Estafadores de Tinder: “Sacarle más plata a la vieja”, los audios de la banda que se hizo de un botín de $ 300 millones
La organización criminal estaba liderada por un ciudadano nigeriano que tiene pedido de captura internacional; en las últimas horas fueron detenidos 32 sospechosos
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“Solamente eres como un intermediario para sacarle más plata a la vieja”. “Yo te paso los textos bien de cómo van a ser los diálogos para cuando lo quisieras hacer”. Así, un integrante de una banda de estafadores que se habría hecho de un botín de, por lo menos, 300 millones de pesos, intentaba reclutar a una “mula”, como se conocía a las personas que ponían a disposición de la organización sus cuentas bancarias o billeteras virtuales para recibir el dinero que transferían las víctimas que caían en la trampa. Era como una clase magistral de las estafas.
En las últimas horas, personal de la Policía Federal Argentina (PFA) detuvo a 32 sospechosos y secuestraron 1.800.000 de dólares apócrifos.
Los investigadores no descartan que el dinero obtenido por los delincuentes tenía como objetivo financiar actividades terroristas en el extranjero o movimientos separatistas en la región occidental de África.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales y policiales. Se trata de una investigación que comenzó a principios de 2019 tras la denuncia de un empresario víctima de la organización criminal.
En casi tres años y medio que lleva la investigación, a cargo del juez en lo criminal y correccional porteño Manuel De Campos y de la que participan detectives de la División Delitos Tecnológicos de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA, hay 52 sospechosos detenidos. El presunto jefe de la banda, de nacionalidad nigeriana y conocido por el apodo de Bobby, está prófugo y con pedido de captura internacional.
El primer paso de la estafa comenzaba en Tinder y en otras apps de citas. Los investigadores sospechan que los delincuentes no elegían a sus víctimas al azar.
“Para las estafas, los sospechosos buscaban, la mayoría de las veces, mujeres de entre 45 y 55 años. Pero, también, caían en la trampa hombres”, dijo a LA NACION una fuente judicial.
Entre otros libretos, los estafadores les hacían creer a sus potenciales víctimas que eran marines de los Estados Unidos que vivían en el exterior. Tras ganarse la confianza, las conversaciones continuaban por medio de mensajes de WhatsApp.
“Los sospechosos entablaban una relación amorosa a la distancia durante un tiempo, haciéndose pasar por un soldado americano que está en el extranjero y que tiene un muy buen pasar económico. Les decían a sus víctimas que, una vez retirados, iban a vivir en la Argentina. En un determinado momento de la relación, el falso enamorado sostiene que envió un regalo, pero que el obsequio quedó trabado en la zona de aduanas y hay que hacer una trasferencia para sacar el paquete. Como variante aparecía otro delincuente haciéndose pasar por un diplomático que puede destrabar el paquete, que también exigía una transferencia”, explicó una fuente de la PFA.
Las víctimas no lo sabían, pero el dinero era transferido a cuentas de otras personas, “mulas” que recibían una comisión por prestar su CBU.
La investigación de los detectives de la PFA permitió identificar a las personas utilizadas como “mulas” por la banda de estafadores y los presuntos organizadores, ciudadanos nigerianos, los cómplices de Bobby.
Los primeros 20 detenidos están procesados con prisión preventiva por delitos como asociación ilícita, estafas y fraudes por manipulación de dispositivos electrónicos. Según informaron fuentes judiciales, fueron rechazados los pedidos de excarcelaciones presentados por las defensas.
En los próximos días, el juez De Campos deberá definir la situación procesal de los últimos 32 sospechosos apresados por los detectives de la PFA.
“Una vez que se logró ponerle nombre y apellido a las ´mulas´ comenzaron los seguimientos, las tareas de campo y el trabajo de policías encubiertos, quienes, utilizando tecnología de geolocalización descubrieron nuevos escondites y lugares donde hacían desaparecer el dinero, como el caso de una casa de cambio que funcionaba ilegalmente detrás de la fachada de una casa de comidas venezolana”, afirmaron fuentes de la PFA.
El botín, por medio de transferencias internacionales, fue enviado a más de 30 países como los Estados Unidos, Canadá, México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, España, Indonesia y Nigeria.
En las últimas horas, el juez De Campos ordenó una serie de allanamientos en la ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Salta y Mendoza.
En los operativos, además de detener a los sospechosos, el personal de la PFA secuestró los dólares falsos y 160 dispositivos electrónicos que, después del peritaje, podrían aportar nuevas pistas sobre la organización criminal que se hizo del botín de los 300 millones.
Fuentes con acceso al expediente explicaron que fueron dos las “casas de cambio ilegales” descubiertas que funcionaban detrás de las fachadas de casas de comida venezolana.
Parte del dinero que obtuvieron con las estafas, los delincuentes lo blanquearon al invertir en criptomonedas. Por cada transacción recibían un SMS, dijo un detective del caso.
“Estamos solo ante la punta del iceberg. La investigación continúa y se puede descubrir mucho más del funcionamiento de la organización criminal” sostuvo una fuente judicial.
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