Una molotov contra un móvil. Los narcos tienen un nuevo blanco en Rosario: atacar comisarías
Desde febrero se produjeron seis atentados contra dependencias policiales; dos, con bombas incendiarias; este miércoles a la madrugada fue destruida por las llamas una camioneta en la puerta de la seccional 15, de la zona sur
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ROSARIO. En los últimos tres meses, seis comisarías y dependencias policiales fueron atacadas en esta ciudad, a pesar del desembarco de 400 nuevos efectivos federales que se sumaron a los 1100 que estaban desplegados. Este miércoles a la madrugada se produjo un nuevo atentado. En este caso, el blanco fue la comisaría 15, en la zona sur de esta ciudad, donde dos soldaditos arrojaron una bomba molotov y quemaron una camioneta de la Policía de Acción Táctica (PAT) que estaba estacionada frente a la seccional.
Los atacantes también dejaron un mensaje que estaba dirigido a los policías que trabajan allí y que hacía referencia a supuestos hechos de corrupción, de supuesto cobro de “peaje” a los delincuentes. La camioneta quedó totalmente destruida por las llamas, que fueron provocadas por una bomba molotov que fue lanzada por dos jóvenes cerca de las 3 de la madrugada.
Ninguno de los atacantes fue detenido, un rasgo que se repite en la mayoría de los casos y que plantea la paradoja de que los propios agentes que son atacados no logren aprehender a los autores. En uno de los hechos que ocurrió a mediados de febrero, el autor del atentado se movía en bicicleta, y aun así, tampoco pudo ser atrapado.
Fuentes policiales indicaron que la camioneta de la PAT, una Volkswagen Amarok, se encontraba allí porque efectivos de esa repartición habían llegado hasta la seccional para entregar el acta de un procedimiento que habían realizado en esa jurisdicción.
Es una constante, desde este año, que las comisarías de Rosario se transformaron en un blanco de los ataques narco. Desde febrero se produjeron seis atentados contra comisarías y el edificio de un distrito municipal, uno de ellos, con esta modalidad de utilizar bombas incendiarias.
El 13 de febrero pasado a la madrugada fue blanco de tiros de calibre pistola 9 mm la sede de la Policía Comunitaria, ubicada en el barrio Acindar, en la zona sur de Rosario. Según fuentes policiales, cerca de las cuatro de la madrugada un hombre en moto disparó contra el edificio y dejó una nota con una amenaza contra el Servicio Penitenciario de Santa Fe.
Estaba previsto que el lugar atacado se convirtiera en una estación policial que agrupara varias secciones, pero ese proyecto quedó trunco con la asunción del gobierno de Omar Perotti, que decidió no continuar con el plan de crear dependencias más grandes y con jurisdicción en una zona más amplia.
La preocupación por los ataques a las comisarías es cada vez mayor, sobre todo por la sucesión de balaceras contra las dependencias policiales. Esta situación se suma a la muerte del agente Ricardo Medini, que fue alcanzado por disparos cuando se encontraba realizando tareas de custodia adicional en un boliche en el barrio de Fisherton Norte. En ese ataque también falleció Adrián Jones, un joven que se encontraba en la puerta del cantobar cuando, desde un auto, dispararon ráfagas de tiros. En el lugar fueron secuestradas 37 vainas servidas.
También se produjeron ataques contra policías el fin de semana pasado en la puerta de un boliche en Capitán Bermúdez.
A los ataques contra dependencias policiales se agregan aquí balaceras que tienen como blanco fijo a unidades del servicio penitenciarios provincial. Poco antes del mediodía de ayer se escucharon nuevamente disparos alrededor de la unidad carcelaria ubicada en la zona oeste de la ciudad. Dos jóvenes que circulaban en una motocicleta disparon, al menos, siete veces contra ese complejo penitenciario, sin provocar heridos o daños más allá de los impactos de proyectiles 9mm.
Esa unidad penitenciaria, donde funciona una cárcel de mujeres y la oficina de recepción de detenidos, fue blanco de ataques en los últimos meses. Uno de esos episodios ocurrió en diciembre pasado, casi en el mismo momento en que balazos también impactaron contra la sede de Televisión Litoral.
El clima de violencia extrema que se acentuó durante febrero provocó una crisis política en la gestión del gobernador Perotti, que cambió el manejo de la seguridad, al despedir al anterior ministro, el excomisario Rubén Rimoldi y reemplazarlo por un exgendarme, el comandante Claudio Brilloni.
A principios de marzo se produjo el desborde social en el barrio Los Pumitas, tras el crimen de Máximo Gerez, de 12 años, que terminó con los vecinos destrozando los búnkeres donde se vendía droga.
Eso aceleró un nuevo refuerzo de efectivos federales. Llegaron 400 gendarmes y policías federales para incrementar los operativos en territorios más complejos, atravesados por la violencia narco.
Los homicidios empezaron a decrecer, pero los atentados y extorsiones no dan tregua, como los ataques a las dependencias policiales. En dos meses se produjeron seis ataques a comisarías, dos de ellos con bombas molotov y cuatro a balazos. Hubo tres ataques con bombas incendiarias a sindicatos. El último atentado fue al distrito municipal Sudoeste, donde dispararon cuatro tiros contra el frente de una dependencia, que el intendente de Rosario Pablo Javkin, había cedido para que funcionara una comisaría. Y también arreciaron las balaceras contra bancos. Se produjeron cuatro en los últimos dos meses.
A principios de febrero, cuando se produjo una balacera en el distrito sur de la intendencia, no había ni un solo policía, solo los guardias de seguridad privada que había contratado el municipio. Horas después de que asumiera Brilloni como nuevo ministro de Seguridad, se produjo otro ataque a balazos con la misma metodología. Fue baleada una sucursal del Banco de Santa Fe en la zona sur de Rosario. Un hombre en moto disparó siete tiros contra el blindex del local, donde se encuentran los cajeros. Nadie resultó herido. Uno de los atacantes dejó una bolsa con una nota, que se presume es un nuevo mensaje mafioso.
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