Un cenotafio sostiene el recuerdo de José Luis Cabezas en el lugar del asesinato
El reportero gráfico fue asesinado el 25 de enero de 1997
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PINAMAR.– A metros de la cava donde el fotógrafo José Luis Cabezas fue encontrado muerto el 25 de enero de 1997, un pedregoso homenaje en su memoria resiste los embates de la llovizna y el tiempo. No por casualidad, se trata de un lugar desolado y alejado de la ciudad de Pinamar, de la que se ubica a unos 16 kilómetros. En el centro del homenaje destaca la imagen del reportero gráfico junto al lema “No se olviden de Cabezas”.
La acompañan tres placas que recuerdan la fecha de lo ocurrido, la “labor periodística” del fotógrafo de la revista Noticias y replican un mensaje de la familia: “No nos olvidaremos nunca. Seguiremos por siempre luchando. Tus padres, tu hermana y tus hijos”.
En el monumento principal hay varias placas de los homenajes que cada año realizaron allí los familiares del reportero gráfico, encabezados por su esposa, Cristina Robledo; sus hijos María Agustina, Juan y Candela; su hermana Gladys Cabezas y sus padres, Norma y José, ya fallecidos.
Además, hay un pequeño espacio que guarda mensajes y rosarios colocados en su memoria. Finalmente, a la izquierda de la estructura de piedra, está el busto de Cabezas tallado en madera.
El cenotafio que recuerda el brutal crimen se levanta entre los pastizales, a la vera de un camino de tierra que surge a la altura del kilómetro 385 de la ruta provincial Nº11. Por las lluvias que afectaron la zona en estos días, el trayecto es resbaladizo y por él no pasa un alma, solo algunas nutrias que, de tanto en tanto, cruzan de un lado a otro el sendero.
La llegada al lugar es anunciada por un cartel que la municipalidad de Madariaga colocó con un relato de lo ocurrido. En las inmediaciones también hay una cruz blanca de varios metros de alto con la imagen del reportero gráfico y aún se pude visualizar la cava, aunque tapada por el césped. En ese pozo fue encontrado el cuerpo de Cabezas dentro del Ford Fiesta blanco que había alquilado para realizar la cobertura periodística de la temporada de verano en un balneario que entonces era muy frecuentado por figuras de la política y del poder en las sombras, como el empresario Alfredo Yabrán, cuya imagen en traje de baño registrada por Cabezas resultó el detonante para un crimen que conmovió al país.
El cuerpo de Cabezas fue hallado por Pedro Hilario Guevara, un puestero de estancia que se acercó a la cava porque había visto una humareda. Allí encontró el Ford Fiesta incendiado con el cuerpo de Cabezas carbonizado adentro. A partir de los dichos de Guevara, los policías hicieron el primer retrato hablado de un sospechoso por el homicidio. El rostro de ese identikit se parecía mucho a las facciones del exchofer de un dirigente gremial, que se sumó a las empresas de Yabrán después de la muerte de su jefe. A pesar del parecido con uno de los sospechosos que fueron vistos en la cava, nunca fue acusado.
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