Doble crimen en Rosario: los Ibarra, una familia de polinarcos que tuvieron el mismo destino bajo las balas de sicarios
Una de las víctimas era Sebastián Ibarra, un policía que estaba en disponibilidad; en 2014 y 2019 habían sido asesinados su padre y su hermano, también uniformados
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ROSARIO.- Los Ibarra, tres miembros de una familia de policías de Santa Fe, terminaron de la misma manera: ejecutados por sicarios. Hoy fue asesinado en un doble crimen Sebastián Ibarra, un uniformado de 37 años que estaba en disponibilidad. El 22 de junio de 2019 fue acribillado de seis tiros su hermano Cristian, un suboficial que se desempeñó en el área de investigaciones. Mario, el padre de ambos, que era efectivo de la comisaría12a. de esta ciudad también fue víctima de un homicidio en 2014.
La sospecha que circuló en torno a esta cadena de crímenes alrededor de la familia Ibarra fue su vinculación con la venta de drogas.
Los polinarcos manejaban el comercio de estupefacientes en la zona conocida como el Fonavi de Monte Flores, en el barrio Francetti, en el oeste de Rosario.
Con este doble crimen suman 34 los asesinatos que se produjeron en Rosario en lo que va de este año. El último informe del Observatorio de Seguridad Pública advirtió que el mes pasado hubo un incremento de los homicidios en esta ciudad, con 24 hechos sangrientos, la cifra más alta desde 2016.
El doble crimen de hoy| se produjo cerca de las 14 y fue ejecutado por sicarios que se desplazaban en un auto y en una moto. Por lo que indicaron los investigadores, los atacantes sabían los movimientos de Sebastián Ibarra e Iván Ferreto, que fueron ejecutados a balazos en Vélez Sarsfield al 5700. En el lugar se encontraron seis vainas servidas. Los heridos fueron traslados a dos hospitales diferentes en autos particulares, pero fallecieron por las graves heridas de armas de fuego sufridas.
La familia Ibarra tiene un largo historial vinculado al narcotráfico. Se sospecha que doble crimen ocurrido hoy tiene que ver con una trama relacionada con la venta de drogas.
Cristian Ibarra, hermano de Sebastián, fue ejecutado en 2019 de seis tiros en la cabeza cuando estaba dentro de su auto, un Peugeot 308, frente a una escuela en el barrio Godoy, de Rosario. El suboficial de la Policía de Investigaciones (PDI) se desempeñaba en la Oficina de Gestión Judicial, pero estaba de licencia desde hacía un año. En realidad, sus principales ingresos, según describieron los investigadores, no provenían de su actividad en la fuerza de seguridad, sino por la venta de drogas.
En la investigación se probó que Ibarra conocía a las dos personas que se subieron a su auto y lo ejecutaron. Uno de ellos era Ariel Maximiliano Cantero, alias Chanchón, hijo del histórico líder de la banda de Los Monos, y Daniel Dilzen, el otro sicario, quienes lo mataron dentro del vehículo, a metros de la escuela Nº 6018 Victoriano Montes, donde unas horas después los alumnos se toparon con la escena del crimen.
Mario Ibarra, el padre de Cristian y de Sebastián, también fue policía y se desempeñó en la seccional 12a., y tuvo el mismo destino que sus hijos, luego de que el 26 de febrero de 2014 fuera asesinado mientras trabajaba de remisero y llevaba pasajeros al casino City Center, del sur de Rosario, zona de amplio dominio de Los Monos.
En ese momento el caso se presentó como un intento de robo. Pero nunca fueron atrapados los supuestos ladrones que terminaron con la vida del ex policía. Y siempre se sospechó que la víctima repartía estupefacientes y fue asesinado por un sicarios.
A principios de septiembre de 2019, el fiscal Miguel Moreno ordenó la detención de Cantero y de Dilzen, de 32 años, luego de que en la investigación surgieran datos clave de testigos de identidad reservada que revelaron la trama narco detrás del crimen del policía.
Dilzen fue detenido en una casa de Pasaje 1717 al 7300, y, unas horas después, Chanchón se entregó a la policía y fueron derivados a la cárcel de Piñero.
Cantero fue alojado, en un principio, en un “pabellón iglesia”, donde se profesa el evangelismo, pero al poco tiempo los pastores pidieron su traslado porque no había logrado cambiar, según ellos.
El 12 de marzo de 2020, en un juicio abreviado, Cantero fue condenado a 14 años de prisión por el crimen del suboficial, que para el fiscal se enmarcó en el marco de las disputas por la venta de droga al menudeo.
Ibarra y su familia compraban estupefacientes al hijo del líder de Los Monos y la distribuían en el Fonavi de Monte Flores. El crimen se habría producido porque los Ibarra no fueron puntuales a la hora de pagar “el producto”, es decir, la droga.
Durante los días previos al crimen, según la investigación judicial, surgieron divergencias en la relación comercial y la gente que manejaba Ibarra se fue a vender droga a un territorio dentro de ese barrio que era del hijo de Los Monos.
Esto generó que lo ejecutaran de seis disparos en la cabeza. Los testimonios de los dos testigos reservados indicaron que Cantero se maneja en esa zona con un grupo de colombianos, venezolanos y dominicanos que se transformaron en los sicarios y los “gerenciadores” del negocio de narcomenudeo.
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