Violencia en el conurbano. Virrey del Pino, escenario de una nueva guerra narco que atemoriza a los vecinos de La Matanza
En el barrio Oro Verde hubo dos balaceras en 96 horas; la jefa de una banda que tiene un búnker en la zona se enfrentó a balazos contra el grupo rival que intentó ocupar la casa; los narcos quisieron desmantelar un comedor para convertirlo puesto de venta de droga
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Virrey del Pino es la localidad más extensa del partido de La Matanza. Pero también una de las más violentas. En cinco años, en los distintos barrios distribuidos en una superficie de 116 kilómetros cuadrados, que combina asentamientos, urbanizaciones y zonas rurales, fueron asesinados tres choferes de colectivos.
A Leandro Alcaraz, Pablo Flores y Daniel Barrientos los mataron en un radio de sesenta cuadras, entre los kilómetros 35 y 41 de la ruta 3; dos de ellos trabajaban en la línea 620. Los tres homicidios ocurrieron en los barrios San Pedro, San Javier y Vernazza.
En el kilómetro 36 de la ruta 3, frente al barrio San Pedro y antes del barrio San Javier, que fueron escenas de los asesinatos de Alcaraz, en 2018 y Pablo Flores, en 2020, está el barrio Oro Verde. A 15 cuadras de la ruta 3, los vecinos que viven cerca de la Sociedad de Fomento y de la plaza circular corren riesgo de quedar en medio de alguno de los tiroteos entre bandas narco que pelean por el territorio para vender droga.
Hubo dos enfrentamientos en 96 horas. Uno más intenso que el otro. Los tiroteos comenzaron en la noche del pasado viernes, cuando un grupo narco llegó hasta una casa situada en Puentecito, entre Tonelero y Camargo y abrió fuego contra la vivienda en la que una vendedora de droga de la zona, conocida como “La Pitu”, se había refugiado con un grupo de exconvictos a los que había reclutado para resistir el desalojo por parte de la banda rival.
A raíz de este tiroteo, los vecinos llamaron al número de emergencias 911 y, al día siguiente, los efectivos de la comisaría de Virrey del Pino, allanaron el búnker en que “La Pitu” vendía droga y secuestraron marihuana, tres pistolas, un revólver, una escopeta, dinero en efectivo y seis celulares. Además, los efectivos apresaron a cuatro “soldaditos” que la líder narco había contratado.
Los policías no siguieron con la investigación y no se ocuparon de identificar a los integrantes de la banda rival que habían baleado el búnker de “La Pitu”. Dos días después, los narcos que querían ocupar la casa de “La Pitu” para vender droga, volvieron. Y fueron más violentos. Dispararon más de 30 balazos contra la vivienda. Los tiroteos siguieron en otras esquinas del barrio, en Puentecito, entre Camargo y Tonelero. Allí ambos bandos disparon con pistolas 9 mm, calibre .380 y una ametralladora.
Pero la líder narco resultó ilesa. Se había refugiado en una casa lindera. Mientras que en la vivienda del fondo del terreno habían quedado los “soldaditos”, que lograron escapar del allanamiento concretado el sábado pasado.
A pesar de la cantidad de balazos que se dispararon no hubo heridos entre la banda de “La Pitu” ni entre los vecinos del barrio que, al escuchar las detonaciones se refugiaron en sus viviendas. Anteanoche, según algunos habitantes del barrio, en la casilla de “La Pitu”, marcada por una camioneta roja y un Renault 19 blanco estacionados en la puerta, la venta de droga continuaba.
Antes de intentar copar la casa de “La Pitu”, los narcos de la banda rival quisieron convertir un merendero comunitario en un búnker para vender droga. Según denunciaron los vecinos, los traficantes irrumpieron una madrugada, robaron dos garrafas y comida y dejaron sin alimentos a los chicos del barrio.
Dicho comedor está en medio de la esquina en la que los “transas” de la banda rival de “La Pitu” quisieron instalarse para vender droga y el búnker que maneja la jefa narco. Ese fue el inicio del conflicto. Después de apoderarse de dicha esquina, los soldaditos de “La Pitu” intentaron echar a balazos de los vendedores de la banda rival. Pero estos “transas”, regresaron y fueron por más.
Nadie garantizaba que los narcos de la banda rival no regresaran. Al contrario, volvieron con mayor poder de fuego para expulsar al grupo comandado por “La Pitu” y apoderarse del puesto de venta de droga. Los vecinos grabaron videos de las balaceras y comenzaron a difundirlos por redes sociales.
El episodio tuvo algunas aristas parecidas a la denominada masacre del barrio San Rudecindo o del “puente amarillo”, en el límite entre los partidos de Florencio Varela y Berazategui. La geografía del barrio Oro Verde, con calles de tierra y absoluta ausencia de presencia policial es calcada a la de San Rudecindo.
En este último barrio, en agosto de 2021, Milagros Paola Saavedra, de 18 años, fue otra víctima inocente de la sucesión de enfrentamientos entre narcos. La adolescente estaba en su casa, del barrio San Rudecindo, cuando uno de los 54 balazos que dispararon dos grupos de vendedores de droga que se enfrentaron del otro lado de un arroyo atravesó la pared de la precaria vivienda de sus padres y la mató en el acto.
Durante el enfrentamiento también fueron asesinados Matías Larrosa y Guillermo Aguirre, señalados por los familiares de Milagros como soldados de la banda narco que maneja la venta de droga en ese barrio. Cinco meses antes, la misma banda que provocó la masacre de San Rudecindo, en marzo pasado, asesinó de tres balazos en la cara a Alejandro Ledesma, de 32 años. El grupo de Los Paisa opera hace siete años en la zona de La Carolina, barrio Pepsi, Bosques e Ingeniero Allan. En esa área hubo un homicidio por mes a raíz de ajuste de cuentas narco.
La decisión de los vecinos del barrio Oro Verde, en La Matanza, de difundir los videos con los enfrentamientos entre bandas narco a través de las redes sociales constituyó una metodología similar a la que usaron los habitantes del barrio Las Antenas, en Lomas del Mirador y de los monoblocks de La Tablada, para poner en conocimiento de la opinión pública la situación de violencia extrema que se instaló en esa zona.
“Muchos vecinos de otros barrios de La Matanza que fueron copados por Chaki Chan, nos dijeron que teníamos que resistir. Nos advirtieron que la gente de este narco toma el barrio y no lo sacan más”, expresó una de las mujeres que encendió una fogata en uno de los ingresos del asentamiento Las Antenas, en Lomas del Mirador, a principios de mayo pasado.
La vecina se refería a que los habitantes del barrio, ante la falta de respuestas de la policía, decidieron resistir y armarse para expulsar a los “soldaditos” del jefe narco conocido como Chaki Chan que querían desalojar a una banda rival para instalar sus propios puestos de venta de droga.
Debido a la mediatización de las denuncias y a la presencia de los medios de comunicación en la zona, los narcos que respondían a Nicolás Nahuel Guimil, verdadero nombre de Chaki Chan, se retiraron del barrio hasta que el caso saliera de los noticieros de los canales de televisión más importantes.
A mediados de noviembre pasado, los soldaditos de Chaki Chan habían sido denunciados por los vecinos del complejo de monoblocks situado en el cruce de Crovara y Camino de Cintura, en Ciudad Evita. Los videos grabados por aterrorizados vecinos expusieron que policías bonaerenses retrocedieron ante los disparos de la banda supuestamente comandada por Chaki Chan.
Esas imágenes pusieron evidencia que los narcos contaban con el apoyo de fuego de, al menos, una ametralladora. Una FMK3, que en la Argentina podría llamarse el subfusil narco. Para las organizaciones criminales es fácil el acceso a esa arma que otorga un importante volumen de fuego. Se trata de una ametralladora que hace décadas integra el arsenal de todas las fuerzas policiales. Y tiene una ventaja adicional para los narcos: soluciona el problema logístico de abastecimiento de munición, ya que utiliza comunes balas de 9mm.
“Gente esto está pasando en el complejo 19 de los monoblocks. El ‘Osito’ de la tira 4 y 5 y el ‘Tribunero de Chicago’ bajaron con la gente de Chaki Chan a tomar ‘El 19′ para vender pasta base, alita de mosca y faso. Le pegan a los pibes y les roban los celulares. Dijeron que, supuestamente, van a cuidar el barrio, pero no es así. No queremos gente de otro lado. Vamos a denunciarlos con videos. Chaki Chan quiere copar el barrio y trajo al ‘Osito’. No vamos a parar hasta que se vayan”, se expresaba en un afiche repartido por los vecinos del mencionado complejo.
Aunque está cerca de Ciudad Evita, el lugar donde nació, Chaki Chan, todavía no pudo instalar una cocina de cocaína en Las Antenas. A principios de este año, el jefe narco cerró un acuerdo con un transa del barrio conocido por su alias: “Piku”, de apellido Zamudio. Como parte de esa alianza, Chaki Chan instalaría su laboratorio para procesar pasta base en una de las casas que los cómplices de Zamudio usurparían. Además, Zamudio recibiría parte de esa droga para vender.
Sin embargo, una de las partes no habría cumplido con el acuerdo. Aparentemente, Zamudio habría sido tentado por un grupo de narcos peruanos que operan en la zona de San Martín que le ofrecieron $1.000.000 y droga para instalarse en Las Antenas.
Finalmente, Nicolás Nahuel Guimil, más conocido como Chaki Chan, señalado como “el patrón de la droga” en La Matanza, fue arrestado a comienzos de este mes durante un operativo realizado por la Policía Federal Argentina (PFA) en la zona sudoeste del Gran Buenos Aires.
Durante el último fin de semana, en el otro extremo del partido de La Matanza, en el kilómetro 36 de la ruta 3, los vecinos del barrio Oro Verde, en Virrey del Pino, tuvieron la violencia en las puertas de sus casas con dos balaceras en las que se dispararon más de treinta tiros en cada uno de los dos enfrentamientos.
Según los vecinos, a pesar de los tiroteos y de los allanamientos, la nueva guerra narco parece no tener final.
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