Un casco blanco en la luneta del automóvil. Apenas un detalle que a la mayoría se le hubiera escapado. Sin embargo, esta mujer lo detectó y, tras un exhaustivo análisis de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad, se logró dar con el vehículo en el que circulaban los hombres que atacaron a Christoffer Persson, el turista sueco que perdió una pierna a raíz del disparo que recibió en ese asalto en el barrio de Montserrat. Con esa información, lograron detener al tirador y a su cómplice.
Quien hizo esto posible fue la subcomisaria responsable de la Sección Análisis de Registros de la Policía de la Ciudad (por razones de seguridad su identidad se mantiene en reserva). Ella tiene una habilidad especial para reconocer rostros y detalles de imágenes. La joven, que trabaja desde hace 8 años en ese sector de la fuerza policial, ha testificado en decenas de casos en los que, gracias a su agudeza visual, se pudo detener a delincuentes o encontrar a gente que estaba desaparecida.
A las personas con esta capacidad se las llama "superreconocedoras".
El término de superreconocedora fue acuñado por el psicólogo norteamericano Richard Russell, que en 2009 publicó un trabajo al respecto como investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard. En realidad, Russell estudiaba la prosopagnosia, la incapacidad para reconocer los rostros. Según un artículo publicado en la BBC, el investigador llegó a la conclusión de que en el otro extremo de la escala debería haber personas con una capacidad superior para recordar caras. Y las encontró.
Para Russell, los superreconocedores "se destacan en su habilidad para recordar a personas que no necesariamente fueron significativas" en cuanto a su interacción con ellos.
Así lo detalla en una publicación del Harvard Gazette de 2009, en el que se habla del estudio realizado por el psicólogo. Entre otros aspectos, Russell sostiene que quienes tienen este don pueden reconocer incluso a personas que hayan pasado por significativos cambios en cuanto a su imagen.
Este talento natural es utilizado en muchas fuerzas policiales, en las que incluso se entrena para mejorar con el tiempo esa capacidad, especialmente necesaria para las personas que están asignadas al seguimiento de las imágenes aportadas por las cámaras de seguridad.
Aunque al parecer la memoria es más eficaz para recordar rostros, otros detalles de las imágenes, como lo sucedido en la investigación por el ataque al turista sueco en el barrio porteño de Montserrat, también pueden ser más fácilmente detectados por un superreconocedor.
En el caso de la subcomisaria, particularidades de un vehículo, tatuajes en el cuerpo de una persona y otras características en una imagen pueden ser disparadores para hacer un seguimiento policial que conduzca a resolver o al menos avanzar con buenas pistas en la investigación de un hecho.
"Para hacer este tipo de reconocimientos necesitamos contar con información previa que nos permita orientar la búsqueda", explicó la mujer que se encarga de esa tarea en la Policía de la Ciudad .
Es decir, el trabajo no se hace a partir de un video genérico, sino de fragmentos de una situación de la que se sepa algún dato de contexto. Para la investigación del ataque al turista sueco, fueron las imágenes que circularon en los medios las que sirvieron de punto de partida.
Una vez que el equipo que esta mujer tiene a cargo cuenta con algunos datos sobre el hecho investigado, comienza un análisis en profundidad de las imágenes de las cámaras de seguridad (privadas o policiales) de la zona donde ocurre el delito que deriva en la intervención policial.
Y las áreas se van ampliando a medida que se avanza en la búsqueda. También se trabaja en colaboración con otras dependencias de la Policía de la Ciudad que ayudan en la búsqueda.
Con los años de trabajo, los visualizadores van aprendiendo a prestarles atención a detalles de las imágenes que antes podían llegar a pasar desapercibidos: reflejos en los vidrios, una seña personal particular, etc. "La información de contexto es importante porque, por ejemplo, si te dicen que la persona que estás buscando tiene una herida en una pierna, tal vez la detectemos rengueando en alguna imagen", detalló la superreconocedora argentina.
Aunque la subcomisaria es quien tiene esta habilidad especial, los civiles y policías que trabajan en su equipo también están entrenados para encontrar y seguir detalles en las imágenes con el objetivo de ayudar a resolver hechos delictivos. "Cada uno ve algo distinto y todo eso agiliza la búsqueda", explica la mujer policía.
En turnos de entre 7 y 8 horas, estas personas se dividen el trabajo de analizar las imágenes de cámaras que grabaron los momentos anteriores y posteriores al hecho que se investiga. Para evitar que el cansancio les haga seguir una pista equivocada o saltearse algún detalle, los visualizadores se toman intervalos de descanso. "Cada tanto hay que limpiar la cabeza, porque demasiadas horas frente a una pantalla pueden afectar la concentración. Yo ya ni siquiera veo televisión en mi casa", admitió la mujer policía.
Para la subcomisaria, el trabajo en equipo es fundamental no solo para poder hacer esos necesarios descansos, sino que considera que muchas veces se aplica la teoría del "décimo hombre". Es decir, a veces todo el equipo sigue un dato que consideran certero y hay una sola persona que piensa que el rastro es otro. Entonces, dejan que también se siga esa pista para que no quede nada librado al azar. "En muchas oportunidades, esa persona es la que da en la tecla", dijo la mujer.
Análisis en equipo
En el caso del turista sueco, fueron más de 20 horas de visualización a conciencia que les permitió hacer un seguimiento del vehículo. "Además del casco en la luneta, que era como de obra, vimos que el auto tenía luces en la patente, aunque no se distinguían los números. Todos esos detalles diferenciales nos permitieron ir siguiendo su recorrido", contó la subcomisaria.
Los especialistas se dividieron el trabajo: unos analizaron los videos posteriores al hecho, y el resto analizó las imágenes previas al asalto.
Lograron seguir el vehículo a lo largo de San Telmo, Barracas y la Boca, cuando se dirigía al lugar donde ocurrió el asalto, y luego en los primeros momentos de la fuga. Al llegar a Puerto Madero, las cámaras lo perdieron. A pesar del cansancio que producen tantas horas de observar con mucha concentración esas cámaras, el personal del equipo de Análisis de Registros no bajó los brazos. Ampliaron los anillos de búsqueda y lograron visualizar el auto cruzando el Puente Avellaneda antes del robo. Ese punto fue clave: el puente cuenta con uno de los lectores de patentes instalados en la ciudad. Entonces, los agentes solicitaron al personal que trabaja con los anillos digitales el listado de patentes de vehículos de ese modelo que habían pasado por el puente ese día. Finalmente lo encontraron.
El auto pertenecía a una empresa de construcción. Siguiendo los datos lograron dar primero con Rodrigo Peláez, el joven acusado de haber participado en el ataque al turista, y luego con Roberto Gramajo, quien confesó ante el juez ser el autor del disparo.
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