Tres crímenes en menos de tres horas. Cinco balazos a quemarropa y un misterioso mensaje que marca otro nivel de violencia
Un joven de 20 años fue asesinado por un sicario mientras trotaba con su tío
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ROSARIO.– Tres crímenes en pocas horas se produjeron en Rosario, donde se cometieron en lo que va del año 122 asesinatos, en una ciudad donde –según los registros oficiales– el 90 por ciento de las muertes tiene que ver con los enfrentamientos entre grupos narco.
Uno de los homicidios llamó la atención de los investigadores, por la modalidad. Anoche fue ejecutado Vera Nelson Ramírez, un joven paraguayo de 20 años, que había salido a correr por el barrio Godoy, cuando fue interceptado por un auto color negro desde el cual bajó un joven que lo mató de varios disparos. La víctima se encontraba con su tío en el momento del ataque, que contó a la policía que a esa hora salían a entrenar casi todos los días.
Después de matarlo, los atacantes dejaron un papel con un mensaje mafioso, que no estaba dirigido a las víctimas, sino a integrantes de la banda de Los Monos, entre ellos, a Nicolás Camino y a Leandro Vilche, dos lugartenientes de Ariel “Guille” Cantero, quien se encuentra detenido en el penal de Marcos Paz.
Los crímenes en Rosario siguen en ascenso a pesar de que desde marzo pasado se reforzó el envío de fuerzas federales a Rosario, luego del ataque contra el supermercado del suegro de Lionel Messi. Llegaron 400 agentes de la Gendarmería y de la Policía Federal. A la vez egresaron efectivos de la policía provincial del Instituto de Seguridad Pública, con lo cual hay unos 6000 uniformados de esa fuerza que patrullan las calles de Rosario. Sin embargo, no se lograron bajar los niveles de violencia.
Las disputas entre bandas y sectores internos de los grupos criminales provocan que los asesinatos se incrementen, junto a altos niveles de inseguridad. La crisis por la violencia y la sangre que enfrenta la actual administración provincial llevó al gobernador Omar Perotti a convocar a los referentes de las principales fuerzas políticas para que se establezca una especie de acuerdo de cara a la campaña electoral. El llamado fue un fracaso, porque desde la mayoría de los sectores políticos recordaron que Perotti no participó de la transición del gobierno anterior.
La firma de una muerte
Nelson Ramírez llegó desde Paraguay hace tres meses a Rosario, según contó su tío, y comenzó a trabajar en una gomería. El testigo del asesinato manifestó que a su sobrino lo mataron “al voleo”. Y que usaron el crimen para llamar la atención, porque dejaron ese mensaje mafioso dirigido a miembros de Los Monos. El argumento de este hombre parece similar al episodio que ocurrió en febrero pasado, cuando un sector de la banda de Los Monos secuestraron a Lorenzo Altamirano, un artista callejero, y lo mataron para usar su cuerpo como un envoltorio para dejar un mensaje mafioso por una disputa interna en el grupo criminal liderado por los Cantero.
Los investigadores no descartan ninguna hipótesis, y están relevando el recorrido y los contactos de la víctima para determinar si tiene algún tipo de conexión con el mundo criminal. Sus allegados advirtieron que se trataba de un joven trabajador que se instaló en Rosario porque tenía familiares viviendo en esta ciudad. La zona donde mataron a Nelson Ramírez es un lugar que desde el año pasado está en permanente disputa por el control de la venta de drogas entre Los Monos y el narco Esteban Alvarado, preso en el penal de Ezeiza, de donde intentó fugarse con un helicóptero hace poco más de dos meses.
A Ramírez lo emboscaron en un auto color negro donde iban cuatro hombres. Uno de ellos se bajó del vehículo para matarlo. Disparó cinco veces y luego dejó el cartel con el mensaje, antes de huir. No hubo ningún detenido por este hecho.
Minutos después del asesinato del joven paraguayo, una moto pasó y abrió fuego contra el frente de la oficina de Asuntos Penitenciarios del Gobierno de Santa Fe, que está en la intersección de Alsina y Pellegrini. Se trata del séptimo atentado contra esa dependencia provincial desde enero de 2020.
Luego del ataque a este edificio del Servicio Penitenciario, la policía montó un operativo en avenida Pellegrini, donde agentes del Comando Radioeléctrico detuvieron a un sospechoso en inmediaciones de Campbell al 1600 bis con una moto que tenía pedido de captura activo por robo y una pistola Bersa calibre 9 milímetros con tres balas almacenadas en el cargador.
Ahora los fiscales deberán establecer si el detenido con el arma tiene vinculación con el atentado a la sede del Servicio Penitenciario, ya que su arresto se dio minutos después del hecho, a 24 cuadras del lugar del ataque.
Dos horas después se produjo otro crimen en Villa Gobernador Gálvez, ciudad vecina a Rosario, donde un joven de 25 años, identificado como Carlos Emanuel Fernández, fue acribillado cuando se encontraba en una esquina esperando para tomarse un remise. La policía detuvo horas después a un remisero de 37 años. Los testigos habían apuntado que el joven fue ultimado desde el vehículo de alquiler.
Casi en simultáneo con el crimen en Villa Gobernador Gálvez, un hombre fue asesinado en Capitán Bermúdez, en el otro extremo de Rosario. Manuel Ángel Moreyra, de 40 años, fue baleado cuando estaba en una casa de Almirante Brown al 100, en el barrio Copello de Capitán Bermúdez. En el lugar también se encontraba su pareja y el hijo de la mujer, un adolescente a quien una bala le rozó la cabeza.
Según las primeras versiones el crimen fue cometido por tres hombres que ingresaron armados en la casa y comenzaron a disparar. Moreyra recibió varios disparos y fue trasladado al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde falleció minutos después. En el lugar del hecho la policía recogió 15 vainas de calibre 9 milímetros y 22.
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