Le dieron la prisión domiciliaria al herrero jubilado que mató de un tiro a un ladrón
Pasó un fin de semana de pesadilla. Primero, por lo que le tocó vivir en su casa, donde seis delincuentes entraron a robarle cuando dormía. Luego, por las consecuencias de las decisiones que tomó y cómo las ejecutó: se defendió del asalto con una pistola de su propiedad, salió en busca de los maleantes y, a media cuadra de su vivienda, en Quilmes Oeste, uno de esos atracadores terminó muerto, con un tiro en el pecho. Y, después, por la respuesta de la Justicia, que lo dejó preso, acusado de homicidio simple.
Esta tarde, ese destino sombrío comenzó a aclararse para Jorge Ríos: este herrero de 71 años que se defendió de un robo y mató a Franco Martín Moreyra, de 26, que sufre de EPOC, diabetes y problemas cardíacos, y que aún tiene en su cuerpo las marcas de la violenta agresión que sufrió durante el hecho, recibió la prisión domiciliaria. Pero su abogado, Alejandro Marino Cid, considera que eso es insuficiente y pedirá ante el fiscal Ariel Rivas y el juez de Garantías Martín Nolfi la excarcelación extraordinaria, en la certeza de que su cliente actuó en legítima defensa.
"¡Estela, Estela, no salgas que tenés ladrones en el techo!", alcanzó a decirle Ríos a su vecina el viernes, poco antes de las 4.50 de la madrugada. La defensa de esa vecina es el otro argumento que esgrime el abogado Cid.
A Ríos le robaron tres veces en la misma noche. La primera, se llevaron unos cables; la segunda, una bicicleta y una cortadora de pasto; la tercera, casi lo matan.
"Eran cinco barrabravas de Quilmes que se manejaron con total impunidad. Hasta caminaron por el medio de la calle. Dos quedaron afuera y tres ingresaron en varias oportunidades. La última, amenazaron a Ríos. Estaban armados y uno intentó atacarlo con un destornillador. Le pegaron una paliza feroz. Ríos logró tomar un arma y les pidió que desistieran, pero siguieron golpeándolo y no tuvo más remedio que disparar", contó el abogado a LA NACION.
La secuencia siguió en la calle. El jubilado "salió aturdido -dijo su defensor- porque no sabía si había más ladrones adentro o afuera y vio que estaban por los techos de la casa vecina, donde vive Estela, la madrina de su hijo". Esas imágenes fueron registradas por las cámaras de seguridad que hay en la cuadra.
"Después, Ríos caminó hacia la esquina y se encontró con el ladrón que había saltado por el techo y con los otros cuatro que, tras haberse dado a la fuga, regresaron a rescatar a su cómplice en un Fiat blanco con capot negro, con los colores de Quilmes", agregó Cid.
Para el abogado, su cliente pudo haber muerto ahí: "No mataron a Jorge porque se interpuso un auto que circunstancialmente estaba ahí. En este punto es donde difieren nuestra versión y la del fiscal, que dice que el ladrón estaba en estado de indefensión. El único que estaba indefenso es el jubilado, rodeado de cinco peligrosos delincuentes":
Hasta esta noche no había comunicación formal de detenciones por el caso. Pero Cid dijo a LA NACION que "hay versiones extraoficiales" de que dos de los asaltantes se pelearon a cuchillazos al recriminarse no haber matado a la víctima y salvado a su secuaz. "Se habla de que hubo una gran pelea entre los delincuentes que quedaron con vida porque no mataron al jubilado y como consecuencia de eso murió el socio del delito de ellos", sostuvo. También, que aparentemente a otro de los malvivientes un familiar lo entregó en la comisaría 1a. de Quilmes.
"Dos de ellos se agarraron a cuchillazos, por lo que uno está herido en un hospital y el otro detenido, pero esto no es oficial, por lo que sigo pidiendo al ministro de Seguridad Sergio Berni que se ocupe del tema, que encuentre ese auto. No puede ser tan difícil, porque hasta casi se ve la patente. Lo mismo le solicito a la intendenta de Quilmes", la kirchnerista Mayra Soledad Mendoza, dijo Cid.
La previsión es que Ríos, que es viudo y vive solo, cumplirá la prisión domiciliaria en la casa de su hija, en la Capital. Sin embargo, Cid afirmó: "Aunque eso pase voy por seguir bregando por la libertad porque no puede ser que quede detenido. Tiene EPOC, un solo riñón, es diabético, hipertenso, tuvo un infarto, tiene arritmias cardíacas. Lo van a matar. ¿Para qué lo tienen preso? ¿Tienen miedo de que se les escape el abuelito con el bastón? ¿Tienen miedo de que pueda entorpecer la causa? ¿A qué estamos jugando? Esto es una vergüenza".
Luego de ser detenido y trasladado a la comisaría 9a. de Quilmes, el jubilado se descompensó el domingo por la mañana y la policía lo llevó al Hospital de San Francisco Solano. Hoy regresó a la comisaría "pese a que los médicos dictaminaron que necesitaba atención y no podía estar detenido", sostuvo Cid.
El abogado teme por la vida de su defendido y aseguró: "No tengo la menor duda de que no lo mataron los ladrones, pero lo puede matar la Justicia [...] El domingo, cuando preparaba el escrito para solicitar la excarcelación extraordinaria con todos los datos médicos que nos había dado la familia, y leía la Convención Interamericana de Derechos Humanos de Adultos Mayores donde dice, por ejemplo, que no tenía que estar sujetado como lo tenían, pensaba '¿para qué leo esto si capaz en un ratito se muere?'. Es una vergüenza. Le querían tomar indagatoria esposado".
Jorge Ríos tiene tres hijos (dos mujeres y un varón) y cinco nietos. En el barrio en el que le robaron vivió toda su vida y formó su familia. Sus vecinos lo destacan por haber sido pionero al pedir asfalto y por su cooperación con el resto. Es herrero y, paradójicamente, colocó las rejas en casi todas las casas de la cuadra para que la gente esté más segura.
Ayer, una mujer había abierto una convocatoria en Change.org con la consigna "Justicia y liberación de Jorge Ríos, jubilado que se defendió". Buscaba obtener 50.000 firmas: a las diez de la noche 41.333 ciudadanos se había sumado.
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