"Tomate", el capo narco que "compraba" policías para contar con protección para sus negocios
Sergio Rodríguez, al que llamaban Perro, Verdura o Tomate, sabía que la Justicia buscaba atraparlo, acusado de ser un capo narco que dominaba el territorio en los partidos de Esteban Echeverría y Almirante Brown. Pero a él nada parecía importarle: se movía como si fuera un poderoso uniformado. En su camioneta llevaba una luz azul de sirena, similar a la que usan los móviles de las fuerzas de seguridad. Incluso la chapa patente de ese vehículo pertenecía a la matrícula de un vehículo oficial de la policía bonaerense. Nunca salía sin sus dos pistolas calibre 40 y su ametralladora UZI. Para poder dormir, se automedicaba con potentes calmantes. Desde ese physique du rôle regenteaba un negocio millonario: con una decena de puestos de venta de cocaína, marihuana y pasta base recaudaba 8 millones de pesos por mes. Y utilizaba parte de sus ganancias, unos $2.000.000, para "comprar" protección policial y así evitar ser detenido.
Así lo describieron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. Tomate Rodríguez ahora está preso. Al igual que la mayor parte de la banda que supuestamente capitaneaba. Tras haber logrado escapar de tres operativos decidió entregarse. Pero puso una condición: la presencia del juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena, el magistrado que lo investigaba y que estaba tras sus pasos desde hace por lo menos tres años.
"Decía que no se quería entregar sin la presencia del juez. Explicó que tenía miedo de que la policía lo matara", explicaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente.
Para Tomate el juez Villena no era un desconocido: en la galería de imágenes de su teléfono celular había cinco fotos del magistrado y el historial de búsquedas de esa línea devolvía información sobre el magistrado federal.
La investigación tiene más de detenidos. Varios de ellos son familiares de Tomate Rodríguez. Tras las rejas están uno de sus hijos, su esposa, su suegro, un cuñado, un hermano suyo y un abogado que trabajaba para el supuesto capo narco.
"La banda operaba con protección policial. Vendía aproximadamente tres kilos de cocaina por día en diez puntos de ventas. Los búnkeres estaban custodiados por lo que en la jerga narco se conoce como 'soldaditos'", afirmó un detective judicial.
En los allanamientos ordenados por Villena, personal de las policías Federal y bonaerense secuestraron ocho kilos de cocaína y sustancias de corte y estiramiento, 4000 dosis de marihuana, 2200 de paco, 450 de cocaína, 300.000 pesos, 2000 dólares, tres pistolas, dos revólveres, 250 municiones, 24 autos, gorras, borceguíes, handys, esposas y balizas azules de tipo policial.
"Tomate Rodríguez mantenía la organización gracias a la connivencia policial. Conocía de la investigación porque la misma policía se lo habría comunicado", dijo una calificada fuente del caso.
La banda de Tomate Rodríguez sufrió su primer golpe en diciembre de 2018, cuando en la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de Lomas de Zamora un desconocido dejó un pequeño sobre con información sobre la organización criminal. El anónimo describía cómo operaban Tomate Rodríguez y su presunto lugarteniente en la banda, solo identificado como "Chueco".
"Los domicilios de estas personas fueron allanados por la Gendarmería hace tres meses y no los pudieron agarrar; andan en la calle como si nada y no es la primera vez que pasa. En otras ocasiones también fueron allanados y nunca los agarran porque tienen muchos contactos. Ellos manejan las ventas de drogas desde hace muchos años, abasteciendo a muchos puntos de ventas. Con respecto al Chueco y a Verdura [el otro alias de Tomate Rodríguez], sus familias no son ajenas al hecho. Los hermanos de Verdura también están en la movida de la droga. Estos tipos hace muchos años eran chorros [sic] y cañeros [sic], pero con el paso del tiempo empezaron a dedicarse al negocio de las drogas, volviéndose intocables y conocidos", decía parte anónimo dejado en la dependencia policial, al que tuvo acceso LA NACION.
Como se dijo, Tomate había logrado escapar de tres allanamientos. "En uno de los operativos, cuando la policía ingresó, una de las hornallas de la cocina estaba encendida y los autos estaban con las llaves puestas. Esto quiere decir que alguien le avisó y escapó justo a tiempo", recordó un detective judicial.
El mismo informante sostuvo: "Con su negocio movía mucho dinero. Por estimaciones, se podría calcular que recaudaba 8.000.000 de pesos por mes y, según indicios, les pagaba 2.000.000 por mes a ciertas autoridades policiales a cambio de información y protección".
La sospecha es que Tomate Rodríguez blanqueaba parte del dinero obtenido en la venta ilegal en una agencia de autos, en propiedades y en camiones para el transporte de otros vehículos.
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