El sangriento final de La Mari: conocía los secretos de las drogas y los sicarios de su barrio y la ejecutaron de un tiro en la cabeza
María Elena González, de 64 años, había sido testigo en una causa contra el clan Funes, uno de los más poderosos de Rosario; horas antes, y a tres cuadras de su casa, asesinaron a otro joven; se sospecha que ambos crímenes fueron ejecutados por el mismo asesino
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ROSARIO. Los disparos no pararon de sonar en el barrio La Tablada, en el sur de Rosario, donde en un radio de tres cuadras se cometieron dos crímenes con el sello del sicariato. Por un lado, un hombre de 34 años fue acribillado de ocho balazos, mientras que –solo cuatro horas después- en la misma zona una mujer de 64 años, conocido como La Mari, que fue testigo en una causa contra el clan narco Los Funes, fue ultimada de un balazo en la cabeza. La cifra de homicidios llegó a 68 en lo que va de este año, en una ciudad donde la violencia que supura del narcotráfico y de las actividades mafiosas no cesa desde hace una década.
A la par de los dos crímenes se produjeron cinco ataques con personas heridas, varias de ellas de gravedad, como el que ocurrió en Empalme Graneros, donde anoche un hombre de 28 años fue baleado en la cabeza por sicarios que le dispararon desde un auto cuando entraba a la casa de su madre. La víctima se encuentra internado en estado reservado.
El barrio La Tablada crujió durante la noche del lunes por dos crímenes que conmocionaron a esa zona del sur de Rosario. En el cruce de Gutiérrez y Médici, Iván Humberto Falletti, de 34 años, fue interceptado por dos hombres que se movían en un auto. Cerca de las 20, Falletti tomaba una cerveza con gente del lugar, cuando le dispararon desde un auto. Uno de los atacantes se bajó del vehículo y lo remató. La víctima fue asesinada de ocho disparos. Este hombre de 34 años estaba por viajar a Europa, donde vive su hermano, para continuar un tratamiento para poder dejar la adicción a las drogas.
Cuatro horas después, a tres cuadras de allí, en Necochea y Ameghino, fue asesinada María Elena González, de 64 años. La mecánica fue similar al otro ataque. Según las fuentes policiales, la casa de esta mujer fue blanco de un ataque a balazos. González resultó herida de un disparo en la cabeza y falleció.
María Elena González había sido testigo en noviembre pasado en uno de los juicios contra el clan Funes, una de las bandas narco más sanguinarias de Rosario, que operaba en esa zona de la mano de René Ungaro, conocido como El Brujo. La mujer había ratificado en una audiencia judicial que en septiembre pasado su casa había sido blanco de una balacera. Por ese hecho fueron detenidos dos engranajes claves del clan Funes: los sicarios Agustín Arselli, de 22 años, y Joel Olguín, de 24. Pero González no era simplemente una testigo, sino que también tenía relación con esa geografía narco. Tenía un lazo de parentesco lejano con Brian Sánchez, conocido como Pocha, un sicario de 21 años, que fue condenado por tres crímenes a 20 años de prisión. La Mari también vendía drogas en su casa, señalan en el barrio.
A fines de marzo pasado, la fiscal Valeria Haurigot imputó a 16 personas como parte de una asociación ilícita que cometía homicidios y que manejaba un búnker de drogas, que es mítico en la zona, como es el que funciona en Chacabuco al 4100 y es conocido como el “pasillo”.
El detonante de este nuevo capítulo judicial contra esta banda de los Funes fue el crimen de Mariel Lezcano. La chica de 21 años fue ejecutada el 13 de octubre pasado a dos cuadras del llamado “pasillo”, el búnker de Los Funes. La joven venía siendo amenazada por sicarios del clan. Según la causa que investigó el fiscal Gastón Ávila, Alan Funes, detenido actualmente en Ezeiza, pagó 30.000 pesos a tres jóvenes para que atacaran la casa de Lezcano, a la que terminaron matando.
Los vecinos aportaron anoche datos a la Gendarmería y a la policía sobre el supuesto autor del homicidio de González. Remarcaron una característica física, que tenía una cicatriz en el labio y en la nariz, como si fuera labio leporino. Horas después, Rubén Darío M. fue atrapado cuando caminaba por el barrio. El hombre, de 27 años, es paraguayo y vive en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, en la ciudad de Buenos Aires. Se sospecha que fue contratado para realizar estos “trabajos”.
Fuentes de la investigación señalaron que es posible que los dos asesinatos estén vinculados. El trasfondo de estos crímenes tendría que ver con el negocio de la venta de drogas en la zona, que tiene a la banda de Los Funes como protagonistas. Los investigadores advirtieron que el sábado pasado balearon un búnker que funciona en la zona, en Chacabuco al 4100, donde un auto blanco que estaba en la puerta terminó agujereado por las balas. Una de las hipótesis es que este ataque haya sido el catalizador de las venganzas que se produjeron este lunes a la noche y provocaron dos muertes.
Alan Funes, uno de los líderes narco más sanguinarios de Rosario, está detenido actualmente en el penal federal de Ezeiza desde el año pasado, cuando varios capos mafiosos de esta ciudad fueron trasladados a esa cárcel. Funes fue condenado a 35 años de prisión por el homicidio de Marcela Díaz y por integrar una asociación ilícita comandada desde la cárcel de Piñero por René Ungaro, que en el mismo juicio fue sentenciado a siete años de prisión.
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