Vecinos de Tigre se indignaron con la amenaza de investigar a manifestantes
La multitudinaria caravana que la noche del aniversario de la Revolución de Mayo confluyó en la avenida de las Naciones Unidas, icónico paseo de las banderas del centro de Tigre, recibió ayer un contragolpe de parte del intendente del distrito. En declaraciones radiales, Julio Zamora cuestionó duramente a los manifestantes, en buena medida, habitantes de los barrios cerrados de Rincón de Milberg, Nordelta, Benavídez y Dique Luján, y comerciantes de esa zona de influencia.
Zamora dijo que la movilización, en la que se enarbolaron reclamos tales como una flexibilización controlada para poder volver a trabajar y mayor autonomía para circular, había sido "muy grave" y que había puesto a disposición de la Justicia "todos los elementos probatorios" que demuestran lo que calificó como un "rompimiento de la cuarentena".
El lunes a la noche, cuandola larga fila de vehículos-según los organizadores de la movilización, más de 650 autos y camionetas- llegaron a la rotonda de Tigre y se encontraron con un retén policial, el juez federal de San Isidro Lino Mirabelli indicó a la policía que no tomara "ningún temperamento", traducido en no labrar actas por violación de la cuarentena o por el peligro de difusión del virus del Covid-19.
Pero, según pudo saber LA NACION, aquellas "pruebas" que anunció el intendente Zamora ya llegaron a los tribunales ordinarios. Se encomendó a la policía distrital elaborar un informe sobre los hechos relativos a la caravana, incluidas las imágenes captadas por las cámaras de seguridad municipales y videos de la marcha registrados por canales de TV y otros difundidos a través de las redes sociales.
La fiscalía de Tigre analizará esos elementos y deberá optar por dos soluciones: o desestimar las actuaciones por inexistencia de delito o, en caso de que aparecieran indicios de infracción a los artículos 202 y 205 del Código Penal (los relativos a la propagación de una enfermedad peligrosa para la población), declararse incompetente y derivar el caso a la Justicia federal de San Isidro.
Las acusaciones del intendente Zamora calaron hondo en el ánimo de la mayoría de los participantes en la caravana multitudinaria del lunes a la noche. Según pudo saber LA NACION, el reportaje radial con la dura respuesta del jefe comunal causó indignación y bronca. "No es cierto que hayamos puesto en riesgo la salud. Lo que hacen con esto es fomentar el miedo a expresarse. Nosotros solo queremos generar un modo de poder hacer la cuarentena y, de forma segura para nosotros y los demás ciudadanos, poder trabajar y circular como pueden hacerlo los vecinos de otros distritos. A pesar de todas sus trabas no nos van a callar", dijo una de las organizadoras de la manifestación, que pidió reserva de su identidad por temor a represalias.
Ya están organizando un nuevo grupo para sostener la bandera del reclamo, un reclamo que, afirman, no defiende solo el interés de quienes viven en barrios cerrados sino "los derechos de todos los habitantes de Tigre". En el horizonte de decisión de acciones eventuales el hito es el 7 de junio, cuando venza el plazo de la última prórroga del aislamiento social preventivo y sanitario.
"La idea es diferenciarnos de otros grupos que el lunes a la noche reclamaron a pie y sin barbijo, insultando ... Queremos dar un ejemplo de reclamo, respetuoso, prolijo y sin faltar a las indicaciones de la cuarentena", dijo aquella vecina de uno de los barrios del complejo urbano Villanueva, del Dique Luján, donde también vive, justamente, el intendente Zamora.
En esos grupos organizadores interpretan que Zamora tomó la caravana y la protesta como una crítica a su gestión de la cuarentena. Sobre todo, porque a diferencia de lo que ocurrió recientemente en Escobar o Pilar, donde se flexibilizó la prohibición de circulación peatonal en las calles internas de countries, Tigre no ha sido receptivo de los pedidos de los vecinos de los barrios cerrados del distrito.
"Yo me siento muy tranquila con mi conciencia ciudadana, participando de espacios donde se puedan respetar las diferencias individuales en un marco de tranquilidad y respeto, como fue lo de la caravana. Los que se quedan con que fue ‘la marcha de los barrios’ o que solo pedimos que nos dejen salir, no entendieron nada. A mí el patoterismo no me amedrenta, por el contrario, me da fuerzas para querer un país mejor para mi hija. ¿Miedo? ¿Qué es eso?", dijo otra vecina que participó de la marcha solo después de que le llegara a su teléfono, el domingo a la mañana, el mensaje de advertencia del jefe del destacamento policial de Villa La Ñata que "recordaba" que estaba "terminantemente prohibido todo tipo de acto de manifestación".
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