Tras 18 años preso: “Vi que el trabajo era mi libertad, y la única salida”, la historia de Madera, un exconvicto con un pesado prontuario
Néstor Díaz trabaja como peón de Logística en una empresa que contrata a personas que estuvieron detenidas y cumplieron condena; lo hace junto a César Benítez, que pasó casi una década tras las rejas y ahora se desempeña como encargado de recepción y distribución de mercadería en el Complejo San Martín del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB)
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Habla pausado para contar su historia. No lo duda y admite, sin enorgullecerse: “Casi mato, casi me mataron…”. Néstor Díaz, al que todos en su entorno conocen como Madera, se refiere a su pasado como delincuente. Un pasado que lo llevó a estar preso 18 años por delitos como robo, privación ilegítima de la libertad y resistencia a la autoridad. Llegó a pensar que, cuando tuviera la oportunidad, tras salir de prisión, volvería a robar. Pero un día, todavía encerrado, comprendió que había una salida para escapar del mundo del hampa: trabajar. “Vi que el trabajo era mi libertad, y la única salida”, afirma, en un impasse de su jornada laboral.
Desde el 18 de septiembre de 2020, día en que recuperó la libertad, Madera trabaja ocho horas por día. Se desempeña como peón del área de Logística de la empresa Cook Master, una compañía que contrata a personas que estuvieron presas y cumplieron la condena impuesta por la Justicia.
“Tuve que elegir, y elegí ordenar mi vida. Me gusta el trabajo, es mi motor. Estoy feliz de que mis hijos me vean trabajar. De los errores se aprende y no pienso tener otro error”, dice Díaz. No lo menciona, pero ese “otro error” sería volver a robar. Afirma, con orgullo, que ahora, en libertad, puede ir a los actos del colegio donde estudian sus hijos menores. Experiencia que no pudo tener con sus hijos mayores porque estaba preso. Por la cárcel se perdió esos años de desarrollo de sus chicos.
Madera tiene 45 años, vive en Don Torcuato, y trabaja en el depósito que la empresa tiene en Troncos del Talar. Ahora, la casa y el “laburo” le quedan en la misma zona, en Tigre. Pero, desde que recuperó la libertad, su lugar de trabajo no siempre estuvo cerca: hubo un tiempo que tuvo que ir hasta una alcaidía del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) en La Plata. Se levantaba todas las mañanas a las 3.30 para poder llegar a su puesto laboral a las 7.10.
Hoy siente que el esfuerzo valió la pena para tener el presente que vive hoy con su mujer y sus hijos. “Me gusta el trabajo”, repite. Ya pasaron dos años y cinco meses desde que salió de la cárcel de Campana: capacitado y con empleo.
En Cook Master, empresa fundada en 2003 y dedicada a dar “soluciones en sistemas de alimentación para grandes comunidades”, trabajan 281 personas. Un 15% de sus trabajadores estuvieron presos. El principal cliente de la compañía es el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Además de Madera Díaz, otro de los 281 empleados de la compañía es César Benítez. Ahora tiene 31 años y es padre dos hijos. Tiene antecedentes por delitos como robo agravado y portación de arma de fuego. Pasó por diferentes cárceles del SPB. En la Unidad 47 de San Martín, donde terminó de cumplir la pena de siete años de prisión, tuvo su primer contacto con la “cocina”. Se capacitó, hizo cursos y, como dice él, “adquirió herramientas” que le permitieron progresar y ocupar distintos puestos de trabajo en Cook Master.
“Se puede cambiar, es difícil, pero depende de cada uno. Ahora estoy contento y feliz”, afirma Benítez a LA NACION. Volvió a la cárcel, pero no porque reincidió: es el encargado de la recepción y distribución de la mercadería que llega al Complejo San Martín del SPB, donde están las unidades 46, 47 y 48.
Recuperó la libertad en 2018 y en 2020, durante la pandemia, comenzó a trabajar para Cook Master. “Haber ido a la cocina cuando estuve preso me cambió la vida”, recuerda. Fue bachero, y comenzó pelando papas hasta que le asignaron mayores responsabilidades. Fue él, luego de esa experiencia, que decidió formarse y realizar diferentes cursos, como uno para aprender a manipular alimentos.
“Me fui formando. El trabajo es todo. Ahora valoro la libertad, soy feliz”, relata Benítez, y cuenta que tiene ganas de seguir aprendiendo y de capacitarse más.
Nicolás Lusardi, director ejecutivo de Master Cook, fundó la Red Creer con el objetivo de capacitar y educar a personas detenidas para brindarles herramientas para su reinserción laboral y disminuir la reincidencia.
En diciembre pasado se entregaron los primeros 730 certificados a presos bonaerenses que se recibieron de “cocineros profesionales” en centros de formación que funcionan en las cárceles del SPB. La capacitación estuvo a cargo de la Red Creer y del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.
“Los primeros egresados que acceden a la profesión gastronómica con alta calificación y salida laboral post penitenciaria son internos de las unidades 54, de Florencio Varela; 41, de Campana, y 46, de San Martín. La capacitación, que se da en el contexto del programa Más Trabajo, Menos Reincidencia, es cursada por más de 3600 presos”, informó el SPB en un comunicado de prensa.
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