Vinculan al presunto asesino de una embarazada con el caso de una mujer descuartizada
Ariel García está detenido por la muerte de Carolina Medina, ocurrida en un hotel alojamiento de Florencio Varela; fue señalado en la causa de Silvana Miño, de 2017
Alejandra Leguizamón no quería atender el teléfono esa tarde. Desde el brutal crimen de su hija solo se enteraba de los detalles escabrosos y los comentarios que, ella pensaba, condenaban más a la víctima que al asesino. Pero insistieron y atendió. Del otro lado de la línea, Romina Miño le contó que tenía una hermana que a principios de 2007 había desaparecido y que recién se volvió a saber de ella cuando la ciencia, siete meses después, pudo identificar sus restos desmembrados, aparecidos en un arroyo de Wilde. Alejandra no entendió por qué le contaba esta historia hasta que le habló del único sospechoso que había tenido el caso, hasta hoy impune: Ariel García, el mismo hombre que está detenido por la causa de su hija. "Si la Justicia hubiese investigado, si hubiera hecho bien su trabajo, tal vez no estarías sufriendo lo mismo que sufrí yo", se permitió decirle Romina.
Carolina Estefanía Medina tenía 25 años y estaba embarazada de siete meses. El sábado 13 de octubre la policía la encontró muerta en la habitación 10 del hotel alojamiento Susurros, de Florencio Varela. Carolina, se supo luego, murió desangrada "por la introducción de un objeto que, con violencia, le destruyó por completo los aparatos reproductor, urinario y digestivo".
No fue difícil dar con el sospechoso. Las cámaras de seguridad del hotel filmaron al conductor de un Ford Focus yéndose del lugar solo y rompiendo la barrera de ingreso que da a Humaitá al 2100. Por la patente se llegó a la casa del titular del vehículo, que no dudó en contarle a la policía dónde podían encontrar a su hijo. El domingo a la noche, Ariel García, mecánico, de 37 años, fue detenido en Don Bosco, Quilmes.
Trascendió enseguida que García tenía antecedentes de robo agravado por el uso de arma y que por esa causa había estado preso en el penal de Gorina hasta que, en 2013, fue beneficiado con una morigeración de la prisión domiciliaria para internarse en un centro de adicciones.
Nada se dijo, en cambio, de su vinculación con el cuerpo descuartizado que apareció en un arroyo de Wilde el año pasado. "Mi sobrina -dice a LA NACION Claudia Miño- salió de un boliche en Quilmes y nunca más se la volvió a ver con vida. Una cámara de seguridad la captó subiendo a un remise con un hombre. Ella se estaba viendo con García; no eran novios, pero mantenían una relación".
Silvana Miño desapareció el 13 de enero de 2017. Tenía 28 años y era de Florencio Varela. Diez días después, una llamada a la comisaría de Wilde alertó sobre un cuerpo flotando en el canal Santo Domingo. Era solo el torso de una mujer, en avanzado estado de putrefacción. Los resultados de ADN confirmaron que se trataba de Silvana. Los peritajes también concluyeron que la habían matado entre el 14 y el 15 de enero y que la habían descuartizado con una sierra.
"Cuando Silvana desapareció, García hizo lo mismo. Reapareció mucho después y declaró ante la Justicia que aquella noche se habían ido juntos de la fiesta, pero que después de ir a un hotel la había dejado en la parada del colectivo. También presentó un certificado de que había estado internado en una clínica de adicciones. Con eso solo bastó para que la fiscalía lo dejara libre".
La familia Miño se obsesionó con García y así supo que en 2010 había matado a Natalia Sotelo, de 22 años, luego de clavarle un destornillador. Por el hecho estuvo detenido un tiempo, pero la Justicia lo liberó porque consideró que había actuado en legítima defensa. Él dijo que la víctima lo había amenazado con un cuchillo para robarle. La familia de la chica niega esa versión y afirman, incluso, que tenían una relación.
"Hubo más chicas. García vivía a dos cuadras de la casa de Carolina y en el barrio muchas chicas desaparecieron y nadie las reclamó. Mi hija tuvo problemas de adicciones, pero se estaba recuperando. Él se aprovechaba de eso, buscaba chicas vulnerables", opina Alejandra.
Para la abogada de los padres de Carolina, Florencia Casamiquela, "llama muchísimo la atención que García esté involucrado en estos dos hechos y también que la circunstancia de cruzar estos datos haya sido una casualidad y no parte de una investigación del Estado y del Ministerio Público Fiscal. Estremece saber que de haberse esclarecido alguno de los hechos anteriores quizá podríamos haber evitado lo que sucedió con otras chicas", opina.
Carolina tenía dos hijos y esperaba el nacimiento del tercero para mediados de diciembre: se iba a llamar Nazareno. "Todos se encargaron de difamar a mi hija: que había ido a un hotel estando embarazada, que murió en un 'juego sexual'... de lo único que hablaban era de ella, pero nadie hablaba de García. Yo pido que se haga justicia, que ese monstruo, porque no se le puede decir persona, pague lo que tiene que pagar", se quejó Alejandra.
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