Violencia narco: se detectó por primera vez que la más temida banda brasileña también opera en Rosario
El arresto en Mozambique de Gilberto Aparecido Dos Santos permitió a los investigadores seguir en la Argentina la pista de ese jefe del Primer Comando Capital
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ROSARIO.-Fuminho, sobrenombre que usa Gilberto Aparecido Dos Santos, era buscado desde hacía 21 años. Se había transformado en una especie de fantasma hasta que fue detenido por la Policía Federal de Brasil y la DEA en un lujoso hotel de Mozambique el 13 de abril de 2020. Durante los últimos años se había convertido en uno de los líderes más fuertes del Primer Comando Capital (PCC), la organización brasileña de mayor crecimiento en el crimen organizado en América latina. Fuminho ingresó dos veces en la Argentina desde Bolivia en abril y junio de 2016 y vivía en un departamento en la Ciudad de Buenos Aires. Ese inmueble está a nombre del narco boliviano Jorge Adalid Granier Ruiz, que está sospechado de manejar la llegada de la cocaína desde Bolivia y Paraguay a Rosario.
El hombre de confianza de Marcos Williams Camacho, alias Marcola, el creador de esa “hermandad criminal” gestada desde las cárceles de San Pablo, donde se produjeron cruentas matanzas, tenía relación en Argentina con Granier Ruiz, sospechado de ser un engranaje clave en la provisión de cocaína en el país, con eje en Rosario, según se desprende de una investigación que llevaron adelante los juzgados federales de Salta y Rosario, junto con la Procuración de Narcocriminalidad (Procunar). Fuminho abandonó el país el 19 de marzo de 2018, cuando tomó un vuelo a Alemania. Tres años después fue detenido en Mozambique.
Es la primera vez que se encuentran nexos directos entre bandas narco que funcionan en la Argentina con el Primer Comando Capital. Hasta ahora habían aparecido lo que las autoridades denominaban “lobos solitarios”. Sin embargo, los indicios eran cada vez más firmes de que esta organización internacional, con base en Paraguay y Bolivia, fuera de Brasil- había hecho pie en el país, a través de alianzas con otras bandas.
Este tipo de metodología el PCC usó en Paraguay, en la zona fronteriza de Pedro Juan Caballero, pero allí la alianza inicial terminó luego con la eliminación de la pata local, con crímenes de alto impacto, como el atentado con un ejército de sicarios contra Jorge Rafaat Toumani en 2016 en pleno centro de la ciudad. Le dispararon más de 400 proyectiles calibre .50., que se usan en ametralladoras antiaéreas.
Jorge Adalid Granier Ruiz parece ser otro fantasma como lo fue Fuminho. Está actualmente prófugo, con pedido de captura de la justicia federal de Salta, y hay fuertes sospechas de que reside en Bolivia, donde la justicia argentina siempre tuvo serios problemas para extraditar a narcos que están en ese país.
Se logró establecer que su nodo logístico de cocaína que provenía de Bolivia y de Paraguay funcionaba en las afueras de Rosario, con Fabián Pelozo, como lugarteniente, que había montado pistas de aterrizaje en campos agropecuarios cercanos, como en Monte Maíz, en el límite con Córdoba. Pelozo y su compañero Ignacio Quintana fueron procesados esta semana en causas que tramitaron los jueces federales de Salta Julio Bavio y de Rosario Carlos Vera Barros.
Pelozo fue detenido en marzo pasado, luego de que empezara a quedar al descubierto cómo se movía la cocaína desde esta región hacia Buenos Aires, especialmente hacia Pilar y Escobar. Calavera, como se hacía llamar este rosarino, que parecía distante y ajeno a las bandas más violentas de Rosario que se dedican al narcomenudeo, perdió su bajo perfil cuando su nombre empezó a aparecer vinculado al triple crimen que ocurrió tras un casamiento narco a fines de enero en las afueras de Ibarlucea, a 15 kilómetros de Rosario.
El triple homicidio, que tuvo una fuerte repercusión porque se produjo en el marco de la boda de dos jóvenes criminales que reunieron a la “crema” del narcotráfico rosarino –estaba parte de la familia de Ariel Cantero, líder de Los Monos-, dejó expuesta la actividad de Pelozo en esa pequeña localidad.
El 24 de setiembre de 2020 Adelaida Castillo, una mujer de 63 años, que continuaba con los negocios narcos del poderoso clan Loza, fue detenida con 389 kilos de cocaína, que habían entregado Pelozo y su compañero Ignacio Quintana en un galpón en Ibarlucea, cerca de donde se realizó la boda
La investigación que realizó Procunar, con apoyo de la Unidad de Crimen Organizado de Rosario, apuntó a cruzar información de varias causas para poder enhebrar la compleja trama que atravesaba el triple crimen de Ibarlucea y el nodo logístico de provisión y venta de cocaína a gran escala que funcionaba en las afuera de Rosario.
Las relaciones y nexos establecieron las sospechas de que Granier Ruiz es uno de los líderes principales de ese enclave, donde Pelozo y Quintana se ocupaban de operar en el terreno. Este hombre de nacionalidad boliviana tenía domicilio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la misma vivienda en que se alojó el líder de PCC Fuminho cuando estuvo en la Argentina.
El narco brasileño era el encargado de traficar desde Paraguay y Brasil grandes cargamentos de cocaína a África, una de las puertas de entrada de la droga a Europa. Se sospecha que en la zona del Gran Rosario podría haberse gestado un emprendimiento de tráfico de drogas a África.
No es la primera vez que un grupo internacional intenta ese tipo de maniobras. En 2015 un grupo de colombianos y argentinos, capitaneados por Williams Triana Peña, intentaron traficar un cargamento de 40 kilos de cocaína en bolsas de arroz que estaban alojadas en un depósito fiscal en Rosario y que tenían como destino Guinea Bissau, en África. La pantalla que usaron para la carga era que el arroz iba a dotar el plan de Naciones Unidas llamado “Hambre Cero”.
En una casa del barrio de Arroyito la cocaína se embebía en los granos de arroz. El trabajo lo hacía Wilmar Yuriano Valencia Estrada, que se había ganado el apodo de “el Especialista” por las sofisticadas fórmulas que inventaba para camuflar la cocaína. Era una especie de alquimista de la droga. Logró mimetizar la cocaína en biodiésel, en miel de abejas, en crema enjuague y en granos de arroz.
Misterio en el río
La revelación sobre la presencia de la depredadora organización narco brasileña vinculada con una zona de acopio de cocaína en Rosario podría ayudar a entender otros misterios. Nunca se pudo revelar cómo y porqué uno de los jefes de PCC apareció muerto flotando en el río Paraná, atado con alambre y envuelto en una frazada. Maciel Amantino Wagner estaba prófugo desde 2014 en Ciudad del Este, Paraguay, donde planeó el robo espectacular a la bóveda de la empresa Prosegur en esa ciudad. En su momento, fuentes del Ministerio de Seguridad señalaron que Wagner buscaba un terreno en la zona portuaria del Gran Rosario para montar una empresa para lavar dinero.
El crimen de Wagner nunca se investigó. Vinieron familiares a Rosario desde Brasil para reclamar el cadáver y llevarlo a Brasil. En Paraguay fuentes de inteligencia criminal de Asunción señalaron a LA NACION que este hombre estaba vinculado Jarvis Pavao, actualmente preso en Brasil, quien dominó la frontera entre Paraguay y Brasil durante décadas.
Pavao tenía una abogada argentina que fue ejecutada de 15 tiros el 12 de noviembre de 2018. La policía paraguaya cree que Laura Casuso, oriunda de Chaco, había cruzado los límites de su profesión y se movía en un complejo equilibrio entre los grupos mafiosos que defendía.
Los investigadores creen que su ejecución se debió a que Casuso, ya no era una simple defensora de narcos, sino que según se sospecha “administraba” las fortunas de Pavao, quien fue extraditado a Brasil en diciembre de 2017.
“Ella pagaba los rescates de droga en la Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, cuando había operativos de las fuerzas de seguridad”, confiaron investigadores paraguayos. Remarcaron que la abogada argentina había alcanzado relevancia dentro de esa organización criminal que tenía aquí uno de sus centros de mando.
La caída de Jarvis en 2009, uno de los traficantes más poderosos de Pedro Juan Caballero, llevó a que la geografía local del poder narco se reacomodara. No pasó mucho tiempo hasta el surgimiento de un nuevo jefe.
Como si fuera el efecto de una hidra, como señalan los especialistas en crimen organizado, el lugar de Jarvis fue ocupado por otro peso pesado, Thiago Ximenes, alias Matrix, quien se fugó el 20 de agosto de 2013 de la cárcel de Ezeiza, Buenos Aires, junto con 12 internos que construyeron un túnel.
Fue capturado por Interpol el 14 de junio de 2014 en Ciudad del Este, cuando intentó robar un camión de caudales. Matrix, uno de los jefes máximos del PCC, se volvió a fugar de un cuartel paraguayo y fue recapturado cerca de Villa Ygatymí, en el departamento de Canindeyú, frontera con Brasil. Según la Justicia paraguaya, la Argentina desistió de pedir la extradición de Matrix por “cuestiones de seguridad”.
El narco de PCC fue entregado finalmente a Brasil el 11 de marzo de 2018 en la zona de Ciudad del Este. Paraguay también se quiso sacar de encima a un criminal especialista en fugas que representa un riesgo latente en cualquier centro penitenciario.
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