Un ataque de sicarios en una distribuidora de gaseosas provocó dos muertes
Un panadero de origen italiano, de 62 años, fue una de las víctimas
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ROSARIO.-A las 8.50 Gaetano Di Bartolomeo, un panadero de origen italiano, dueño del comercio Nueva Aurora, llegó a una distribuidora de bebidas para hacer un pedido. Cuando terminó las compras y estaba por subir a su auto, un Citroën Elysee, aparecieron dos sicarios y lo mataron de nueve tiros.
El hombre de 62 años falleció en el hospital unos minutos después. Pero el misterio que rodea a ese crimen se agigantó casi de inmediato, cuando apareció un joven muerto de varios balazos, que aún no fue identificado, cerca de la zona del homicidio del panadero. Se sospecha que era uno de los atacantes, según deslizó la fiscal Gisela Paolicelli. Se investiga si tras el ataque Di Bartolomeo se produjo un enfrentamiento.
El lugar donde ocurrió el doble homicidio este martes carga con una larga historia de violencia derivada del narcotráfico. El dueño del lugar es Oscar García, alias Manco, que está imputado por asociación ilícita y quedó cuadripléjico después de que su negocio fuera blanco de una lluvia de balas el 7 de setiembre de 2019, cuando mataron Cristian Beliz, uno de los empleados, y otros tres jóvenes resultaron heridos.
Ese ataque fue ejecutado por Mauricio Laferrara, conocido como Caníbal, que está preso en la cárcel de Piñero, acusado de seis asesinatos. Era el sicario más feroz de Esteban Alvarado, un jefe narco que hace dos semanas fue trasladado, tras la fuga de ocho presos del penal de Piñero, a la cárcel de Ezeiza.
Fuentes de la investigación señalaron que es probable que el ataque al panadero Di Bartolemeo se haya tratado de un error. El hombre se movía desde hace unos días en el auto que usaba un familiar. Lo que está claro es que los sicarios fueron a ejecutar a la persona que se subía al Citroën Elysee. No se trató de un intento de robo ni otro tipo de delitos. “No se descarta que haya sido un ataque directamente contra él”, afirmó la fiscal en la escena del crimen.
En la zona donde se produjo el doble crimen se encontraron unas 20 vainas servidas. Se sospecha que hubo un enfrentamiento, del que habrían participado personas que estaban dentro de la distribuidora de bebidas. Uno de los problemas para la pesquisa es que el local tenía cámaras de seguridad, pero las imágenes de este ataque no quedaron grabadas, porque el sistema de registro está en poder de la Justicia, como prueba de los ataques anteriores, según informaron fuentes judiciales.
Hasta hace poco tiempo esa distribuidora de bebidas tenía un patrullero de custodia, que en febrero del año pasado fue blanco de un ataque a tiros en el que resultó herida una policía por las esquirlas de los vidrios que estallaron.
Cuando García fue llevado al hospital de Emergencia en el primer ataque de la saga dijo que detrás de los balazos estaba Alvarado, ya que este pretendía quedarse con ese negocio. El dueño del comercio aseguró que el jefe narco ansiaba apropiarse del local y de uno de los camiones.
Para los investigadores policiales no estaba claro si este nuevo ataque tendría que ver con esa trama donde sobresale como protagonista Alvarado, que usó a Laferrara como su sicario en un momento en que Los Monos parecían avanzar sobre su esquema de negocios narco.
Caníbal fue el que se anticipó a esa jugada, por orden de su jefe que a través de Telegram, le ordenó acribillar a tres hombres de Los Monos. El 16 de abril de 2018, a plena luz del día, Laferrara mató en pocos segundos y sin que las víctimas atinaran a nada a tres miembros de los Cantero que estaban dentro de un auto en Granadero Baigorria, en las afueras de Rosario. Ezequiel Fernández, alias Parásito, su hermano José, y Gerardo Abregú, todos a las órdenes de Guille Cantero, fueron asesinados. El primero había recibido un llamado del líder de Los Monos, que en ese momento estaba preso en la cárcel de Coronda, en el que se le ordenó matar al hijo de Alvarado.
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