“Sueños de muerte y tiroteos”: Huguito, el prófugo líder de la banda que mató a golpes a un vecino de San Isidro
Hugo San Martín Castillo tiene 19 años; está acusado de haber participado del homicidio de Jorge Enrique De Marco, que vivía en Las Lomas
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Tiene 19 años y está prófugo. Detectives policiales y judiciales lo buscan por su presunta participación en el homicidio de Jorge Enrique De Marco, el vecino de Las Lomas de San Isidro, asesinado a golpes durante un robo. Hasta hace unos días vivía en la villa La Cava, en Beccar, pero desapareció cuando comenzaron a ser detenidos sus cómplices. Hugo San Martín Castillo, alias Huguito, sería el jefe de la autodenominada “Banda de los millones”.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. “Anoche me acosté medio perseguido, pero no pasó nada. Pero tranki, que recién empiezan”, habría escrito Huguito en una carta escrita a mano que detectives policiales secuestraron en la casa de sus padres, en La Cava, en Beccar. El manuscrito finalizaba con la firma “la Banda de los millones” y tenía anotados los números 32 y 79, el dinero y el ladrón en la quiniela, respectivamente.
A Huguito los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro y de la Superintendencia de Seguridad Región AMBA Norte I de la policía bonaerense no solo lo fueron a buscar a la casa de sus padres, también se allanó una casaquinta en Tortuguitas, en Malvinas Argentinas.
“La casaquinta habría sido comprada el año pasado y estaban haciendo una importante inversión en refacciones. Habían instalado una piscina. Huguito sería el líder de la banda”, afirmó una calificada fuente con acceso al expediente.
A De Marco lo mataron en horas de la madrugada del 14 de este mes. Los ladrones lo sorprendieron cuando dormía en su habitación de la planta alta y le fracturaron dos costillas, lesión que le produjo un neumotórax y una broncoaspiración. Tenía 65 años y vivía solo en una casa situada en San José 86, en Lomas de San Isidro.
El primer detenido que tuvo la causa fue Rubén López, un chofer de remise de 70 años. Ese hombre fue a buscar a los sospechosos a la casa de la víctima. El viaje fue pedido por la novia de uno de los delincuentes que lo acompañó en el auto. Cuando fue indagado por el delito de encubrimiento agravado sostuvo que no conocía a los cuatro acusados del crimen y agregó que para él fue un viaje más.
Cuando el fiscal le consultó cuándo se enteró de lo que había pasado en la casa de la calle San José 86, el remisero le respondió que fue durante la tarde de ese jueves 14. “Pensé en el viaje que había hecho y nada”, agregó. Sobre el final de la indagatoria, le preguntaron: “¿Por qué no se presentó ante la autoridad al conocer lo que había pasado?”, y su respuesta fue: “Porque no sabía que los chicos habían hecho eso”.
López fue excarcelado por su edad y porque no tenía antecedentes, pero continúa imputado y bajo investigación.
Después fueron detenidos otros cuatro sospechosos, entre ellos la joven que pidió el remise para ir a buscar a la banda a la escena del crimen. La causa tiene dos prófugos: Huguito y Martín Gaitano, según las órdenes de detenciones firmada por el juez de Garantías Esteban Rossignoli, a pedido del fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, y la fiscal Carolina Asprella, a cargo del Área Criminal de San Isidro.
“Hace una semana que no me drogo, pero tuve muchas pesadillas. Sueños de muerte y tiroteos. Solo sé que son sueños y listo. Solo sé que voy a estar muy sanado”, se puede leer en la carta, con errores de ortografía, incorporada al expediente judicial.
Kevin Leites Acuña, de 18 años, uno de los detenidos, confesó su participación en el plan criminal. Sostuvo en su declaración indagatoria haber ido a la casa de la víctima, en San José 86, en Las Lomas, en San Isidro, en bicicleta y que, junto con el resto de la banda, ingresó a las 4 por una ventana de la planta alta.
Afirmó que al ser sorprendido, De Marco efectuó un disparo con una de sus armas, pero que sus cómplices lograron reducirlo. Él, por su parte, dijo que se había quedado en el parque como “campana”.
Sostuvo ese joven detenido que las armas las llevaron en un remise hasta La Cava y que después fueron llevadas a Moreno y José C. Paz.
Confirmó la sospecha de los detectives judiciales y policiales, quienes estimaban que el golpe no había sido al voleo, sino que hubo una inteligencia previa y que ese rol lo cumplió Francisco Gaitano cuando trabajó como jardinero en una casa vecina y que fue el quién marcó, finalmente, el objetivo de la banda.
Gaitano se negó a declarar. El tercer detenido en ser indagado por Ferrari y Asprella fue Juan Pablo López, alias Pipi, quien habría recibido dinero por “aguantar” a los prófugos en su casa y por haber tenido en su poder las armas robadas que después fueron vendidas.
“López intentó desligarse y dijo que no sabía que los jóvenes que estuvieron en su casa eran buscados por la policía, a pesar de que Leites Acuña se afeitó y se tiño el cabello para cambiar su fisionomía”, explicó una fuente al tanto de la indagatoria.
Las armas robadas en la casa de las víctimas, entre las que habría dos fusiles, habrían sido vendidas en 16.000.000 de pesos, según los investigadores.
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