Una muerte anunciada. La dramática historia de Chaparrito, un chico marcado por el destino que espera en calles dominadas por las balas
Un adolescente de 17 años fue asesinado con un disparo en la cabeza
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ROSARIO.-Cuando tenía cuatro años y estaba en jardín de infantes en el barrio La Tablada, su maestra Vilma Ludueña, presentó un documento a las autoridades del Ministerio de Educación bajo el título “Un marco para Marcos”. El niño se llamaba Marcos Maldonado, y cuando creció en el barrio lo apodaban Chaparrito. Este sábado a las 7 ese adolescente de 17 años fue encontrado muerto en la puerta de un garaje en el barrio La Tablada, en el sur de Rosario, con un tiro en la cabeza.
La historia de Marcos Maldonado se multiplica como un posible destino de muchos chicos que nacen y mueren en un ambiente atravesado por la venta de drogas, la pobreza y una violencia extrema. El destino de este joven era la cárcel o el cementerio, un camino sin salida. En 2023 fueron asesinados en Rosario 44 jóvenes entre 15 y 19 años, según un estudio del Observatorio de Seguridad Pública.
Cuando Marcos tenía cuatro años iba caminando solo al jardín de infantes Nº55 Gustavo Cochet, ubicado en bulevar Seguí al 100 bis, desde su casa que quedaba debajo del terraplén donde antes pasaba el tren Belgrano Cargas. “Es un lugar donde nadie puede ver a la gente que vive allí porque están bajo tierra”, describieron en el barrio. Vilma, su maestra jardinera en ese momento, alertó a las autoridades sobre el destino de Maldonado si el Estado no intervenía en su entorno familiar. “En ese momento estábamos a tiempo”, apuntó, en diálogo con LA NACION.
“Este niño vive rodeado de violencia y ausencias”, escribió Ludueña en un documento que –según contó- fue derivado a las autoridades del Ministerio de Educación y de la Dirección de la Niñez. “Vivimos en medio de la violencia que ejercen los adultos hacia los niños, otras entre los jóvenes por rivalidad entre grupos antagónicos por querer tomar posesión de un determinado sector de esta zona del barrio, mediante el uso de armas de fuego de grueso calibre, que se ejecutan a cualquier hora del día, casi siempre en presencia de nuestros alumnos”, detalló a fines de 2010. Su descripción era ajustada a una realidad que aún no tenía eco en la agenda política.
El escenario que describió la docente para alertar sobre lo que podría pasar con ese chico “vulnerable”, según señaló, era anterior al incremento de los números de la violencia en Rosario, que se dio a partir del aumento de los homicidios en 2013, cuando se produjeron 263 asesinatos en medio de la llamada guerra narco tras el crimen del líder de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero. Pero tiempo antes en los barrios más golpeados por el narcomenudeo comenzaba a vislumbrarse lo que vendría. Los docentes le habían tomado especial cariño a Marcos por la historia que acarreaba sobre sus espaldas.
Maldonado no tenía padre. Su madre Noelía sufre una discapacidad severa y es no vidente. Marcos nació fruto de una violación, según reconstruyeron en la escuela. Un hombre mayor del barrio, que después fue asesinado, se encargaba de abusar de los chicos y chicas que viven “bajo tierra”. Actualmente, Noelía está internada en el hospital de salud mental Agudo Ávila.
“Marcos empezó a consumir droga desde muy chico, por su tía Nati, que era la encargada de un búnker en la calle Convención, a unos metros de las vías del ferrocarril”, aseguraron en el barrio. Chaparrito empezó a robar desde los 10 años. Concurrió solo un par de años a la escuela primaria y después abandonó. La calle fue su hogar y los búnkeres que manejaba su tía el sitio para obtener droga a bajo costo, advirtieron.
Las primeras hipótesis que surgen del crimen de Maldonado tienen que ver con otro hecho violento. El viernes a la tarde la policía acudió a un pasillo de barrio Tablada y halló el cuerpo de una mujer con heridas de arma de fuego y a un hombre gravemente herido que fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. De acuerdo a una versión que circulaba en los pasillos del barrio, esta pareja había obtenido un botín de unos $4.000.000 fruto de un robo. Los habrían matado para quitarles ese dinero. El rumor que daba vueltas es que a Marcos lo habrían matado porque formaba parte del grupo de jóvenes que fue a robar ese botín.
El crimen de este adolescente generó un fuerte impacto en La Tablada. Lo conocía todo el mundo, por lo bueno y lo malo. El Centro de Niñez y Vida Nazaret, donde concurría este joven a comer, lamentó su muerte con un duro cuestionamiento a las autoridades. “Lamentable: un joven más, otra historia con un final cantado”, advirtieron.
“La muerte de Marcos, da muestra de otra grieta en la sociedad. Grieta que expone que el sistema no generó las respuestas esperadas”, agregaron.
El 11 de mayo de 2022 Maldonado tuvo un ingreso a la comisaría 15ª a raíz de un hurto callejero en Abanderado Grandoli al 3800. Allí, de acuerdo con lo reseñado por una fuente policial, rompió los cristales de Volkwagen Country estacionado, que resultó ser un empleado policial, y junto con un cómplice se alzó con una mochila y un casco. “Finalmente, terminó detenido en el expasaje 409 (hoy bautizado Amelio Piceda) con el botín”, reseñó el sitio Rosario3.
Unos meses antes de que fuera detenido por la policía, Chaparrito fue “reducido” por los vecinos del barrio, que estaban cansados de los robos que protagonizaba el adolescente. “Es el famoso «Chaparrito», estamos cansados. Esto es todos los días a la noche, cerca de las 12 empieza a andar por los techos. A mi me entró en el patio, a la señora de la farmacia le robó los cables del aire, a otra señora los caños del agua”, relató una vecina a Canal 3 de Rosario.
“Lo conocemos en el barrio, es menor de edad, a mí me robó unas zapatillas. Me apretó en la calle con un arma”, contó otro de los vecinos, que además confirmó que el joven fue golpeado por quienes lo retuvieron. “Yo pensé que estaba muerto, cuando lo tocaban no reaccionaba, los gendarmes le tiraron agua para levantarlo”, señaló.
El crimen de Maldonado no tendría nada que ver con las tramas narco que se suceden en ese barrio, sobre todo aquellas vinculadas al narcomenudeo. La semana pasado, un pariente del líder de Los Monos fue acribillado en una gomería en ese barrio.
Los sicarios mataron a Ramón de la Cruz, un hombre de 55 años, en un lugar que está atravesado por una historia violenta: en noviembre pasado esa gomería fue atacada a balazos. Casi a la misma hora, vecinos encontraron un cadáver en el barrio La Tablada, con signos haber sido asesinado a balazos.
De la Cruz llegó a la gomería para reparar una cubierta que se le había pinchado. Eran cerca de las 22, cuando al negocio que está ubicado en bulevar Seguí e Iriondo, en el sur de Rosario, llegaron dos hombres en moto. Según los testigos, se dirigieron hacia el lugar donde se encontraba el hombre de 55 años y comenzaron a dispararle. De la Cruz tenía domicilio, según los investigadores, en un lugar donde se realizó hace un tiempo un allanamiento porque funcionaba un búnker de venta de drogas.
Tres disparos dieron en el cuerpo de De la Cruz, que cayó desplomado, mientras los atacantes huían en la mota que habían llegado a la gomería. El herido fue trasladado de inmediato al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, pero sin vida al lugar debido a las serias lesiones con arma de fuego.
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