Utilizaban avionetas para introducir cocaína de Paraguay a Buenos Aires
La organización criminal desarticulada por Gendarmería contaba con custodios que ostentaban fusiles automáticos para proteger varias pistas clandestinas
La caída de una importante organización narco expuso en un mismo operativo varios de los principales temores locales sobre la expansión de esa clase de grupos criminales. Uso habitual de avionetas para el transporte de drogas cada vez más lejos de la frontera norte, transformación de la ruta de contrabando de marihuana en un sostén logístico para el tráfico de cocaína, grupos de protección de las zonas de acopio sustentados en armas largas y vínculos directos entre bandas transnacionales que buscan ganancias en el mercado europeo con los proveedores narcos del conurbano. El denominado Operativo Quijote puso en evidencia que esos riesgos proyectados por especialistas antidrogas ya son una realidad local.
La organización fue desarticulada por la Unidad de Operaciones Especiales de la Gendarmería y se detectaron conexiones con grupos criminales de Paraguay, Brasil, Ecuador, Canadá, España y varios países africanos, según consignó el Ministerio de Seguridad al dar a conocer los detalles de los operativos.
La investigación fue llevada adelante durante tres años por el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, que esta semana ordenó 45 allanamientos en el conurbano bonaerense, Mar del Plata, Pinamar, Chaco y la ciudad de Buenos Aires.
Entre los 16 detenidos figura el empresario Gustavo Sancho, de 57 años, que aparece supuestamente vinculado con el control del abastecimiento de drogas a vendedores minoristas en el partido bonaerense de San Martín. Este sospechoso fue mencionado en la investigación por la muerte de la niña Candela Rodríguez, asesinada en 2011, pero no se avanzó judicialmente en su posible responsabilidad en ese caso.
Había sido señalado Sancho por el padre de la niña asesinada como posible instigador de una venganza en su contra. La madre de Candela trabajaba en el guardarropa instalado en un boliche propiedad de Sancho.
Más allá de la presencia de ese empresario señalado como proveedor mayorista de drogas, la organización criminal desarticulada tenía particularidades que llamaron la atención a los investigadores. Uno de esos puntos fue la utilización de la red habitual de movimiento de marihuana para ingresar en la Argentina los cargamentos de cocaína. Esa droga era provista por clanes narcos de Perú y Bolivia. Desde esos países se hacía llegar los embarques a Paraguay, donde se acondicionaban para el transporte en vuelos ilegales.
Esas avionetas cruzaban grandes distancias en territorio argentino sin ser detectadas. No se trató aquí de embarques de cocaína "bombardeados" apenas el vuelo ilegal cruza la frontera, sino que las pistas clandestinas operaban en el corazón del territorio bonaerense. La investigación de la Gendarmería detectó zonas de aterrizajes de esos vuelos narcos en Azul, General Belgrano, General Rodríguez y Mar del Plata. La pesquisa se focalizó especialmente en el movimiento aéreo en la zona bonaerense de General Belgrano, donde los agentes pudieron visualizar incluso al personal de custodia del grupo narco, quienes en riguroso traje protegían los cargamentos con fusiles en sus manos.
Ese fue otro detalle especial observado en esta organización criminal, ya que la ostentación de fusiles no se trata de una situación común incluso entre los clanes narco.
"Este procedimiento fue posible gracias al profesionalismo de las fuerzas federales, que con paciencia llevaron a cabo una serie de tareas de inteligencia para obtener toda la información necesaria sobre la producción, el traslado y la comercialización de la droga", explicó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, al informar sobre los resultados de los allanamientos.
Y agregó: "El despliegue de 600 efectivos nos permitió finalmente arrestar a los miembros de la banda que se encargaban del acopio de la droga, la logística elaborada para su envío a capitales europeas y todo el entramado para el lavado del dinero proveniente del narcotráfico. Incautamos también una gran cantidad de autos de lujo, motos y dinero en efectivo".
Lavado de dinero
La banda no sólo aportaba la logística de transporte, acopio y protección a las organizaciones transnacionales, sino que utilizaba las ganancias para la compra de vehículos de lujo, en un sistema de lavado de dinero puesto en evidencia por los allanamientos. En esos operativos se decomisaron, además, 45 automóviles de alta gama (entre ellos, un Chevrolet Camaro), 12 motos (al menos una Harley-Davidson), una moto de agua, 135 teléfonos celulares, computadoras, tres lingotes de oro sólido y joyas. En la vivienda de Sancho se incautaron unos nueve millones de pesos en diferentes monedas.
La parte internacional de esa red narco se ocupaba de hacer llegar los cargamentos de cocaína a España, utilizándose como puntos de salida los puertos de Rosario y Mar del Plata, según se informó oficialmente. En pocos casos quedó tan a la vista cada eslabón de la cadena del narcotráfico como lo sucedido en el denominado Operativo Quijote.
La banda integrada por Sancho es la segunda organización narco atrapada esta semana por las fuerzas federales. Pocos días antes se había conocido el golpe contra un grupo supuestamente comandado por el empresario Hernán Westman, que habría lavado semanalmente 70 millones de dólares pertenecientes al mexicano cartel de Sinaloa, según consignaron fuentes oficiales.
En ese caso también se utilizó la compra de vehículos de alta gama y yates como sistema de reingreso de divisas al mercado legal. Incluso una avioneta fue decomisada durante los allanamientos dispuestos en el aeropuerto de San Fernando y en Nordelta.
La droga era producida en Bolivia y Perú
La ruta aérea
La investigación judicial demostró que la organización criminal era abastecida por clanes narco de Perú y Bolivia. Embarques de cocaína eran enviados a Paraguay para ser acondicionados para su transporte en vuelos ilegales que aterrizaban en Buenos Aires.
Contactos bonaerenses
Entre los detenidos figura Gustavo Sancho, un empresario radicado en San Martín. Había sido vinculado con el crimen de la niña Candela Rodríguez, asesinada en 2011.
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