¿Un asesino serial en Mar del Plata? Está detenido por la muerte de una mujer y las pistas lo señalan como autor de un crimen similar
Ambas víctimas fueron asesinadas en forma parecida, con menos de un mes de diferencia entre los homicidios
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MAR DEL PLATA.- Había grabaciones de video de cámaras de seguridad cercanas. También registros de antenas que detectaron su teléfono celular. Pero las sospechas sobre el único detenido del crimen de una mujer de 81 años, cometido hace dos semanas, se consolidó este jueves con el secuestro de un reloj de la víctima en la habitación de hostel que alquilaba el presunto homicida.
Y hay más: hace pocas horas, a partir de allanamientos dispuestos en función de la investigación que encabeza el fiscal Leandro Arévalo, se logró dar con la computadora portátil de la mujer. Estaba en manos de un joven de 27 años, que también fue trasladado a la Unidad Penal N°44, en su caso como acusado por encubrimiento agravado.
Las pistas en la investigación de un conmocionante asesinato podrían ser, además, claves en otro caso: hay demasiadas coincidencias como para presumir que el autor de la muerte violenta de Elizabeth Othondo, en zona de macrocentro, podría ser el mismo que a principios de mayo asesinó a golpes y redujo a casi a cenizas a María Angélica Rossi, de 74 años, en su casa del barrio Bosque Peralta Ramos.
Quien fue aprehendido en las últimas horas declaró este sábado por la mañana en tribunales y dio datos que permitieron a los investigadores ratificar que están en el camino correcto hacia el esclarecimiento del caso. Confirmó que quien le entregó la notebook que estaba en su poder, con un pedido para que la desbloquee a partir de sus conocimientos en informática, fue el sospechado de asesinar a Othondo. El fiscal Arévalo valoró esa voluntad de colaboración con la causa y dispuso liberarlo.
Quien carga con la imputación por el homicidio es Jonathan Darío Cáceres. De oficio ayudante de techista. Pocos meses antes había realizado algunos arreglos enel chalet de Othondo, en barrio Chauvin. Y algo similar, con anterioridad, realizó en la casa de Rossi.
Las dos eran adultas mayores. Ambas vivían solas. Y cada una a su tiempo le habían abierto las puertas de su casa a Cáceres para que les realizara trabajos. Solo o a las órdenes de un patrón.
Por ahora la acusación sobre detenido pesa exclusivamente por el crimen de Othondo. El fiscal Arévalo lo acusa de ser autor del delito de homicidio agravado por alevosía, criminis causa, femicidio e incendio.
Los investigadores establecen las coincidencias entre ese caso y el homicidio de Rossi. A ambas víctimas les robaron y las mataron a golpes en la cabeza. Y tanto una como otra escena del crimen intentó ser distorsionada, con mayor o menor suerte, mediante sendos incendios.
Precisamente el cadáver de Othondo se detectó cuando vecinos advirtieron el fuego en el chalet que habitaba en calle Pena y San Luis. A 20 cuadras al sur del microcentro. Los bomberos controlaron las llamas y cuando ingresaron en la vivienda encontraron el cuerpo de la mujer.
En la propiedad de Rossi la confirmación del asesinato demoró algo más. Se advirtió un importante incendio puertas adentro que, tras un aviso de vecinos, también fue resuelto por los bomberos. Se pensaba solo en daños materiales importantes cuando una médica forense advirtió algunos restos calcinados que le llamaron la atención sobre un sillón. “Es hueso”, dijo y retiró la pieza para peritaje. Determinaría luego que se trataba de los restos de un cráneo, donde se pudieron advertir golpes que provocaron fracturas. También había lesiones mortales en la cabeza de Othondo.
En ninguno de los dos hechos se advirtieron indicios de aberturas forzadas. Se cree que el o los delincuentes –si es que el sospechoso actuó con cómplices- ingresó en la vivienda desde el patio, luego de acceder por las alturas y aguardar a que abriera la puerta interior. Se cree que quien mató a Rossi la sorprendió con alguna puerta abierta o bien apeló a un conocimiento previo para ganar confianza y que así le franquearan paso.
Esta suma de elementos que permiten avanzar la pesquisa del crimen de Othondo se comunicaron a la fiscal María Florencia Salas, que es quien investiga el asesinato de Rossi. Hay demasiados puntos en común entre ambos hechos.
Por lo pronto Salas no ha ordenado ninguna medida directa sobre el sospechoso Cáceres, ya que busca reconstruir los hechos a partir de las nuevas pistas.
En caso de confirmarse que el techista detenido tiene vinculación directa con ambos hechos se estaría frente a una situación sin antecedentes recientes en la ciudad, como sería la de un mismo autor que repita en poco menos de un mes la secuencia de un robo seguido de muerte.
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