“Terrorismo urbano”: piden la colaboración de las Fuerzas Armadas para combatir la violencia narco en Rosario
Así lo informaron desde el Ministerio de Seguridad de la Nación; convocaron a un comité de crisis que será presidido por la ministra Patricia Bullrich y el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro
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Ante la escalada de violencia y los ataque mafiosos en Rosario, donde en los últimos días asesinaron a dos taxistas y balearon a un chofer de colectivos, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, solicitarán al Ministerio de Defensa, conducido por Luis Petri, el “apoyo de las Fuerzas Armadas en las operaciones de seguridad interior en la ciudad de Rosario”.
Según fuentes del gobierno santafesino, el respaldo del Ejército se hará efectivo con el aporte de unos 150 móviles que formarán parte de esta nueva etapa de la operación de fuerzas federales en Rosario.
Es la primera vez desde que asumió el gobierno de Javier Milei que se utilizará a las Fuerzas Armadas ante una situación de crisis interna, como la que atraviesa Rosario desde el sábado pasado, cuando la saga de violencia se agudizó con el ataque a un ómnibus que transportaba a agentes del Servicio Penitenciario.
Dos días después, asesinaron con la misma pistola a dos taxistas y luego atacaron a balazos a un chofer de la línea K, que está en grave estado. Esto desembocó en que la ciudad de Rosario quedara parcialmente paralizada por una acción del crimen organizado. Aún no está claro quiénes están detrás de esta escalada de violencia, pero en el gobierno de Santa Fe sospechan que las órdenes salieron de la cárcel, donde están alojados en Santa Fe los cuadros medios de las principales bandas criminales.
“En virtud de los hechos de público y notorio [conocimiento], ocurridos en los últimos días en Rosario, en los que ha quedado evidenciada la escalada de violencia que están demostrando las bandas narcoterroristas, en su afán de mantener un poder que se está desarticulando gracias a las políticas de Estado que se han venido aplicando, resulta necesario y urgente redoblar los esfuerzos coordinados entre el Estado Nacional y la provincia de Santa Fe a fin de restablecer la seguridad interior en la provincia”, explicaron desde la cartera que conduce por Bullrich.
La participación de las Fuerzas Armadas no será con miembros del Ejército desplegados en las calles, sino con el aporte de vehículos a la Gendarmería Nacional, una fuerza que tiene un déficit de patrulleros muy profundo. Bullrich era partidaria de que fueran desplazados soldados del Ejército, pero en el Ministerio de Defensa rechazaron esa idea por la resistencia interna en las Fuerzas Armadas.
El gobierno decidió crear un comité de crisis, como prevé la ley de Seguridad Interior, que estará encabezado por Bullrich y Pullaro y estará integrado por los titulares de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Prefectura Naval Argentina (PNA), Policía Federal Argentina (PFA), Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y Servicio Penitenciario Federal (SPF), las fuerzas que dependen del Ministerio de Seguridad nacional.
El plan prevé, según señalaron a LA NACION fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación, el arribo a Rosario de efectivos de Gendarmería que están en otras provincias, que tendrán el apoyo logístico de las Fuerzas Armadas. Esto implicará, según puntualizaron fuentes del gobierno de Santa Fe, que el Ejército aportará unos 150 móviles para patrullaje de los efectivos federales. Gendarmería tiene actualmente en su poder pocos vehículos para intervenir en este tipo de operaciones, que serán suplidos con los móviles del Ejército.
La preocupación del gobierno apunta a que esta serie de ataques ocurridos en las últimas horas, que catalogan como “terrorismo urbano”, fueron orquestados con una mayor planificación y sofisticación que los atentados y amenazas que se suceden desde el 12 de diciembre, cuando Pullaro decidió reagrupar los presos de alto perfil del penal de Piñero, donde están alojados los cuadros medios de las bandas más importantes.
La mirada del gobierno es que los asesinatos de los dos taxistas y ataque al chofer de ómnibus de la línea K, que ocurrió cerca de las 19 del jueves, buscaron paralizar la ciudad, al generar un estado de conmoción que llevó a que los centros de salud de la ciudad cerraran sus puertas este viernes ante el temor a sufrir atentados, algo que ya ocurrió hace unos meses.
En los casi tres meses de gestión de Pullaro lograron bajar la cantidad de homicidios. Febrero fue el mes donde más se evidenció el descenso, con seis asesinatos, frente a 33 que se cometieron en el mismo periodo el año pasado. Cuando asumió el actual gobernador informó que en la calle había sólo 12 patrulleros por turno. Ahora, según el gobierno, esa cifra se estiró a 130 móviles, pero nada parece alcanzar en Rosario, donde de golpe entre el martes y el jueves todo pareció romperse en mil pedazos, tras los dos asesinatos a taxistas en los que se usaron balas de la Policía de Santa Fe y la misma arma. El jueves a la tarde un joven paró un ómnibus de la línea K, en Mendoza y México, en el oeste, y disparó directamente contra la cabeza del chofer, que sufrió heridas de gravedad y se encuentra en coma farmacológico en estado reservado.
En medio de esta situación, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Pablo Coccocioni, adelantó que se tomarán medidas “para restablecer la paz social” en Rosario, tras la ola de homicidios y balaceras que se registraron en los últimos días.
“Tenemos que ganar mucha más presencia policial en la calle, así que se va a volcar efectivos de otras secciones”, explicó el funcionario santafesino, y remarcó que “va a haber un refuerzo de fuerzas federales”.
“Vamos a hacer todo lo que se pueda hacer para recuperar el control de la calle para los santafesinos”, afirmó Cococcioni, al tiempo que aseguró que “el gobierno de Santa Fe y el nacional están y van a hacer todo lo que haya que hacer para restablecer la paz social. Esto también tenemos que decirlo: se va a hacer todo lo que haya que hacer en el marco de una decisión política de no negociar con las mafias. Nosotros no vamos a sentarnos con la ranchada a negociar nada”, apuntó.
La apuesta, según describieron desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, es llevar adelante operativos de saturación con agentes de la GNA.
No estaba claro aún el número de uniformados que serán enviados a Rosario, pero lo que no quiere Bullrich -según advirtió- es que se resientan los controles fronterizos. Está aún en una etapa de evaluación la posibilidad de enviar miembros del Ejército a zonas críticas, como Rosario, señalaron.
La ministra de Seguridad de la Nación le va a pedir al gobernador Pullaro, según adelantó, que realice “cambios de fondo en la Policía de Santa Fe”, que -de acuerdo a su visión- está afectada por problemas de corrupción y connivencia con el delito “muy serios”.
En torno a la ministra, señalaron que los gendarmes que hoy están operando en cuatro barrios de Rosario tienen dificultades de operar con los efectivos policiales, porque muchas veces la información que se comparte termina en manos equivocadas. Es una desconfianza eterna que existe entre las dos fuerzas desde que en 2014 arribaron por primera vez, de la mano de Sergio Berni, entonces secretario de Seguridad, 3400 gendarmes para intentar “pacificar” una ciudad que desde ese momento vive en una crisis permanente de una violencia que supura de los grupos narco locales.
Desde el gobierno de Pullaro también advierten cuestionamientos hacia el plan Bandera, que impulsa el Ministerio de Seguridad de la Nación, porque hay una menor cantidad de agentes de Gendarmería que años anteriores. La pelea política parece haberse colado en un problema de seguridad que tiene a una ciudad como rehén, después de los crímenes y atentados que paralizaron Rosario este viernes.
“El gobierno de Santa Fe tiene que tener una clara intención de limpiar elementos oscuros dentro de la policía”, afirmaron en el Ministerio de Seguridad, que plantearon como un nuevo problema para el futuro cercano que los agentes provinciales están abocados ahora a causas de narcomenudeo, algo que se encaró sin constituir una fuerza especializada.
La mirada de Bullrich es casi la misma a la que expuso al entonces gobernador Miguel Lifschitz en 2016, después de las multitudinarias manifestaciones bajo el lema “Rosario sangra”. En esa oportunidad, la entonces ministra propuso al presidente Mauricio Macri intervenir la policía de Santa Fe. Esta idea no prosperó por la resistencia que expuso Lifschitz, y por las dudas que tenía Macri.
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