Tiene 100 años, tuvo Covid-19 y la estafaron: le hicieron malvender su departamento de Recoleta y le robaron
El 30 de enero pasado, Alma cumplió 100 años. Antes de que estallara la pandemia de coronavirus tuvo dos festejos íntimos, con su familia y una amiga. Una de las celebraciones fue en su departamento de Recoleta y el otro, en un restaurante de Puerto Madero. Viuda, vivía sola, al cuidado de una enfermera, pareja del encargado del edificio. Pocos meses después, el mal se abatió sobre ella. En junio fue internada en un sanatorio privado de Palermo, con Covid-19. Cuando le dieron el alta, su sobrina descubrió que la habían engañado, la habían timado: un grupo de personas le hizo malvender su inmueble en 200.000 dólares, la mitad de su precio, y le sacó 320.000 pesos de las cajas de ahorro y de otras cuentas bancarias.
Así se desprende de la denuncia que presentó Graziela Dufau, sobrina de la damnificada. Representada por el abogado Roberto Durrieu (h.), la denunciante sostuvo que la estafa habría sido llevada a cabo por aquella enfermera que cuidaba a su tía y por un vecino, abogado, con la presunta colaboración de otras personas.
"Se habrían aprovechado de su centenaria edad y del cuadro de Covid-19 que padecía para convencerla de malvender su vivienda al irrisorio precio de US$ 200.000 a un abogado y vecino, y la operación fue suscripta por un notario. En el marco del desapoderamiento le habrían entregado los dólares simulando el pago de la venta, para luego ser guardados en una caja de seguridad que le hicieron abrir, junto a la enfermera que la cuidaba como autorizada para el acceso al Banco Macro [de Sarmiento al 400]. Al día siguiente de la internación de la víctima, la imputada extrajo el dinero de la caja, además de realizar extracciones de la cuenta en pesos en la misma sucursal y ante la Sociedad Militar Seguro de Vida, valiéndose de un poder notarial que le otorgara Alma M. D.", afirmó el juez de instrucción Carlos Bruniard en una resolución en la que ordenó una serie de allanamientos y registros de inmuebles relacionados con este caso.
El magistrado también ordenó el embargo preventivo sobre el departamento de la víctima, situado en avenida Quintana al 200, y la inhibición general de los bienes de la enfermera, su esposo, su hijo y el abogado que figura como comprador del inmueble.
Así lo informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente. En el caso interviene el fiscal Edgardo Orfila. En julio pasado, en búsqueda de datos e información, el representante del Ministerio Público libró una serie de oficios dirigidos al Registro de la Propiedad Inmueble porteño, el Registro de la Propiedad Automotor, el Banco Macro y la Sociedad Militar Seguro de Vida, entidades donde la víctima tenía cuentas.
El plan criminal
La investigación comenzó cuando Dufau se enteró de que su tía había sido internada. "Las últimas veces que hablé por teléfono con ella la había notado como si estuviese dopada. De pronto recibí una llamada de una vecina que me avisaba que la tía estaba internada en una clínica de Palermo porque le habían diagnosticado Covid-19. No entendía cómo podía haberse contagiado, ya que ella no salía de su departamento", afirmó a LA NACION la sobrina de la mujer estafada.
Después de esa comunicación en la que le avisaron que su tía estaba internada, el marido de Dufau fue al sanatorio de Palermo al que había sido trasladada Alma M. D., que estaba aislada y con un severo cuadro de neumonía.
"Fue toda una tortura. La enfermera no era quien decía ser. Nosotros estábamos tranquilos. ¡Qué mejor que la cuidara la esposa del encargado del edificio! Se aprovecharon de la salud de mi tía. Creo que pensaban que no iba a sobrevivir al coronavirus", afirmó la denunciante.
Según informaron fuentes con acceso al expediente, en la denuncia también se sostuvo que de la estafa participaron el encargado del edificio donde vive Alma M. D., y su hijo, que trabaja en una escribanía, donde se firmó un poder en favor de la enfermera.
"Cuando le dieron el alta a mi tía, el 9 de julio pasado, descubrimos que habían cambiado la cerradura del departamento. Cuando logramos entrar, lo habían vaciado. No estaba la cama, solo había quedado el colchón. La heladera estaba desenchufada, la habían preparado para llevársela. No solo le vaciaron las cuentas bancarias sino que le robaron pulseras de oro y otras joyas", agregó Dufau. Incluso habían retirado las fotografías familiares que había en el living.
Además del delito de estafa, en la denuncia también se hizo referencia al artículo 202 del Código Penal, que tiene prevista una pena de entre 3 y 15 años de prisión para la persona que "propagare una enfermedad peligrosa y contagiosa". La familia supone que Alma fue contagiada por la enfermera que la cuidaba. Dufau también solicitó que se investigue el posible homicidio en grado de tentativa, según se desprende del expediente judicial.
Alma M. D. vive en el departamento de la avenida Quintana al 200 desde 1953. Como jubilada y pensionada cobra 150.000 pesos. "Después del festejo del cumpleaños número 100 que le hicimos en Puerto Madero nos fue cada vez más difícil hablar con mi tía. Cada vez que llamaba por teléfono la enfermera me decía que estaba descansando. Tras varios intentos, llamó ella y le dijo a mi marido que no quería vernos porque se había enterado de que la queríamos internar. Obviamente, la respuesta que le dimos fue que no era verdad", sostuvo Dufau en la denuncia, a la que tuvo acceso LA NACION.
Cuando el Gobierno dispuso el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) para combatir la Covid-19, Dufau llevó a vivir a su casa de Quilmes a su madre, de 96 años, y eso le dificultó ir a visitar a su tía, según explicó. En mayo volvió a hablar por teléfono con Alma, y fue entonces cuando advirtió que se expresaba como si estuviese dopada.
Después de esa comunicación Dufau le envió un mensaje de WhatsApp a la enfermera; le puso que no había notado bien de salud a su tía. "Ella está bien cuidada", fue la respuesta que le dio.
El 22 de junio pasado recibió la llamada telefónica de la hija de una vecina de su tía, en la que le avisaban que se había contagiado el coronavirus. Cuando el marido de Dufau fue al sanatorio de Palermo donde habían internado a Alma para conocer el estado de salud de alma, le dijeron que por órdenes de la apoderada no le podían decir nada.
A partir de ese momento, Dufau comenzó a descubrir el alcance de la estafa: entre el 1° y el 22 de junio la enfermera había retirado 320.000 pesos de la Sociedad Militar Seguro de Vida, donde a Alma M. D. le depositan la pensión.
Después, la sobrina de la víctima fue a la sucursal 506 del Banco Macro, donde después de pedir los movimientos de cuenta advirtió que se habían hecho numerosas operaciones a través del cajero automático.
También descubrió que el 12 de junio pasado se había hecho un depósito de US$200.000 y que ese mismo día se había abierto una caja de seguridad.
"Mi tía, con 100 años, fue llevada en plena cuarentena por la pandemia, y posiblemente ya siendo Covid-19 positivo, a la casa central del banco para hacer un trámite", sostuvo la denunciante.
Finalmente, el 16 de julio pasado, le permitieron a Dufau acceder a la caja de seguridad y se determinó que adentro no había un solo dólar.
"Solicité las visitas y pude constatar que el 22 de junio pasado, mientras mi tía de 100 años estaba internada por Covid-19, la enfermera accedió a la caja de seguridad, siendo ese el último ingreso", dijo Dufau en la denuncia presentada ante la Justicia.
Aquellos 200.000 dólares eran los que, según constan en la escritura rubricada, había pagado el abogado y vecino que le compró a Alma el departamento.
"Se aprovecharon del estado de mi tía, propio de su centenaria edad y del cuadro de Covid-19, para convencerla de malvender su vivienda, recibir en un primer momento una suma de dinero simulando el pago del precio (menor que el del mercado inmobiliario) para, posteriormente, quedarse todos o alguno de los acusados con el dinero que había pagado el supuesto comprador", afirmó la sobrina de la víctima en la denuncia que dio origen a la causa judicial.
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