Usurpación de título: detuvieron al falso médico que atendió a 168 niños en una clínica de Llavallol durante más de un año
En su consultorio tenía 225 historias clínicas, la mayoría de ellas, de pacientes menores de edad; usaba la matrícula de una doctora, que denunció la irregularidad en septiembre de 2019
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Finalmente, llegó el alivio para la médica que hace poco menos de dos años descubrió que alguien le había usurpado su matrícula y atendía a pacientes. El viernes pasado fue detenido el hombre que, con su nombre, pero con el número de habilitación profesional de aquella doctora, atendió a medio millar de pacientes -al menos 168 de ellos, menores- e incluso emitió recetas en una clínica de Lomas de Zamora. La situación, que se extendió en el tiempo al menos desde 2017, se trató de mucho más que un fraude: significó un peligro mayúsculo a la salud pública.
El falso doctor fue identificado como Carlos Alberto Murguia, de 69 años, que llegó a ocupar un cargo jerárquico en la Clínica Luzuriaga, de la localidad de Llavallol. En el consultorio donde recibía a la gente tenía colgado un título apócrifo de la Universidad de El Salvador. Peor los investigadores del caso no pudieron detectar que este hombre hubiese cursado Medicina en alguna facultad del país.
Al ser detenido, en la puerta de su casa, en Moreno, llevaba un maletín que contenía un estetoscopio, tarjetas de presentación a su nombre, como doctor y como “socio gerente” de aquella institución especializada en medicina laboral, y un sello con la matrícula de la médica damnificada, que usaba para validar su firma en la prescripción de recetas y medicamentos.
La propia profesional damnificada, especialista en clínica médica, denunció la flagrante irregularidad. Fue el 18 de septiembre de 2019, luego de recibir un mensaje a través de la red social LinkedIn en el que una mujer le advertía que alguien estaba emitiendo certificados de salud con su número de matrícula.
Quien le avisó de tan anómala situación tenía en su poder un certificado de apto físico que debía presentar en la Embajada de España, por un viaje, y que contenía la firma y matrícula de Murguia. La legación diplomática rechazó el certificado. Le advirtió a la solicitante que el Ministerio de Salud había verificado que el número de matrícula no se correspondía con el “profesional” firmante, sino que era de una doctora cuyas iniciales son S.N.S.
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Tras un allanamiento de urgencia en la Clínica Luzuriaga, ordenado por la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) Nº8 de Lomas de Zamora, se comprobó que el falso médico ofrecía consultas como clínico, pediatra y nefrólogo.
Según informaron fuentes policiales a LA NACION, en el centro de salud privado se secuestraron 225 historias clínicas –168 de pacientes menores de edad y 57 de mayores–, contratos, sellos y documentación.
“Yo ingresé y ya estaba trabajando”, dijo Agustín Quevedo, director de la clínica, al canal de noticias TN. El directivo reconoció que el imputado fue asociado en el centro de salud privado, dedicado fundamentalmente a la medicina laboral.
Aún no se sabe desde cuándo Murguia ejerce la medicina sin título que lo habilite. Pero según publicó LA NACION hace tres meses, cuando dio a conocer la historia, el ahora detenido se habría incorporado a la clínica donde atendía pacientes y emitía certificados como “socio gerente” a finales de 2017. Incluso hay facturas suyas emitidas a nombre del Centro de Rehabilitación Nefrológica SA y fechadas en abril de 2016.
Murguia fue imputado por “ejercicio ilegal de la medicina”, delito tipificado en el artículo 208, inciso 1° del Código Penal, con penas de 15 días a un año de prisión.
Cara a cara
El impostor comenzó a ser desenmascarado el 21 de septiembre de 2019. Tres días después de la denuncia hecha por la damnificada, cuando la policía y el fiscal Pablo Rossi allanaron de urgencia la Clínica Luzuriaga, la verdadera titular de la habilitación médica se topó de frente con Murguia. Lo insólito es que, en su propia cara él le admitió que no era médico, aunque estaba “realizando la residencia”. Y cuando S.N.S. le preguntó cómo había conseguido el sello con su número de matrícula, le respondió que “lo compró en Mercado Libre”.
El 23 de septiembre de 2019, el Ministerio de Salud de la provincia realizó una inspección en la clínica. En el acta se consignó que “el director médico dio intervención a la fiscalía para desafectar de la institución al doctor denunciado”.
Lo cierto es que, luego de eso, siguió con sus prescripciones, en las que recetaba tanto antibióticos y medicamentos pediátricos como ansiolíticos y antidepresivos. “Gracias a Dios no mató a nadie”, dijeron en el establecimiento de Llavallol.
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