Villa Gesell: los acusados filmaron el ataque y sabían que habían cometido un crimen
Dos discos rígidos con cinco terabytes de datos extraídos de los celulares de nueve de los diez acusados por el homicidio de Fernando Báez Sosa contienen información que, para los investigadores del crimen ocurrido el 18 de enero en Villa Gesell, es tan escalofriante como comprometedora.
Uno de ellos filmó el inicio del ataque, ocurrido a metros de la disco Le Brique. Y otro, cuando la policía ya los buscaba y antes de ser detenidos, urgió a los demás, dentro del grupo cerrado de WhatsApp que compartían, a llamarse a silencio, porque ya sabían lo que habían hecho. "No escriban más que lo matamos", fue el mensaje, que complica aún más la situación de los diez detenidos.
El abogado de la familia de Báez Sosa, Fernando Burlando, confirmó la existencia del video: "Es el hallazgo más insultante a la vida, el grado de compromiso, el peso de la prueba es tan fuerte, que estamos en condiciones de llegar a una audiencia de debate ya", señaló, en diálogo con el canal de noticias TN.
"En la grabación se escuchan gritos de 'pegale' y 'matalo'. En un momento la filmación se corta. Todo hace suponer que se deja de grabar cuando el dueño del teléfono se suma a la golpiza", explicaron a LA NACION fuentes de la investigación.
Además de aquellos hallazgos, los peritos no podían salir de su asombro tras el primer análisis de la información obtenida de los teléfonos celulares secuestrados al grupo acusado de haber atacado y asesinado a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Entre la gran cantidad de datos recopilados, los especialistas de la División de Operaciones Técnicas de la Agencia Regional de la Policía Federal, con sede en Mar del Plata, descubrieron cargadas y memes contra Pablo Ventura, el remero que había sido detenido en Zárate -según se presume, porque los otros imputados lo señalaron falsamente como partícipe del crimen- y que, al demostrar que no había estado en el balneario cuando ocurrió el homicidio, recuperó la libertad.
Calificadas fuentes de la investigación consultadas por LA NACION dijeron: "Llamó mucho la atención la gran cantidad de cargadas que había hacia Ventura. Algunas eran de hace tiempo".
Este dato confirmaría la animosidad del grupo de detenidos para con Ventura, que a pesar de que no tenía nada que ver con el homicidio de Báez Sosa pasó cuatro días preso.
"Esto no les va a salir gratis porque mi pibe estuvo en cana", había dicho a LA NACION el padre del joven remero, José María Ventura, al adelantar que demandará a quienes señalaron falsamente a su hijo como supuesto partícipe del conmocionante crimen ocurrido el 18 de enero pasado en Villa Gesell.
Según se sospecha, Ventura habría sido inculpado por alguno de los integrantes del grupo de amigos cuando fueron detenidos en la casa que alquilaban en la zona norte del balneario de la costa atlántica.
Según consta en el expediente, los investigadores pusieron bajo la lupa a Ventura antes del mediodía del 18 de enero, cuando por "testimonios y averiguaciones" determinaron que un sospechoso llamado "Pablo Ventura" se había ido de Villa Gesell en "un Peugeot 208 blanco" a las 7.30, antes de que llegaran los detectives policiales a la casa que alquilaban los sospechosos.
Tanta precisión con respecto a un nombre y apellido y a un auto que efectivamente coincidía con el de él solo podía haber llegado a conocimiento de la policía, a esa hora tan cercana a la del crimen y a la de los primeros procedimientos, por boca de alguien que lo conocía y que, eventualmente, tenía algún tipo de inquina en su contra.
Pocos días demandó a la Justicia probar que ese señalamiento encerraba una mentira. Ventura no había estado en Villa Gesell la madrugada del crimen; de hecho, este año solo arribó al balneario esposado y trasladado por la policía desde su casa, a más de 430 kilómetros de distancia de la playa.
José María, el padre de Pablo, aportó una filmación del viernes 17 a la noche, horas antes del homicidio de Báez Sosa, en la que se los ve a él, a su hijo y a su esposa cuando entran en un reconocido restaurante de Zárate. Y el registro de las cámaras de seguridad del municipio zarateño muestran a Pablo llegando a la cuadra de su casa en su auto casi a la misma hora del crimen.
"Cada vez que estos chicos hacían una picardía decían que la había hecho Pablo. Sinceramente, no creo que ellos supieran que había muerto Fernando y por eso tiraron 'Pablo Ventura' como una broma. Lo han dicho como una joda más", dijo oportunamente José María Ventura.
Pero lo cierto es que esa impresión, propia de un padre que se refiere a chicos de la edad de su hijo y de su misma ciudad, quedó a punto de ser desmentida por las evidencias: en el grupo de WhatsApp que tenían los diez detenidos, uno urgió a los demás a que no postearan nada más en el chat porque, ya lo sabían, habían asesinado al joven al que habían atacado brutalmente en una heladería a metros de la disco Le Brique. "No escriban más que lo matamos", puso uno de ellos en el grupo de mensajes antes de que la policía los detuviera y les secuestrara los celulares, siete horas después del crimen y cuando la DDI de Zárate ya había recibido la misión de ir a buscar y detener a Pablo Ventura. Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes de la pesquisa.
Todo el material obtenido en los teléfonos celulares incautados -seis iPhone, dos Huawei, un Motorola y un Samsung S10- fue volcado en dos discos extraíbles que le fueron entregados a la fiscal Verónica Zamboni. Se trata de unos cinco terabytes de información, incluidos mensajes, audios, videos y fotos.
Los iPhone, los Huawei y el Motorola pertenecen a nueve de los diez detenidos; el Samsung es el que la policía le arrebató de las manos a Pablo Ventura en la puerta de su casa en Zárate cuando una brigada fue a buscarlo y uno de los agentes le dijo que "tenía que acompañarlo", antes de precisarle que lo llevarían esposado hasta Villa Gesell, acusado de un homicidio.
"Costó mucho bajar la información porque había teléfonos que tenían hasta 300 GB de información, algo que no es normal", explicó una fuente al tanto del avance del caso.
El único celular que aún no fue encontrado -ni en la casa que ocupaban en el pinar de Villa Gesell ni en los dos autos estacionados delante de la finca que habían alquilado- es el de Ayrton Viollaz, de 20 años, uno de los acusados de ser "partícipe necesario" del crimen.
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