Torturó y asesinó a su tío para robarle: aunque es adicta y tiene rasgos psicopáticos, igualmente es imputable
Los peritajes determinaron que María Laura Peralta, de 45 años, podrá enfrentar el proceso por el crimen de Antonio Landeira, de 87 años, cometido a mediados de abril en el barrio de Boedo
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La mujer de 45 años acusada de haber torturado con quemaduras de plancha y asesinado a puñaladas a su tío, un comerciante español jubilado que vivía con su esposa en el barrio porteño de Boedo, fue sometida a una evaluación mental que determinó que, si bien padece trastornos por el consumo de drogas y rasgos psicopáticos, comprende la criminalidad de sus actos y es imputable.
En tanto, los investigadores sumaron al expediente una nueva prueba que compromete a la imputada María Laura Peralta, de 45 años: una imagen de una cámara de seguridad donde se la ve en la esquina de avenida La Plata y Metán, a metros de la escena del crimen, cargando un televisor de 50 pulgadas robado de la casa de la víctima, Antonio Landeira, de 87 años.
En una de las principales escuchas telefónicas que la incriminaron en la causa, Peralta le contaba a su cuñada: “Tengo una pantalla de 50 pulgadas, voy a ir a la Zavaleta para que me den plata”. ¿Él, cómo está? ¿Fue?”, preguntó la cuñada, en alusión a si la víctima estaba muerta, y Peralta le respondió: “Sí, me tengo que ir a cambiar porque estoy toda chocolateada”, una expresión con la que describió que estaba manchada con sangre.
Voceros judiciales indicaron a Télam que con estos elementos y las pruebas que ya habían sido colectadas, el juez Luis Schelgel estaría en condiciones de procesar con prisión preventiva a la acusada, que fue indagada por “homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento, por el vínculo (sobrina) y por haber sido cometido con el fin de asegurar la consumación del robo y lograr su impunidad” (criminis causae), delito para el cual se prevé una pena de prisión o reclusión perpetua.
El juez Schelgel recibió un informe del Cuerpo Médico Forense en el que se concluye que Peralta “presenta sus facultades mentales dentro de parámetros normales”.
”Sobre la base de la exploración psíquica surgida de la semiología psiquiátrico-psicológica se infiere un trastorno por consumo problemático de sustancias con emergencia de rasgos psicopáticos”, dice el informe, aunque aclara que Peralta posee “aptitud para poder ejercer en forma autónoma sus derechos de defensa en juicio”, o sea, de entender la naturaleza criminal del crimen que se le atribuye.
El perito que evalúo a Peralta consideró que la mujer “pudo comprender la criminalidad del acto y/o dirigir sus acciones”; en términos legales, esto significa que es imputable.
Además, el especialista informó que a partir de lo surgido de la entrevista y de los antecedentes e historias clínicas que evaluó, se infiere que Peralta comenzó a consumir drogas a los 15 años -marihuana, psicofármacos y, últimamente, pasta base en forma diaria-, que abandonó la escuela secundaria en primer año y nunca trabajó, que tiene dos hijos -un varón de 23 años y una niña de 10- y que el año pasado perdió la visión en un ojo por una pelea que tuvo con una expareja.
También se informó que nunca pudo concluir ninguna de las internaciones que tuvo por sus problemas de consumo, razón por la que le recomendaron al juez que Peralta sea sometida a un “tratamiento regular e intensivo especializado en adicciones”.
La mujer fue detenida el 16 de este mes en la puerta de su domicilio en un edificio de avenida Independencia 466, de San Telmo, por detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad.
Escuchas clave
El crimen de Landeira ocurrió el 15 de abril pasado en la vivienda del jubilado español, en la calle Metán 4282, del barrio de Boedo.
La autopsia determinó que Landeira murió de cuatro puñaladas en el hemitórax izquierdo, pero que previamente fue sometido a torturas -tenía un total de 47 lesiones-, con golpes, cortes y quemaduras de plancha eléctrica en el 15% de su superficie corporal.
En la escena del crimen los peritos secuestraron un cuchillo, un destornillador y una plancha eléctrica empleados en el ataque y detectaron el faltante de un televisor de 50 pulgadas, dos celulares y un disco rígido.
La clave para confirmar las sospechas en torno a la acusada surgió de unas escuchas telefónicas en directo que la Policía Federal Argentina realizaba en el marco de otra causa, por narcotráfico.
Los federales tenían intervenidos los teléfonos del hermano y la cuñada de la sospechosa, y pudieron registrar comunicaciones realizadas el día del hecho desde las inmediaciones de la escena del crimen, en las que la propia imputada confesaba que le había robado a su tío, al que había asesinado.
En una de esas escuchas, el hermano de Peralta -detenido por la causa de drogas- se comunicó con su padre para avisarle: “Laura se mandó una cagada mal. Terrible. Lo peor que te puedas imaginar”; su padre le preguntó si le había hecho algo al tío, y él respondió: “Sí. Le hizo algo muy feo al tío Antonio”.
En la casa de la imputada se secuestraron dos toallones, una blusa y una camisa con manchas hemáticas. A partir del análisis de los registros de llamadas y tráfico de datos del celular de Peralta, el fiscal Pablo Recchini y la policía determinaron que ese día la imputada llamó dos veces a la casa de su tío entre las 13.21 y las 13.34 y que luego tres antenas de Boedo la captaron en esa zona durante el lapso aproximado de una hora, entre las 14.18 y las 15.15, momento en el que se cree ocurrió el crimen.
Según las fuentes, la viuda de la víctima, Andrea Mansuento, ya había declarado en la causa que su marido había sido dueño de cuatro restaurantes, que ahora vivía del alquiler de unos locales y que no tenía problemas con nadie, aunque sí mencionó que Landeira se quejaba de dos de sus sobrinos, a quienes calificaba como “sinvergüenzas” porque siempre le pedían dinero, que el varón había estado preso y que María Laura tenía “problemas con las drogas”.
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