Vecino y asesino: sobrevivió a un intento de femicidio y espera que condenen al hombre que la violó y mató a su amiga
Ana Laura González se salvó y pudo declarar contra Ariel Báez, un vecino que las violó y que mató a Emma Córdoba en su casa de Punta Lara, partido de Ensenada; un tribunal platense podría sentenciarlo este lunes a reclusión perpetua
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Ana Laura González sobrevivió hace cuatro años a un intento de femicidio en Ensenada, ataque en el que fue asesinada su amiga Emma Córdoba, una estudiante de Medicina. Después de revivir su calvario al declarar en el juicio oral, llegó la hora del veredicto de la Justicia. Espera que este lunes, a las 13, el acusado del crimen reciba la pena máxima.
“Tengo mucha ansiedad y una sensación rara. Esperé tanto tiempo... y al fin llegó. Espero que el tribunal nos haya escuchado y lo condene a reclusión perpetua”, señaló a la agencia de noticias Télam la joven, que hoy tiene 29 años.
Se refiere a Ariel Osvaldo “Papu” Báez, que era vecino de Emma y está acusado de haberlas atacado el 8 de julio de 2017, cuando las dos mujeres fueron violadas y golpeadas. En la creencia de que estaban muertas, el agresor prendió fuego la vivienda de Córdoba.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 5 de La Plata podría condenarlo a reclusión perpetua por violación de domicilio, privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el empleo de arma, abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma, tentativa de homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, hurto y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
“Fue duro tener que revivir todo, volver a contar con lujo de detalles lo que pasó, pero con el objetivo claro de justicia, era necesario”, afirmó Ana Laura, que a la hora de dar testimonio en el juicio pidió que retiraran de la sala a Báez porque “no iba a declarar con él delante” suyo. “Una cosa es contar lo que pasó para una nota periodística, donde los detalles me los quedo yo; pero en el juicio había que contarlo todo”. explicó.
La joven debió contar todos los padecimientos sufridos cuando Báez, que vivía con su esposa y su bebé, irrumpió por la fuerza y armado con un revólver calibre .38 en la casa de Emma, en 126 entre 5 y 7, de Punta Lara, partido de Ensenada.
Emma trató de defenderse y lo atacó con una botella; el agresor comenzó a golpearlas con el arma y las llevó a la planta alta de la vivienda, donde las ató y las violó.
“Luego bajó las escaleras y las hizo descender. Con el filo de una pala golpeó a Emma hasta que perdió la vida. Después se apoderó de pertenencias de las víctimas y se fue. Las encerró con llave mientras la vivienda se estaba incendiando, pero Ana Laura logró salir y pedir auxilio”, describió la fiscal Silvina Langone en su alegato.
Langone señaló que en el debate quedó acreditado que Ana Laura tenía “quemaduras y lesiones punzantes en el torso y tórax”, mientras que Emma presentaba “lesiones, una herida cortante en el cuello, quemaduras y una hemorragia intercraneana que causó su muerte por asfixia mecánica”.
El duelo y el largo proceso de recuperación
Ana Laura explicó que en su proceso de recuperación “fue fundamental la terapia psicológica y hablarlo con amigos, exteriorizarlo para poder también llevar adelante este proceso judicial”.
”Poder trabajar todo lo que me pasaba internamente con un profesional, y el acompañamiento de mi familia, mi pareja, amigas y los amigos de Emma fue fundamental; sin ese apoyo yo no sé si estaría de pie”, reconoció.
El recuerdo de su amiga es permanentemente. “Emma era alegre, muy buena, muy dulce, una gran luchadora, y la veo en todos lados: en el sol que brilla, en los animales, en cada gota de lluvia”, afirmó Ana Laura.
En la casa donde Báez vivía se instaló una posta sanitaria en memoria de la estudiante de Medicina asesinada. “He ido en algunas oportunidades a esa posta. La transformación del lugar es increíble y la gente de la posta es hermosa”, señaló.
La joven, que trabaja en el área administrativa del Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense, reflexionó: “El único reclamo que puedo hacerle a la Justicia es que fue lenta; tardaron cuatro años en hacer este juicio y tuve que pelearla para conseguir lo que conseguimos”.
”Sé que en la primera persona que pensaré mañana cuando oiga la sentencia será en Emma, y voy a sentir alivio. Ya me siento aliviada, me saqué una mochila de encima, hice todo lo estuvo a mi alcance para que este tipo tenga la condena que merece y no le haga nunca más lo que hizo a ninguna chica”, concluyó con firmeza.
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