Tres meses sin Diego Maradona: las alertas que los médicos ignoraron antes de su muerte
Antes del trágico final hubo avisos, pero fueron desestimados. Los integrantes del equipo médico que atendía a Diego Armando Maradona ignoraron síntomas vinculados a la patología cardíaca que sufría el astro mundial del fútbol: una semana antes de la muerte del Diez, el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov recibieron alertas sobre llamativos ronquidos e hinchazones manifestadas por el excapitán del seleccionado argentino de fútbol y no lo atendieron.
Además, el 25 de noviembre pasado, el día de la muerte de Diego, hubo una excesiva demora en llamar a una emergencia médica. Esa mañana, a las 11.44, Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz llegaron a la casa del barrio cerrado San Andrés, en Benavídez, Tigre, donde Maradona cumplía una deficiente internación domiciliaria, pero recién 32 minutos después, a las 12.16, Maximiliano Pomargo cuñado del abogado Matías Morla, que hacía las veces de asistente del DT de Gimnasia Esgrima La Plata, se comunicó con Luque para informarle de la situación.
Recién después de una conversación de casi un minuto y medio entre Luque y Pomargo, el neurocirujano llamó al número de emergencias 911 para pedir una ambulancia porque “una persona” -sin mencionar que se trataba de Maradona- había sufrido un paro cardiorrespiratorio.
A tres meses de la muerte de Maradona, el equipo especial de fiscales que investiga las circunstancias que rodearon el fallecimiento del astro mundial del fútbol logró reconstruir cómo fueron los últimos días con vida del exfutbolista e incorporó en el expediente las historias clínicas desde 2000, cuando fue atendido por primera vez de una patología cardíaca, a la actualidad.
El 18 de noviembre pasado, por la tarde, el psicólogo Díaz, alertó a Luque sobre cómo había encontrado a Maradona y la hinchazón que había advertido.
”Hola Charly. ¿Lo viste?”, le preguntó Luque a Díaz. “Hola Leo. Para atrás. En la cama hace 48 horas, con el ánimo ultra irritable. El domingo había estado impecable, el Diego del ’86. Agus [por Cosachov] va a meterle más medicación. También está muy hinchado. Iba un clínico hoy, creo”, expresó el psicólogo en el mensaje.
”Está hinchado porque está decúbito”, respondió el neurocirujano al explicar que la posición que tenía Maradona, en la cama, de costado, había provocado la inflamación.
Según los testigos que declararon en la causa, el médico clínico que debía revisar a Maradona ese día no pudo auscultarlo porque los integrantes del entorno del astro del fútbol mundial le impidieron el ingreso en el country, donde cursaba su internación domiciliaria después de haber sido operado de un hematoma subdural en su cabeza.
Para determinar si hubo un delito en las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona, el fiscal general de San Isidro, John Broyad, coordina un equipo especial de investigadores, integrado por su dos adjuntos, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra.
En los más de 17 cuerpos que tiene el expediente, los detectives judiciales hallaron pruebas de que durante las dos semanas que Maradona permaneció en la casa que le alquilaron en Benavídez no se cumplieron con las condiciones fijadas para una internación domiciliaria y que se habían manifestado en el documento en el que los integrantes del equipo médico tratante: Luque y Cosachov, acordaron su externación del sanatorio Olivos el 11 de noviembre pasado, dos semanas antes del trágico final.
Durante los días posteriores a la externación, Maradona no tuvo un monitoreo cardiológico, ni asistencia de oxígeno y no contó con una nutricionista que controlara su dieta. Al revisar la casa donde murió Diego, los investigadores no hallaron ni un estetoscopio, un tensiómetro o un saturómetro, instrumental imprescindible para controlar los signos vitales del paciente.
A partir de estos faltantes crecieron las sospechas sobre los enfermeros Ricardo Almirón y Gisella Madrid, quienes manifestaron que habían revisado los signos vitales del astro del fútbol mundial. Aunque nunca explicaron con qué instrumental hicieron los controles. En la casa tampoco había un libro, cuaderno o planilla en el que los encargados de cuidar a Maradona, consignaran las novedades sobre el estado de salud. Por este motivo fueron imputados junto con Mariano Perroni, coordinador de la empresa prestadora del servicio de enfermería.
Entre los integrantes del equipo médico tratante hubo diferencias de criterio. Luque ejercía su influencia sobre Cosachov, mientras que Díaz, incorporado al grupo días antes de la muerte de Maradona, hacía su propio diagnóstico.
”Entiendo que duele un montón verlo así. A todos nos gustaría verlo bárbaro, como lo vi el domingo. Pero lleva un tiempo estabilizarlo y como te digo, más aún después de una operación en la cabeza”, expresó el psicólogo.
”Sí, pero no, no es por la operación de la cabeza. Hay que reconocer que él es así, en cierto modo. La operación de la cabeza no tiene nada que ver con eso. Eso es un hematoma subdural, que se evacuó y punto. Olvidate. Al menos eso te lo digo a vos. No sé qué le quiere decir a la familia o no sé a quién le mandaste ese audio. No es real eso”, respondió Luque a Díaz, en desacuerdo con la opinión del psicólogo sobre el estado del paciente.
“No me cierra”
En los días anteriores a la muerte del astro mundial del fútbol, Díaz y Cosachov hablaron sobre la necesidad de saber qué medicamentos le habían recetado a Maradona en distintos momentos de su vida. El psicólogo le dijo a la psiquiatra que necesitaban saber cómo había “funcionado” Diego con estabilizadores.
En un momento de la conversación, Cosachov refirió que, quizás, iba a reducirle la dosis de Quetiapina, droga del grupo de los antipsicóticos, utilizado como estabilizador del estado de ánimo, para agregarle uno que fuese “más power”. La psiquiatra sí le dijo a Díaz que la propuesta de usar modafinilo (droga que podría ser utilizada para mejorar el estado de alerta en pacientes con excesiva somnolencia diurna) “no le cerraba”, primero, por la “cuestión cardíaca de los antecedentes de él [por Maradona], y luego, “porque podrían incrementarle el temblor, al ser un estimulante”.
Marcha atrás
Una semana antes de que llegara el 30 de octubre pasado, el día del cumpleaños 60 de Maradona, Luque y Cosachov analizaban una posible internación domiciliaria de Diego con requerimientos muchos más exhaustivos (entre especialistas médicos, equipamiento médico y hasta la presencia de una ambulancia) de lo que finalmente ocurrió en la casa de Tigre, donde fue llevado después de la operación en la cabeza hecha en la Clínica Olivos.
Pero inesperadamente hubo una marcha atrás en la planificación y esa internación domiciliaria no se concretó. La historia es conocida: Maradona fue visto por última vez en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata para un homenaje por sus 60 años. Su estado preocupó a todos: caminaba a pasado lento, su delicado estado de salud preocupó a todos. El triste desencelace llegó casi un mes después.
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