Terror narco: dos nuevos crímenes con sicarios encienden preocupación en Rosario por una guerra entre bandas
Un hombre de 35 años fue ejecutado dentro de un mercado; además, un adolescente de 15 años fue ultimado en la calle; uno de los asesinatos podría ser parte de las venganzas tras el triple homicidio a la salida del casamiento
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ROSARIO.– Después de un fin de semana marcado por la violencia narco, con un triple crimen perpetrado por sicarios que tuvo entre sus víctimas a una beba de un año, entre el domingo a la noche y el lunes a la madrugada se produjeron otros dos asesinatos más. Según las primeras investigaciones, estos homicidios podrían estar ligados a la emboscada que realizaron asesinos a sueldo a la salida de un casamiento en la zona de Ibarlucea, donde se reunieron notables referentes de la mafia rosarina, vinculados a Ariel Cantero, alias Guille, líder de Los Monos.
Las autoridades siguen con atención el desarrollo de los acontecimientos. Temen ser testigos de una nueva escalada de sangrientas venganzas que lleve a una nueva cima la guerra entre los principales clanes que se disputan el control del negocio narco en esta ciudad.
Con los máximos jefes de las narcobandas “seguros” en sus celdas –Los Cantero y su archirrival, Esteban Alvarado–, las órdenes les llegan igual a los sicarios, que ejecutan los cruentos ajustes de cuentas encomendados. El año pasado fue ominoso en cuanto a cifras de homicidios en Santa Fe. Y en el primer mes de este año los cadáveres acribillados no dejan de aparecer.
Enero se impuso como uno de los meses más violentos de los últimos tiempos, con 26 asesinatos. En 2021, noviembre había sido el mes con mayor número de homicidios: 25. Durante el año pasado se registró un incremento de la violencia derivada del narcotráfico y las actividades mafiosas, como las extorsiones y balaceras. Se cometieron 241 crímenes, con una tasa de 18,5 cada 100.000 habitantes. La cifra más alta desde 2015.
Las estadísticas muestran la dinámica del negocio narco, marcada por una violencia extrema. Según datos del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, el 85% de los crímenes fue ejecutado con armas de fuego y tuvo algún tipo de planificación, lo que demuestra que el sicariato es el protagonista de estos hechos sangrientos, que no discriminan ni siquiera a menores: el año pasado fueron asesinados 12 chicos.
“Casamiento narco”
Tras la conmoción nacional por los asesinatos de Iván Maximiliano Giménez; su pareja, Érica Romero, y la pequeña hija de ambos, Elena, acribillados desde una camioneta VW Amarok a la salida de Campos de Ibarlucea, donde habían ido como invitados al fastuoso casamiento de Esteban “Pinky” Rocha –ladero de Guille Cantero y con causas pendientes en la Justicia federal– y Brisa Leguizamón (procesada por narcotráfico y con una prisión domiciliaria que no le impidió vestirse de novia y dar una fiesta pantagruélica en un salón lleno de referentes de peso de la mafia rosarina), los homicidios no se detuvieron.
El domingo, poco antes de las diez de la noche, Gustavo Daniel A., de 35 años, fue asesinado dentro de un minimercado en Villa Gobernador Gálvez. Estaba en la vereda del negocio cuando le dispararon desde una moto. La víctima se arrojó dentro del local en un vano intento por resguardarse. Allí murió.
A las 2.45 se produjo otro crimen en el barrio Godoy, una zona en disputa entre Los Monos y Alvarado. Un sicario ejecutó a un chico de 15 años e hirió gravemente a uno de 24, que se encuentra internado en estado reservado.
Diez minutos después de eso se produjo otro hecho violento en Ayacucho y Centeno, en el sur de Rosario, donde un joven fue baleado cuando se encontraba en el techo de una vivienda. La sospecha es que allí funcionaba un búnker y este chico era un “soldadito” que realizaba la vigilancia del kiosco de drogas.
Lealtades lábiles
Los búnkeres que proliferan desde hace años en algunos de los barrios más pobres de la ciudad fueron, precisamente, el escenario en el que se movía Iván Maximiliano Godoy. Había nacido en Villa Banana, y el sábado, cuando 13 tiros segaron su vida, viajaba en un Audi TT después de haberse codeado con “la selección” de la mafia rosarina en una fiesta que el secretario de Seguridad santafesino, Jorge Bortolozzi, definió como sacada “de una película de El Padrino”.
El entorno en el que consiguió dar el gran salto económico fue, precisamente, el que cocinó a fuego lento el trágico final al que arrastró a su pareja y a la beba de ambos.
Durante años, a Godoy se lo vinculó con la banda de Alvarado. Hasta que, aparentemente, “perdió” un cargamento de 200 kilos de droga. Después de eso, Iván buscó protección dentro de la red de Los Monos.
Pero no bastó. Lo masacraron, a él y a su familia. Una sospecha es que el enemigo declarado de Los Cantero sería quien ordenó la venganza.
El fiscal Gastón Ávila seguía buscando pistas para intentar develar la trama detrás del triple crimen. Ayer, al menos, logró desentrañar uno de los tantos misterios detrás de la masacre. ¿Quién había incendiado el Audi TT con Érica Romero dentro?
Un joven de 19 años, invitado a la “boda narco”, le dio una respuesta: confesó que había tomado el mando del auto –que había caído en una zanja en la mortal emboscada– para llevar a Romero a un hospital. Pero cuando vio un patrullero le dio miedo que lo siguieran. Claro, llevaba un muerto. Así que, “desesperado”, paró, se bajó y decidió prender fuego el Audi con un cuerpo adentro.
Una escena de una película de la mafia. Pero en Rosario, donde la realidad supera a la ficción.
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