Vecinos y comerciantes de Hurlingham conviven con los delitos y los miedos
Los 29 asaltos que sufrió el cantante José Ángel Trelles no son casos aislados; rejas y blindajes no son suficientes; se retiró la Gendarmería
El robo en el que resultó baleada María del Carmen Longoni, de 52 años, esposa del cantante José Ángel Trelles, en Hurlingham, no fue un hecho aislado. Según vecinos y comerciantes, los robos a mano armada son moneda corriente en la zona.
En William Morris, la localidad donde está situado el negocio de lotería de Trelles y su esposa –que desde el viernes ya está casi recuperada y en su casa– la mayoría de los locales funciona estrictamente a puerta cerrada, y muchos de ellos con rejas o blindex en el mostrador. A pesar de las medidas de seguridad preventivas, nadie parece estar a salvo de los asaltantes.
"Hace seis meses que abrí y ya me robaron cuatro veces. Dos de ellas el mismo ladrón, el mismo día", cuenta Horacio Martínez, de 64 años y dueño de la ferretería situada en Villegas y Luna. "Todas las veces fueron a mano armada. La primera me apuntaron como para fusilarme con una pistola recortada, mientras el otro me pedía el dinero", dijo Martínez, quien manifestó sentir mucha impotencia cuando se cruza en la calle con los delincuentes que lo asaltaron, o bien, vuelven a pasar por la puerta de su negocio y se burlan de él. "Acá la policía tiene buena predisposición. Pero ahora vas a la comisaría y te dicen que los dejaron diezmados por el Operativo Sol", se quejó Martínez.
Por los robos y la violencia de los delincuentes, hay negocios que cerraron o incluso proveedores que no se animan a visitar la zona. En Villegas y Andonaegui, Marcos Arias, de 30 años, atiende una verdulería que abrió hace pocos meses. "Acá funcionaba una pizzería que tuvo que cerrar porque les resultaba muy riesgoso trabajar de noche luego de un par de asaltos. Y antes, hubo otra pizzería que también cerró luego de que balearan a uno de los repartidores en la cabeza (ver aparte). A la hora del cierre vienen algunos amigos o familiares para hacer tumulto y que no nos asalten", agregó el comerciante.
A Cristina, dueña de un maxiquiosco en Villegas y Andonaegui, hay productos que ya no le llegan porque los ladrones asaltan a los repartidores. "A un chico que traía yogures lo asaltaron cuando salía del local y lo secuestraron en el camión. Después de eso renunció", contó. "Coca-Cola no tengo porque al proveedor lo robaron varias veces y ya no se anima a venir", dijo.
Trelles había sufrido un violento robo en su casa de Hurlingham en marzo del año pasado. En aquella oportunidad, la N° 28, según la cuenta personal del cantante, fue golpeado y amenazado de muerte. Ahora, con la herida de bala que recibió su esposa en el asalto del miércoles pasado, afirmó que ella ya no volverá a trabajar. "Yo siempre le pedía que deje el negocio, que era muy arriesgado, que podíamos contratar a una persona, pero ella se negaba y decía que detrás del blindaje no le podía pasar nada. Pero pasó", dijo el cantautor a LA NACION.
Agregó que la bala, que le dejó un orificio de entrada y otro de salida en la pierna izquierda y le pasó a cinco milímetros de la arteria femoral, pudo ser mortal. "Dicen que hay dos detenidos que no sé si son los autores del hecho. Pero en 15 días están en la calle", se resignó Trelles.
"Es zona liberada. No poner cámaras ni vigilancia es fomentar el delito. Con la gente que espera en los consultorios de al lado de nuestro negocio, los delincuentes se han hecho festivales de celulares", relató.
"Nosotros somos gente que nos gusta salir. Ahora hace tiempo que no lo hacemos porque no podemos volver de noche. A mí no me gusta tener que pasar por la comisaría antes de entrar a mi casa de noche para pedir que me acompañen. Pero ahora vamos a tratar de ir al cine de día aunque sea", afirmó.
El director de Seguridad de Hurlingham, Jorge Zapata, dijo que comparten el reclamo de los vecinos: "No somos ajenos a lo que pasa en este distrito. El intendente asumió el compromiso hacia el área de seguridad. Se han comprado cinco camionetas Ford y ocho VW Voyage para la policía; y tres VW Amarok y cinco Renault Logan para las patrullas de prevención comunales. Además, la nafta de todos los patrulleros la pone el municipio. Instalamos 40 nuevas cámaras de seguridad de un total de 120 y estamos poniendo más y modificando el Centro de Operaciones Municipales".
Desde enero, el municipio junto a la policía realiza operativos de prevención todos los días en dos turnos y ya han secuestrado 400 vehículos con irregularidades, y hubo una gran cantidad de detenidos.
Otras fuentes del Ejecutivo municipal señalaron que la situación política actual en el nivel nacional no ayuda y que por eso no hay más patrulleros de la policía ni tampoco el apoyo de la Gendarmería, como sí lo hay en partidos vecinos. "Luego de que el intendente Luis Acuña (Frente Renovador) habló en el programa de Lanata sobre las condiciones en las que viven los gendarmes, nos retiraron a esa fuerza y también para otros distritos porque no tenían lugar", dijo el vocero.
Silencio de jefes policiales
En varias ocasiones LA NACION dejó mensajes en la Jefatura Distrital de Hurlingham, de la policía bonaerense, para que algunos de sus jefes dieran su opinión sobre los hechos denunciados, pero no se obtuvo respuesta alguna. Uno de los principales reclamos de los vecinos es la falta de patrullaje y la escasez de personal en verano, que relacionan con el Operativo Sol por el traslado de efectivos a la costa. En tres horas de recorrida por la localidad de William Morris, LA NACION sólo observó el paso de dos patrulleros, uno de la policía y otro de prevención municipal.
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