Llantos y bronca: “A mi marido lo mataron como a un perro”, dijo la esposa del policía ejecutado en un hospital
Dolor en la despedida del subinspector Leoncio Bermúdez, asesinado por sicarios cuando intentaron rescatar a un preso; médicos y enfermeros reclamaron mayores medidas de seguridad
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ROSARIO.-”Unos minutos antes, mi hija me mandó una foto con él, contenta porque conoció el lugar donde tantas horas pasa su papá. A mi marido lo mataron como a un perro”. Así, Romina, la esposa del subinspector Leoncio Bermúdez, el policía asesinado por sicarios dentro de un hospital donde fueron a rescatar a un preso, expresó la bronca y el dolor por el crimen. Su hija de 12 años salvó su vida de milagro. La víctima hacia guardia con su hija. Dutante el ataque a balazos, la niña se quedó en la garita, que recibió por lo menos dos disparos.
El entierro de Bermúdez en el cementerio El Salvador, en Rosario, fue multitudinario, y también fue el escenario para que trascendiera por lo bajo el malestar de la propia fuerza ante la precariedad del trabajo policial frente al crecimiento de la violencia.
La misma situación expresaron los médicos y trabajadores de la salud, que hicieron un abrazo solidario al hospital Provincial, donde fue asesinado el policía y dos pacientes resultaron heridas de bala, cuando el martes pasado, cerca de las 22, dos sicarios ingresaron en el Hospital Provincial y se dirigieron a la sala de internación, donde atendían por un cuadro de tuberculosis a Gabriel Lencina, miembro del clan Romero, condenado a 22 años de prisión, que fue derivado allí desde el penal de Piñero.
La investigación que lleva adelante la fiscal Gisella Paolicelli apunta a que los dos sicarios que entraron al hospital, y los dos que se quedaron fuera, iban a “rescatar” al recluso.
Hay puntos oscuros en la trama, que se investigan, sobre todo, por el rol del Servicio Penitenciario (SP). A unos de los agentes lo golpearon en la cabeza con una pistola y le robaron el arma reglamentaria. Lencina estaba esposado en una cama. “Si querían matar a los penitenciarios lo hubieran hecho”, señaló una fuente del hospital que vivió esas horas de terror el martes a la noche.
“Se busca establecer cómo se filtró la información de que estaba ahí el preso. Se investiga, naturalmente, al Servicio Penitenciario porque estaba a cargo de la custodia del detenido. Se secuestraron teléfonos. Había dos a cargo de la custodia, más tres en el vehículo de traslado. A uno solo le sacaron el arma. Los delincuentes ingresaron armados. Hay que ver si usaron (para el crimen) las armas que portaban o la robada al personal penitenciario. En el lugar había vainas servidas calibre 9 milímetros”, explicó la fiscal.
Los sicarios tras golpear a uno de los agentes del SP empezaron a disparar dentro del hospital. Hirieron a dos mujeres que estaban esperando a ser atendidas. Luego huyeron hacia la puerta de calle Zevallos y ahí apareció Bermúdez, que cumplía tareas de custodia adicional en una garita que está en la puerta. Ahí se quedó su hija, que vio cómo asesinaban a su padre.
La niña quedó el shock y tuvo que ser atendida por los médicos del hospital. Romina, su madre, describió esa situación donde el terror se apoderó de todo. “Minutos antes mi nena me mandó una foto con él, contenta porque conoció el lugar donde tantas horas pasa su papá”, relató al periodista Roberto Caferra en radio Dos este jueves.
“Lo mataron y lo dejaron tirado. Uno le dio en frente y por las dudas, disparó otro tiro más –dijo en referencia a los disparos fatales que recibió—.Y ahora, como siempre, él va a ser uno más. No entiendo más nada. Es injusto todo”, lamentó y agregó: “Si hubiese sido al revés, si él le hubiese disparado al sicario, primero Leo estaría preso y si no hubiese salido de la garita de trabajo hubiese tenido un sumario por incumplimiento”, advirtió la mujer, que en el momento del ataque estaba trabajando en un supermercado. Como no tenían dónde dejar a su hija, la adolescente acompañó a su padre al hospital.
“Mi marido estaba ahí de guardia en el container de la policía hacía 10 minutos con mi hija de 12 años”, comentó. “La llevó porque la retiró de jiu jitsu, el deporte que hacían los dos juntos, y como era cerca se la quedó con él hasta que yo saliera de trabajar y la buscaba 22.15″, explicó Romina, que aseguró: “A las 22.30, me llama y me dice «no sé qué pasó mamá, papá no volvió más»”.
“Cometí el error de ver el vídeo que está circulando en todos lados y tengo terror que lo vea mi hija porque lo que me dejó a mí al ver ese vídeo es otra sensación más que dolor”, señaló la esposa del policía asesinado, que fue sepultado este jueves a la mañana en el cementerio El Salvador. Durante la ceremonia los familiares pidieron que se haga justicia.
A la par, en el hospital Provincial, donde se desencadenó este crimen, los trabajadores de la salud protestaron frente a la puerta del edificio, que permanece cerrado, solo con guardias mínimas. Médicos y enfermeros reclamaron mayores medidas de seguridad. Es que los presos que están alojados en los penales son atendidos en ese centro asistencial, que no está preparado para tratar a reclusos. Esto ocurre porque en las prisiones no hay infraestructura para atender a los presos con problemas de salud. “Por día trasladan entre siete y diez internos para que sean atendidos en el hospital. Como no hay una sala preparada, se mezclan con los pacientes comunes. Es muy peligroso”, advirtió una médica en el abrazo solidario al hospital.
“Defendemos la salud pública”, “Trabajamos con miedo”, “Que venir a trabajar no nos cueste la vida”, fueron apenas algunos de los carteles y pancartas exhibidos por los trabajadores de salud de los gremios Amra, Siprus y ATE, entre otros, que realizaron una manifestación en reclamo de mayor seguridad y exigieron justicia y esclarecimiento del crimen del policía asesinado.
Pablo Crispo, uno de los referentes de la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra), señaló: “Lo que se pide en esta movilización es seguridad para todos los trabajadores y los usuarios de salud. Pedimos a las autoridades salientes y entrantes de la provincia que se hagan cargo de esta situación, que es crítica y que excede a lo que es salud”.
“Este es un hecho puntual, pero en Rosario vemos que cada vez se corren más los límites. Un día balean una escuela, otro un ómnibus. Acá vinieron personas armadas a rescatar a un delincuente que ya tenía custodia, en un lugar donde había un destacamento. En este momento el hospital no está trabajando. Esto tiene que ser un quiebre”, apuntó el médico.
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