala de sepelios Caramuto, situada en Córdoba 2936. La despedida continuó poco después de las13, cuando el cortejo fúnebre fue hasta el cementerio Parque de la Eternidad, en Granadero Baigorria, donde los restos de la víctima serán inhumados.
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