Triple fuga: 15 días de una cacería cinematográfica
Helicópteros, decenas de móviles y cientos de policías, tiroteos, un rehén, datos falsos. La fuga de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, el 27 de diciembre de 2015, y la cacería humana que se extendió por medio país hasta el 11 de enero de 2016, cuando los tres fueron recapturados, tuvo todos los condimentos de un film de acción.
Ellos dijeron que se habían escapado no para eludir el destino que les había fijado la Justicia –condenados a perpetua por el triple crimen–, sino porque "los verdaderos homicidas" de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Binalos querían eliminar. Eso intentaron instalar en el juicio que concluyó hoy y en los tres juicios que enfrentarán, en dos jurisdicciones distintas, por situaciones puntuales de la evasión que golpeó al gobierno de Mauricio Macri a poco más de dos semanas de su inicio, a fines de 2015.
El primer debate previsto era el que iba a empezar en el fuero federal de Santa Fe por el ataque a un gendarme con un tiro de FAL. Ese hecho, caratulado como intento de homicidio, ocurrió durante la alocada huida que los Lanatta y Schillaci protagonizaron en la localidad de San Carlos, donde recalaron tras haber escapado de la cárcel bonaerense de General Alvear.
Pero ese debate se pospuso sin fecha ya que el 13 de agosto comenzaba en La Plata el juicio que los tiene como acusados por la misma fuga, donde también estaba imputada Susana Martínez, suegra de Martín Lanatta, que hoy fue absuelta del presunto encubrimiento de la evasión. En Buenos Aires el trío enfrentará otro juicio, pero por tentativa de homicidio contra los agentes provinciales Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath, a los que les dispararon el 31 de diciembre de 2015 en un puesto vial de Ranchos, donde los dos policías terminaron heridos de gravedad.
A las 3.30 del 27 de diciembre amenazaron con un arma de utilería a un guardia, lo redujeron y le sacaron el manojo de llaves que les permitió atravesar cuatro rejas hasta ganar la calle; se fueron en un Fiat 128 –que tuvieron que empujar, porque no arrancaba– con otro guardia de rehén. Cambiaron a una Toyota Hilux y emprendieron una fuga frenética hacia el conurbano.
A las 4 de la mañana, en el kilómetro 100 de la ruta 20, que une las localidades de Ranchos y Chascomús, se toparon con un retén policial. Balearon a Pengsawath, que quedó grave con un disparo en el abdomen, y a Yudati, que recibió dos tiros, uno en cada pierna.
Todo lo que ocurrió en Santa Fe, luego de que buscaran plata en Quilmes para seguir huyendo, será materia de otros dos juicios. La Justicia Federal de Santa Fe abordará una primera etapa de la fuga, cuando los prófugos huyeron de un campo en San Carlos y se enfrentaron con la Gendarmería. Y para noviembre se espera que el fuero provincial los enjuicie por la privación ilegal de la libertad de un ingeniero agrónomo al que los evadidos retuvieron durante la fuga en San Carlos, y por el robo de una camioneta cerca de Cayastá, donde fueron detenidos.
Primero cayó Martín Lanatta, el 9 de enero, herido por el vuelco de la camioneta. Dos días después, fueron atrapados sus cómplices, en un hecho que se transformó en escándalo cuando se anunció al país que habían sido detenidos los tres, pero en la comisaría 5ª de Cayastá había uno solo.
Según investigó el fiscal santafesino Estanislao Giavedoni, el 8 de enero, mientras 400 efectivos federales patrullaban los campos de San Carlos Sur, el trío estaba en el centro de Santa Fe. Ese viernes, a las 8.33, uno de ellos daba vueltas en la VW Amarok del ingeniero agrónomo cordobés Juan Reynoso, de 27 años, al que mantenían encerrado en un departamento de San Jerónimo al 3000. Buscaban papel adhesivo verde para plotear la camioneta como si fuese de la Gendarmería, con el objetivo de llegar en ella hasta Paraguay. Pero fracasaron.
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