Velázquez, el hombre que huyó de Los Monos y se transformó en el barón de las drogas en el Paraná
Vinculado con el clan Bassi, se alió con Luis Paz para enfrentar a la banda de Guille Cantero; se entregó en noviembre pasado y es considerado uno de los principales proveedores de marihuana y cocaína
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Germán Ezequiel Velázquez actuaba de puente entre las provincias de Entre Ríos y Santa Fe. Proveía de drogas que traía de Paraguay a bandas de Paraná y de la capital santafesina, con un bajo perfil y cuidado en sus movimientos. Vivía en la capital entrerriana, separada de Santa Fe por el río Paraná y unida por el túnel subfluvial, y sus contactos más aceitados los tenía en la capital santafesina, con Luis Paz, uno de los principales enemigos de la banda de Los Monos, que fue condenado el 18 de octubre pasado a 13 años de prisión.
La historia de Velázquez muestra cómo se mueven y reciclan los engranajes que hacen circular la provisión de estupefacientes desde las fronteras. Este hombre de 36 años, oriundo de Rosario, donde tenía vínculos estrechos con el clan Bassi se trasladó a la capital santafesina para escapar de la venganza de Los Monos y se recicló como uno de los principales proveedores del narco Luis Paz, exmanager de boxeo.
Velázquez se entregó a la justicia el 12 de noviembre pasado, tras estar prófugo desde el 22 de febrero de 2019, cuando el fiscal federal Walter Rodríguez ordenó su detención. Velázquez está acusado de ser el proveedor de un cargamento de 146 kilos de marihuana que entregó a Paz y a su socio el arquitecto Andrés Cantelli el 12 de noviembre de 2018 en una estación de servicio Axion Energy, ubicada en la ruta 168, que une Santa Fe con Paraná.
Ese cargamento tenía como destino final la ciudad de Rosario. Se sospecha que en esa ciudad familiares de Paz actuaban de intermediarios para la provisión de marihuana y cocaína a los búnkeres.
El 4 de setiembre de ese año Paz había transportado hasta su ciudad natal otro cargamento de marihuana que tenía como destino un departamento en el Fonavi de calle Derqui al 7700, donde Lautaro Reynoso, el hijo de su pareja, tenía aceitada una red de distribución.
Diez días después de esa entrega surgieron problemas porque el cannabis estaba en mal estado. Los vendedores de la droga advirtieron que los panes estaban podridos, algo que ocurre seguido, según los investigadores, con la marihuana paraguaya, que se prensa cuando las flores aún están húmedas y en poco tiempo entran en descomposición.
Ese incidente desató una serie de recriminaciones cruzadas que tuvieron como destino a Velázquez, quien presuntamente era el que traía la droga de Paraguay. Las discusiones provocaron que este hombre se descuidara y hablara con mayor frecuencia por teléfono. Esto fue clave para la investigación porque a través de esas peleas lograron reconstruir la estructura de la organización.
Paz y Cantelli fueron aprehendidos el 10 de diciembre de 2018. La detención del exmanager de boxeo tuvo un fuerte impacto en la geografía narco. La banda de Los Monos aseguró desde un principio que este hombre que también tenía empresas de transporte se había transformado en uno de sus enemigos y pretendía quedarse con el negocio de la droga en Rosario.
Paz se había instalado en Santa Fe, donde vivía en el country Los Molinos, protegido por séquito de guardias de seguridad, algunos de ellos policías. También trascendieron detalles de la estrecha relación que tenía Paz con el juez Juan Carlos Vienna, que llevó adelante la instrucción contra el clan Cantero, como dos viajes a Las Vegas a ver dos peleas de boxeo.
El crimen de su hijo Martín, conocido como Fantasma, el 8 de setiembre de 2012 había activado la llamada guerra narco en Rosario. Paz, en ese momento ajeno al mundo de la venta de drogas, fue quien siguió con el negocio de su hijo y también se alió con Luis Bassi, alias Pollo, para vengar la muerte de su hijo, cuyos autores intelectuales nunca fueron descubiertos, pero se sospecha que fueron Los Monos. El homicidio de Fantasma derivó en una venganza que fue una bisagra en la historia reciente de la violencia en Rosario: el asesinato de Claudio Cantero, alias Pájaro, que murió el 26 de mayo de 2013.
Como su cabeza tenía precio, Paz se trasladó a Santa Fe, junto con otros miembros del clan Bassi, entre ellos el sicario Milton Damario y Germán Ezequiel Velázquez. Ambos fueron detenidos el 11 de setiembre de 2013 en una estación de servicio de Santo Tomé.
Velázquez salió a los pocos días en libertad porque la orden de captura era contra Damario, quien luego junto con Bassi y Facundo “Macaco” Muñoz, fueron absueltos en marzo de 2017 por el crimen de Pájaro. En uno de los traslados previos a los tribunales de Rosario desde Coronda la combi del Servicio Penitenciario sufrió una emboscada pero los atacantes no lograron matar a Macaco, Milton Damario y Pollo Bassi.
Velázquez, quien aparece en el quinto cuerpo del expediente 818/13, en la que se investigó el homicidio de “Pájaro” Cantero, se instaló en Paraná, lejos de las balas que zumbaban en Rosario, donde ese año se produjeron 264 homicidios. En esa la capital entrerriana, donde vivía en una casa en Juan Manuel de Rosas 253, ganó peso en el negocio de la droga como proveedor de estupefacientes, tanto de un lado como de otro del túnel subfluvial.
Velázquez apareció luego con más nitidez en su nexo con Paz, más allá de lo afectivo. Es padrino de una de las nietas del “empresario” de boxeo. Una de las camionetas en las que se movía el exmanager de boxeo, una Honda CR-V, estaba a nombre de la pareja de Velázquez y él figuraba como empleado de la firma Paz SRL, radicada en Sauce Viejo.
El nombre de Velázquez volvió a aparecer en un entramado violento en Paraná: un triple crimen con sello narco que se produjo el domingo 15 de noviembre de 2020 en el barrio Los Paraísos. El episodio parece encadenarse en esta estrategia brutal, en una ciudad donde hasta ahora había algunos vínculos con narcos de Santa Fe, pero estaba aún indemne de la violencia. ¿Sicarios santafesinos que mataron a quienes abastecían de droga para quedarse con el negocio en Paraná? Esa es una de los interrogantes que flota tras el triple crimen de Cristian Barreto, alias Tero, de Germán Herlein y de Laureano Morales.
Ese domingo a la siesta, a las 15.18, aparecieron dos sicarios en una Honda Tornado y en pocos segundos mataron a estos tres hombres que estaban en la puerta de la casa de Tero, quien tenía su residencia permanente en una mansión en Nordelta, pero que cada quince días iba a regentear su negocio en Paraná.
Víctor Barreto, hermano de Cristian, logró salvar su vida de milagro. Sigue vivo por un traspié. Tropezó cuando escapaba hacia un baldío donde los yuyos crecidos le sirvieron de camuflaje. Los sicarios dispararon dos tiros y se fueron porque lo creyeron muerto. Es el único sobreviviente de la masacre del barrio Los Paraísos, un testigo clave para la investigación que lleva adelante el fiscal Martín Wasinger, que por ahora tiene un solo imputado, Ramiro Colman, de 23 años, más conocido como Pañal, que era presuntamente el conductor de la moto. Este grupo narco llamado Los Teros creció durante los últimos años, y estableció relaciones con un personaje clave para el negocio de la droga en Santa Fe: Germán Ezequiel Velázquez.
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