Tiros a la Municipalidad. Sicarios atacaron la sede de gobierno de Villa Gobernador Gálvez
Dos hombres en moto dispararon contra el edificio comunal tras varios operativos contra una banda narco ligada a Los Monos; el hecho se suma a la serie de atentados contra dependencias públicas y funcionarios judiciales
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ROSARIO. Esta vez el blanco de los balazos fue la sede de la municipalidad de Villa Gobernador Gálvez, una localidad vecina a Rosario, donde operan varias de las bandas narco más pesadas de la zona. El ataque se produjo en medio de una serie de ataques que tiene a las dependencias públicas en la mira.
El ataque se produjo tras los 31 allanamientos en la zona oeste en los que agentes federales de la División Antidrogas Rosario detuvieron a 12 personas relacionadas conl clan familiar e integrantes de la organización narcocriminal denominada “Los Monos”
Entre la madrugada del viernes 2 y el domingo 4 de septiembre fue atacado dos veces el Centro Municipal Distrito Sur de Rosario. Primero rompieron los vidrios a piedrazos y dejaron mensajes escritos en un papel arrugado y con birome con amenazas contra dos fiscales, y dos días más tarde prefirieron disparar y destrozar los blindex del ingreso al edificio. A la par, el viernes, desde una moto, dos mujeres arrojaron panfletos con amenazas a los fiscales Pablo Socca y Matías Edery en distintos puntos de la ciudad.
Los mensajes estaban firmados por “La Mafia”, algo que parece una corporación del miedo y que sus protagonistas cambian. “Guille Cantero controlá a los gatos, Matías Cesar Pino. Los picudos que están batiendo la cana. Atentamente La mafia”. Antes era el propio líder de Los Monos el que firmaba como La Mafia, pero ahora son sus aparentes detractores o competidores los que usan el mismo apelativo, lo que muestra la anarquía del mundo criminal rosarino.
En este nuevo capítulo de amenazas y de ataques contra edificios públicos recrudeció tras una serie de allanamientos y detenciones que se produjeron en el barrio Ludueña y Empalme Graneros, una zona donde se produjeron más de 40 homicidios en lo que va de este en medio de una batalla entre bandas narco que tienen terminales en Los Monos y Esteban Alvarado, ambos presos en Marcos Paz y Ezeiza, respectivamente.
El intendente de Villa Gobernador Gálvez, Alberto Ricci, que se encuentra en Buenos Aires en la protesta de los jefes comunales por las quemas en los humedales, dijo sobre el ataque a la intendencia que “no se sabe el fin” de este atentado, porque “no hay llamadas ni amenazas previas”. La secretaria de Gobierno del municipio, Victoria Culasso, fue más enfática al calificar el hecho como “un atentado a la democracia” y pidió que el ataque “se esclarezca”.
Según la investigación, los atacantes serían dos sujetos que se trasladaban en una moto. No hubo heridos. La secuencia del ataque habría quedado grabada en el sistema de cámaras de videovigilancia con que cuenta el edificio. Se encontraron en el lugar siete vainas 9 mm, pero una sola perforación en una abertura.
Cuatro días antes de que balearan el Centro Municipal de Distrito Sur de Rosario habían lanzado piedras contra las puertas y ventanas, con el objetivo de llamar la atención para que no pasaran desapercibidos los papeles con amenazas que habían dejado los atacantes.
Las amenazas estaban dirigidas contra los fiscales Matías Edery y Pablo Socca. Los panfletos no solo aparecieron en ese edificio municipal, sino también en otras dependencias, como la Agencia de Investigación Criminal, el Pami II y en el hospital de Niños Zona Norte, en el otro extremo de la ciudad.
La fiscal Valeria Haurigot imputó el viernes pasado a dos jóvenes que quedaron presos: Juan Manuel Santa Cruz, de 26 años, y Leonel Denis, de 19. En la investigación se detectó que en el plan participaron más personas. Las cámaras de seguridad registraron que dos mujeres llegaron en moto hasta la sede de la Agencia de Investigación Criminal el 31 de agosto, donde dejaron 21 hojas A4. En los papeles quedó la huella de Santa Cruz, que no había distribuido los panfletos, pero que había estado a cargo de preparar las amenazas, que también se dejaron en una bolsa en la puerta de un canal de televisión.
Santa Cruz fue detenido en un aguantadero en Molino Blanco, en el sur de Rosario. En esa casa se secuestraron varias armas y municiones, entre ellas, la ametralladora casera que se usó para dispararle al policía Gabriel Sanabria el 27 de mayo pasado, que fue herido de diez disparos y estuvo en grave estado hasta que logró recuperarse. El ataque al suboficial no tuvo ninguna lógica por fuera del móvil de causar conmoción. En esa casa de Molino Blanco fue detenido otro de los pibes de la llamada banda de Los Picudos, conformada en su mayoría por menores de edad.
“Los panfletos no fueron una amenaza simple, sino que hay un intento de amedrentar y manejo de información. Sobre la relación con otras causas y otras bandas, debemos esperar el resultado de la extracción de los datos de teléfonos que hemos extraído”, señaló la fiscal Haurigot.
La panfleteada narco se produjo horas después de que finalizara una audiencia en el Centro de Justicia Penal contra 32 integrantes de una banda que copó el barrio Ludueña y parte de Empalme Graneros. Días antes se habían ordenado por parte del MPA y del fiscal federal Javier Arzubi Calvo una serie de allanamientos en esa zona fracturada por la violencia.
El grupo apuntado por la justicia fue el que dirige desde la cárcel Mauro Gerez, un soldadito de Los Monos, que pretende ganar espacio en el territorio a los tiros. Su rival Francisco Riquelme, también preso, jugaría para la banda de Alvarado, aunque estos engranajes rústicos de las bandas criminales tienen escasas lealtades.
“Lo que queda claro es que estos grupos operan con la agenda pública. Quieren estar en los medios, porque esa aparente fama de mafiosos les da mayor poder en los territorios y además los ayuda a mantener las lealtades desde la cárcel, donde a muchos les cuesta seguir con el liderazgo de los grupos criminales”, advirtió Haurigot en diálogo con Aire de Santa Fe.
En las causas judiciales se ve con frecuencia el interés de los soldaditos narco por aparecer en los medios, que utilizan para escalar en jerarquía dentro del mundo criminal. Esta dinámica basada en el terror lleva a que escalen los niveles de violencia, con blancos que están por fuera de ese universo, como los edificios púbicos y los fiscales. La naturalización de la violencia ayudó a que esto no tenga por ahora un límite.
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