Un hombre cansado que se quedó sin respaldo
Desde el domingo pasado que se sentía incómodo. Sus amigos lo despertaron por un artículo periodístico donde se deslizaban sospechas sobre su actuación el día que fue descubierto el cadáver del fiscal Alberto Nisman. En su defensa, sus allegados dicen que él nunca fue citado en la investigación, por lo que se sintió dolido. Entre fastidioso e irritado, el lunes a la noche el comisario general Román Di Santo presentó su renuncia como jefe de la Policía Federal a Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad de la Nación se la rechazó, pero él ya no estaba convencido de seguir adelante.
En esa ocasión, Bullrich, palabras más, palabras menos, le habría respondido a Di Santo: "Jefe, quédese tranquilo, siga adelante. Lo que pasa es que usted no está acostumbrado a las «operaciones» y a este tipo de declaraciones fuertes". Quizá Di Santo esperó un respaldo público de su jefa política, que no le llegó.
En un párrafo de una nota publicada en el diario Clarín por el periodista Eduardo van der Kooy, se afirmaba que durante la investigación de la muerte de Nisman la jueza Fabiana Palmaghini "apuntó contra Di Santo por la desaprensión observada en la vivienda del fiscal tras su muerte".
La semana anterior, una importante fuente del Ministerio de Seguridad había dicho a LA NACION que confiaban en que Di Santo "continuara hasta fin de año", pero advertían también que su actuación "estaba desgastada". El tiempo jugaba en su contra.
El martes, Di Santo se sintió más molesto aún. Mientras en el Departamento de Policía comenzaba a prepararse el vasto operativo de seguridad para recibir dentro de dos semanas al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el Jefe recibió otra fuerte andanada de acusaciones. Esta vez, de la diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió, una aliada del Gobierno. En el programa Animales sueltos, de América TV, Carrió lanzó: "Me voy a seguir ocupando [de la muerte del fiscal del caso AMIA] aunque [Daniel] Angelici quiera impedir que haya justicia. Estoy hablando del presidente de Boca, quien interfiere en la Justicia con el consentimiento del Presidente. ¡Angelici, no maneje la Justicia federal porque voy a ir contra usted, no mantenga a Di Santo como jefe de la Federal, porque ensució el crimen de Nisman!".
Di Santo se sintió sin cobertura política ni respaldo. Nadie de la Casa Rosada ni del Ministerio de Seguridad salió a contestar. Ya no quiso seguir con el complicado traspaso de miles de hombres de la Federal a la órbita de la Ciudad que le habían encomendado en Balcarce 50 ni continuar con la instalación de agencias federales de investigación en el interior. Anteanoche, Di Santo sintió que había sufrido un profundo desgaste emocional y ya nadie lo alentaba. Le había llegado la hora de dejar el "caliente" sillón del primer piso del Departamento Central de Policía después de tres años y tres meses.
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