“Te voy a matar a vos y a tus hijos”, la amenaza del dueño de un ejército privado
Un vendedor de drogas utilizaba soldaditos para atemorizar a un barrio con disparos de ametralladoras
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Cansados por la falta de respuestas de los encargados de la comisaría de Villa Tesei por la libertad con la que se movilizaba un narcotraficante que vendía droga en el barrio y baleaba las casas de aquellos que lo enfrentaban, los vecinos pusieron sus nombres al pie de una denuncia y la mandaron por mail a una fiscalía del Departamento Judicial Morón.
Sergio Daniel Arrascaeta, alias el Rengo, era el narco señalado por los vecinos. Fue detenido en los últimos días, acusado de narcomenudeo y de, por lo menos, cuatro ataques a balazos contra habitantes del barrio y un traficante que lo había traicionado. Reclutaba a menores para que trabajen como “soldaditos”. Algunos de los integrantes de ese ejército privado atacaron con una ráfaga de ametralladora una casa en el barrio Roma II, de Hurlingham, donde fue herida una niña, de seis años. Fueron veinte balazos en una madrugada de miedo y violencia
Ante las acusaciones de los vecinos y debido a que Arrascaeta nunca era detenido cada vez que una fiscalía ordenaba un allanamiento para capturarlo, el grupo de representantes del Ministerio Público unificó todos los sumarios para terminar con el flagelo del narcotraficante que sembraba el terror en el barrio y decidió recurrir a una brigada especial de la Dirección de Investigaciones de Morón.
Cuando los policías llegaron a la casa de Arrascaeta para detenerlo, usaron sus automóviles particulares, sin sirenas ni luces para que el operativo no fuera advertido por los “soldaditos” del jefe narco. Esta modalidad contrastó con otros allanamientos realizados por efectivos de la comisaría local que alertaban sobre la presencia policial con la utilización de móviles con balizas y alarmas sonoras.
Uno de los ataques que le adjudican a la banda comandada por Arrascaeta ocurrió el 6 de abril pasado. Una niña, de seis años, fue herida de un balazo en el hombro cuando estaba en la casa de su abuelo, situada en el barrio Roma II. Según la reconstrucción del violento episodio realizada por los investigadores policiales y judiciales, dos “soldaditos” del jefe narco, dispararon una ráfaga de ametralladora contra dos viviendas situadas en la calle Poeta Risso, paralela a la avenida Pedro Díaz.
Dispararon 22 balazos y la niña salvó su vida de milagro. Esa noche, su abuelo llevó a la menor al Hospital Militar donde la operaron de urgencia para salvarle la vida.
Según fuentes de la investigación, dicho ataque fue una venganza perpetrada por la banda de Arrascaeta contra otro narco que intentaba disputarle el territorio para vender droga, que vive en el barrio Roma II, cerca de la casa de la familia de la niña herida.
Entre los responsables de la pesquisa sospechan que la misma ametralladora fue utilizada en el ataque ocurrido el 23 de septiembre pasado cuando el hermano menor de Arrascaeta discutió con una vecina que le exigió que terminaran con la venta de drogas. El familiar del jefe narco le disparó a la mujer, pero el balazo pegó en el piso e hirió en una mano al mismo agresor que estaba frente a la casa de la vecina, en Diego Carvajal, entre Rosales y Cafayate.
Debido a que su hermano menor falló, Arrascaeta descendió de un Chevrolet Corsa gris con una ametralladora y amenazó a la vecina. “Te voy a matar. Esto no va a terminar así, los voy a matar a todos”. Presa del miedo la vecina se refugió en su vivienda. Después de cerrar la puerta, desde el Chevrolet Corsa gris dispararon una ráfaga de ametralladora que impactó contra la persiana y la puerta de su casa y destruyó los vidrios de dos vehículos estacionados frente al inmueble.
Dos efectivos que recorrían la zona en un móvil policial observaron el ataque comenzaron a perseguir a los ocupantes del Chevrolet Corsa gris. A dos cuadras del lugar del ataque, los policías lograron interceptar el vehículo en el que huían los agresores. Sospechosamente, Arrascaeta y su hermano, menor de edad, lograron escapar con la pistola 9 mm y la ametralladora. Al revisar el rodado los uniformados hallaron doce vainas servidas que corresponden a los balazos que dispararon desde el automóvil contra la casa de la vecina.
Otro de los ataques que le adjudicaron a Arrascaeta ocurrió el 28 de junio de 2020. Minutos después de las 7, al advertir que la dueña de la casa situada en Lerma al 500, de Villa Tesei estaba en la casa y lo observaba a través de la persiana de la habitación de la planta alta de la propiedad, comenzó a amenazar a los gritos a Verónica y Thiago, los dueños de la vivienda.
“Te voy a matar. Yo soy super atrevido. Vos no me conoces a mí. Te voy a matar a vos, voy a matar a tus hijos y cuando encuentre a alguno de ellos en la calle lo voy a hacer volar. No me importa si me denunció o no. Lo voy a hacer volar también”, amenazaba Arrascaeta.
Antes de abandonar el lugar, El Rengo abrió fuego contra la vivienda y contra el Volkswagen Gol de la dueña de casa, que estaba estacionado en el lugar. Según fuentes de la investigación, se trató de una venganza porque la mujer lo había denunciado. A principios de febrero del año pasado, El Rengo, cuando circulaba con su Citroën C4 interceptó en Mariano Acha al 1600 se enfrentó a balazos con Ángel Gastón Gómez, el hijo de Verónica. Entonces, la mujer lo denunció.
Según declaró la víctima, Arrascaeta descendió del vehículo y le disparó un balazo en la pierna. Entonces, el muchacho se abalanzó sobre El Rengo y comenzó a pegarle. Pero, Gómez no advirtió que, a bordo de otro automóvil, estaban dos familiares de Arrascaeta que llegaron en su ayuda y le pegaron hasta dejarlo al borde la muerte.
Balas y sangre
En junio del año pasado, la policía allanó una casa situada en Diego Carvajal, entre Cafayate y Maestra Rodríguez. Al revisar la vivienda, los uniformados hallaron cien dosis de cocaína ocultas bajo el colchón. Tres meses después, en venganza contra la vecina que supuestamente lo había denunciado, Arrascaeta disparó doce balazos con una ametralladora contra el frente de la dueña de la casa situada en Carvajal, entre Rosales y Cafayate.
El narcotraficante recurría a los ataques con ametralladoras y pistolas para amedrentar a los vecinos que lo denunciaban y para agredir a los excómplices que lo traicionaban.
Así, a fuerza de balas y sangre, Arrascaeta marcaba su poder en el barrio para poder desarrollar su actividad de venta de drogas. Para su tranquilidad y seguridad de los compradores de cocaína armó un ejército de “soldaditos” que hacían reparto de droga a domicilio y alertaban sobre la presencia de eventuales competidores.
Completaba el paraguas protector de la banda de Arrascaeta la complicidad de un sector de la dotación de la comisaría de Villa Tesei que evitaba avanzar sobre las denuncias por la existencia de puestos de venta de droga en el barrio.
Las investigaciones por los cuatro ataques adjudicados a Arrascaeta y su organización delictiva estaban radicados en distintas fiscalías. Hace dos meses, los representantes del Ministerio Público decidieron unificar los sumarios y encarar una pesquisa conjunta con el objetivo de apresar al narcotraficante.
Así fue que, en una misma investigación fueron agrupados los expedientes que se instruían en la Unidad Funcional de Investigaciones (UFI) temática de Drogas, a cargo de Antonio Ferreras y Ezequiel Lovillo; en la UFI N° 5, a cargo de Marisa Monti y Claudio Oviedo; y en la UFI N° 8, a cargo de Adriana Suárez Corripio y Fernando Siquier Rodríguez.
Luego de revisar el requerimiento del grupo de fiscales, el juez de Garantías, Alejando Lago, hizo lugar a los pedidos de allanamientos que derivaron en la detención de Arrascaeta.
El barrio de Candela
Hace casi diez años, la zona de Villa Tesei acaparó la atención de los medios de comunicación por el secuestro y asesinato de Candela Rodríguez, la niña, de 11 años, que fue tomada cautiva a mediados de agosto de 2011, cuando salió de su casa para asistir a una reunión de un grupo de scouts.
En junio del año pasado, la Sala IV de la Cámara de Casación penal bonaerense, integrada por los jueces Ricardo Maidana, Ricardo Borinsky y Fernando Mancini, confirmó el fallo condenatorio para los tres imputados que, en 2017, habían sido juzgados por el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Morón.
Con la resolución del Tribunal de Casación quedaron confirmadas las condenas a prisión perpetua contra Hugo Elbio Bermúdez, de 63 años, y Leonardo Daniel Jara, de 43. Mientras que en el caso de Gabriel Fabián Gómez, de 49, se confirmó la condena a cuatro años de cárcel por su participación secundaria en el crimen de Candela. En este caso no hubo unanimidad: el juez Borinsky sostuvo, en disidencia, que no había certeza para declararlo culpable del hecho.
A partir de esta resolución, se confirmó también la investigación encarada por el fiscal Mario Ferrario que apuntó que el homicidio de la niña fue un “ajuste de cuentas contra el padre [de Candela], por algún ilícito que este cometiera”. Se referían a Alfredo Rodríguez, que en el momento del secuestro de su hija cumplía condena por piratería del asfalto. Diez años después, el sistema de venganzas y miedo se instaló nuevamente en el barrio, de la mano de la banda de Arrascaeta
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