Una jubilada de 85 años fue asaltada y golpeada brutalmente
Días antes del episodio, ya habían intentado robarle en su casa de Sarandí, pero ella logró evitarlo e hizo la denuncia
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“Yo no tengo plata, soy jubilada”, les explicó Nelly, una jubilada de 85 años, a los ladrones que, de todos modos, la asaltaron y golpearon brutalmente, durante dos horas. Días antes del episodio, ya habían intentado robarle, pero ella logró evitarlo e hizo la denuncia. Esta última vez, lograron entrar por una reja floja y terminó hospitalizada.
El sábado pasado por la madrugada, ingresaron dos hombres en el domicilio de mujer, en Sarandí, provincia de Buenos Aires. Como la víctima no tenía ningún objeto de valor, los criminales la ataron, le pegaron patadas, revolvieron su casa y la dejaron en estado crítico.
“Más o menos a la 1 de la madrugada, desperté de golpe con dos jóvenes arriba mío en la cama. Uno, atándome los pies y otro, atándome la boca y golpeándome la cabeza. ‘Que me callara la boca, que me callara la boca’. Me agarraron de las dos piernas y de los hombros, me tiraron en el piso de la cocina. Me empezaron a patear y a golpear para que les dijera dónde estaba la plata”, relató Nelly, en C5N.
“No tengo plata, m’hijo”, les repetía la mujer, pero no le creyeron. Entre los golpes, les dijo que buscaran en su cartera, donde había un monedero con 4000 pesos. “En una de esas, me dieron un puntapié en un costado en la costilla, que es lo que me tiene muy mal. Me volvieron a atar y se fueron a revisar toda la casa. Tiraron ropa por el piso, libros, todo. Yo no tengo nada de alhajas, bienes que les interesaran a ellos”, dijo.
“Se acercó uno de ellos con la cara cubierta, me vio agonizando, porque llegó un momento en el que pensé que me moría, y le dije que me diera agua porque no podía más. Me alcanzó un poco de agua, pero patada va, patada viene”, recordó Nelly, que comentó que también se llevaron una caja de herramientas de su hijo.
“Estoy deshecha, nunca me sentí así. Yo siempre fui muy activa, he trabajado mucho y estos golpes me han quitado un montón de años de vida. Irme ahora, a esta altura, de acá, ¿a dónde? ¿Dónde es el lugar donde no se roba?”, se quejó la mujer quien, a sus 85 años, no piensa dejar Sarandí.
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