Stephen Kavanagh, de Interpol: “Argentina quiere luchar contra el crimen organizado”
Durante la breve estadía en Buenos Aires, el número dos de la organización, brindó una entrevista exclusiva a LA NACION, en la que analizó el rol de la Argentina dentro de Interpol y cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta nuestro país en materia de criminalidad
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El actual director ejecutivo de Servicios Policiales de Interpol Global y candidato a ser Secretario General del organismo a partir de mitad de año, Stephen Kavanagh, estuvo en la Argentina reunido con autoridades en una gira en la que busca respaldo para la próxima elección en la Organización Internacional de Policía Criminal.
Con 38 años de experiencia en el área de seguridad, trabajó más de tres décadas en la policía británica y llegó a ser el responsable de la seguridad de la Familia Real, antes de pasar al sector privado y desembarcar en Interpol hace cuatro años.
Durante la breve estadía en Buenos Aires, brindó una entrevista exclusiva a LA NACION, en la que analizó el rol de la Argentina dentro de Interpol, trazó un panorama de los desafíos globales respecto del crimen organizado y cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta nuestro país en materia de criminalidad.
- Pasó de la Policía del Reino Unido al sector privado y después a Interpol. ¿Cuál es la diferencia entre Interpol y la policía de un país?
-Esa es una pregunta muy importante porque la gente no lo comprende. Ellos ven las películas y creen que hay helicópteros, que está Tom Cruise, que hay armas, y poderes de arresto. No tenemos eso. Lo que Interpol tiene es la capacidad de conectarse, de colaborar, de unir a las fuerzas de la ley. Tenemos 196 países miembros, somos más grandes que las Naciones Unidas, y vivimos en un mundo en el que hay conflictos y tensión y es más importante hoy en día que en sus 100 años de historia, Interpol se conecta más efectivamente ahora.
Lo que es diferente es que cuando yo era jefe de policía en el Reino Unido, si ordenaba a mis 5000 personas a cargo que hicieran algo, sucedería. Tenía una comunidad con la que podía hablar directamente. Y lo que hace Interpol es que, en el momento de grandes operaciones exitosas, hay apoyo para la incautación de drogas, la interrupción del crimen organizado, y nunca es el éxito de Interpol, es el éxito de los países miembros. Así que siempre tenemos que recordar que facilitamos más arrestos. Parte del problema es que permitimos a los medios definir qué es y no es Interpol. Así que en el futuro tenemos que ser más claros. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué no podemos hacer? Y transmitirlo con claridad y confianza, poniendo a prueba nuestra integridad. El futuro de Interpol es un futuro muy interesante.
-¿Cómo logra Interpol estar por encima de las diferencias políticas, para coordinar tantos países, sobre todo en delitos transnacionales, como puede ser el narcotráfico, pedofilia, delitos cripto o crimen ambiental?
-Me parece que es ingenuo decir que Interpol, porque es neutral, no maneja el contexto político. Habiendo sido jefe de lucha contra el terrorismo en Scotland Yard, y habiendo conducido a la Policía Metropolitana de Londres, es muy importante que veamos las conexiones que se pueden hacer globalmente. Trabajo en la policía desde 1985, y lo que sucedía a favor de la policía en los 80 y 90 fue que los ladrones y los violadores, estaban en nuestra área de alcance. Lo que vemos hoy es que Argentina, por ejemplo, está siendo atacada por organizaciones criminales de otras partes de Sudamérica o por países del oeste de África, con cibercrimen. Vemos también el crimen ambiental ocurriendo alrededor del mundo con la minería ilegal, la tala ilegal, y vemos niños en Internet siendo atacados, agredidos y abusados -grooming- por hombres de todo el mundo. El modelo de la policía, como existe hoy, no puede manejar esos desafíos, porque las amenazas, los datos y la evidencia vienen de afuera. Y lo que veo en Argentina es una visión de cómo se conecta, de cómo se hace más seguro. Se ve su rol fundamental en Sudamérica, y manifiesta con orgullo que necesitamos una Interpol más eficiente. Tenemos una Interpol que, históricamente, ha estado hablando demasiado y no haciendo lo suficiente, tomando responsabilidad, no solo con Europa, Estados Unidos o Asia, sino con aquellos países que están sufriendo tensión permanente con el crimen organizado, carteles, mafias, que están derrumbando las bases de los negocios. Vemos buenas personas que están tratando de hacer su trabajo diario y están siendo socavados. Vemos países siendo socavados también.
Interpol también tiene que entender que se ubica debajo del crimen estatal. El crimen estatal es para las agencias de inteligencia y no nos involucramos en eso. Nos mantenemos alejados. Pero cuando buscamos a individuos corruptos, a veces están involucrados en la policía o en el gobierno, a veces están involucrados en los negocios. Interpol tiene que ser fuerte. Y el hecho de que no nos involucremos en conflictos militares o religiosos, no significa que no busquemos a individuos corruptos que apoyen al crimen organizado. Esa es la postura que Interpol debe tener de cara al futuro.
-¿Cómo hace Interpol cuando es la política la que forma parte de esas redes delictivas, a través de la corrupción o a través de permitir, por ejemplo, la libre circulación de narcotraficantes? ¿Cómo logra Interpol comunicar a administración de un país que dentro de su gobierno hay gente haciendo las cosas mal?
-Ese es uno de los mayores desafíos. Lo que vemos cuando lidiamos con el cibercrimen es que tenemos muy buenos convenios con el sector privado que nos dan datos de las amenazas. ¿Qué partes del mundo son atacadas por malware, ransomware, ataques DDS? Lo que no sabemos, cuando se lo comunicamos a nuestros países miembro a través de reportes de actividades cibernéticas, es si es un actor del gobierno haciendo las amenazas, si es una organización criminal. Pero lo que tenemos que cuidar, y ahora soy responsable, es de todas las operaciones de lucha contra el terrorismo, de operaciones antimafia o lavado de dinero, de crimen financiero y operaciones anticorrupción de alcance global. Como número dos, he pasado cuatro años viendo las oportunidades para que Interpol se involucre más. Pero la clave está en que no desestabilizamos gobiernos, no nos involucramos en los arrestos de ministros, no nos involucramos en conflictos militares, y eso nos da transparencia ante los gobiernos. Entonces, si nos piden que nos involucremos, aclaramos que no participamos en nada que tenga que ver con los gobiernos y los regímenes existentes. Pero eso no significa que parte de mi papel no es también asegurar que haya integridad en los procesos. Escuchamos de gobiernos tratando de hacer un mal uso de sus sistemas. Una de las responsabilidades más importantes que he tenido es hacer las recomendaciones sobre qué países deberían ser controlados por el mal uso de sistemas que intentan abusar. Es una gran responsabilidad, y tiene un impacto político. Por ende, no podemos escapar de posiciones difíciles. Y lo que hemos visto es que cuando países miembros son cuestionados, regresan a la fila y respetan las reglas. Muchas veces esos países nos miden, nos ponen a prueba. Parte de mi experiencia en Londres fue que yo estaba a cargo de lo que llamamos los Ghost Squads -Comando Fantasma-, que observa a policías corruptos trabajando con el crimen organizado. Entonces, si trabajas a nivel de ciudad, nacional, o a nivel internacional, siempre hay quienes intentan interrumpir y socavar el sistema. Mientras sepamos eso, podemos ser fuertes y claros en la integridad de la organización.
-Interpol cumplió 100 años en 2023. ¿Cuál es el principal desafío que va a tener en la próxima década? ¿Cuál es el principal desafío que tiene Interpol teniendo en cuenta, sobre todo, el avance tecnológico tan rápido que se está dando?
El mundo está viendo ataques cibernéticos sucediendo de una manera que nunca habíamos visto antes. Vemos el tráfico de personas, a través de continentes, individuos vulnerables, siendo robados, siendo violados, siendo abusados. Vemos el tráfico de armas y de drogas sucediendo a nivel global y criminales que se están haciendo más ricos que pequeñas naciones. Y luego, como dices, la tecnología. ¿Cómo tratamos las criptomonedas? ¿Cómo tratamos las comunicaciones encriptadas? ¿Qué vamos a hacer con respecto a la escala y la naturaleza de los ataques cibernéticos que están sucediendo? Las plataformas de redes sociales utilizando la encriptación militar que permite el abuso sexual de bebés, de niños, de todo el mundo. Y si un niño es nacido en Londres, Buenos Aires, Lagos, su inocencia es algo que debería unir al mundo. Así que el desafío que enfrentamos en un período cada vez más conflictivo es que Interpol tiene que anticipar y trabajar con los países miembros sobre estos crímenes que se avecinan en el horizonte. Quiero ver como cómo podemos ser más proactivos, cómo podemos colaborar con el sector tecnológico con mayor eficiencia, cómo entendemos los consejos que la academia y otras industrias nos pueden ofrecer. Porque lo que he visto durante cuatro años en Interpol y muchos años como detective es que la policía no puede resolver estos problemas por sí misma. Cuando ves la tala ilegal y el tráfico de madera, pasando por empresas legales y los troncos enviados a Asia y América como auténticos y de origen sostenible, es un proceso complejo. Necesitamos trabajar con los gobiernos. Necesitamos trabajar con las ONG. La minería ilegal está destruyendo ecosistemas, del agua, envenenando la tierra con mercurio y otros químicos. Tenemos que trabajar con las Naciones Unidas para traer otros métodos para apoyar a la comunidad. Las personas que reparan los vehículos no son criminales. Las personas que operan los supermercados y que ofrecen comida tampoco. Son personas intentando ganarse la vida. Las personas que son dueñas de las minas y ponen a niños a trabajar y envenenan la tierra son los criminales. Necesitamos eliminar las actividades ilegales. Es complejo trabajar con gobiernos y agencias para traer otros métodos para ayudar a las comunidades a sobrevivir. Escuchamos a muchas personas decir que esto es fácil, que hay que ser duro con el crimen. Sí, yo quiero ser duro con el crimen, pero quiero ayudar al mundo a entender que las fuerzas de seguridad efectivas significan que las empresas pueden funcionar, que los niños pueden ir a la escuela con seguridad y que las comunidades pueden desarrollarse de forma sustentable. Interpol debe ayudar en esto.
-Decía usted recién que los ladrones utilizan mucho las nuevas tecnologías y están todo el tiempo innovando. Esto es algo anecdótico, pero sirve como ejemplo. Un especialista en inteligencia artificial preguntó ¿Cuál era la mujer más atractiva del mundo? Le pidió a la inteligencia artificial que la hiciera, le creó un perfil en redes sociales y hasta deportistas famosos la invitaron a salir. Es un ser que no existe. Es alguien creado, pero es tan real la inteligencia artificial que se logra eso. ¿Qué pasa con aquellos casos donde hay abuso infantil pero generado por inteligencia artificial? Que no hay un humano víctima en el medio y se empieza a utilizar eso como si fuese un bazar lleno de elefantes para mezclar lo verdadero con lo falso. ¿Tiene herramientas Interpol para poder diferenciar lo real de lo que es inventado por la inteligencia artificial hoy en día?
-Esas herramientas existen y tenemos convenios con empresas de ciberseguridad como Palo Alto, Fortinet y otras empresas que traen las habilidades y las herramientas analíticas que no tenemos. Pero lo que vemos es que la policía suele trabajar imaginando carriles en los que están los traficantes de personas, traficantes de drogas, terroristas y lo que vemos en África, por ejemplo, Al Shabaab es financiado por crímenes ambientales y narcotráfico. Obtendrá dinero como sea posible. Lo que Interpol puede hacer con la inteligencia artificial y algunos de los deep fakes de la inteligencia artificial de instabilidad política y en los que toman hombres y mujeres y las ponen en posiciones sexuales horribles e ilegales. Hemos visto suicidios en India, Escocia y América del Sur, donde mujeres y a veces hombres más viejos han sido extorsionados con imágenes artificiales de ellos haciendo algo ilegal. El uso de tecnología -que debe hacer la policía- para identificar rápidamente los casos y hacer a la gente consciente de que si están siendo extorsionados y no hicieron nada malo deben ir a la policía local. La policía local puede usar sus herramientas y nosotros podemos apoyarlos. Pero Interpol tiene que entrar en el ámbito de la tecnología con mayor eficiencia. Hemos introducido el machine learning, la capacidad de aprendizaje de máquinas para analizar la cantidad de datos que ahora vemos. Hemos apoyado a Costa de Marfil con una gran incautación de drogas de cocaína proveniente de Colombia. Cuando miras la oportunidad de ver los métodos de pago de ese barco, los métodos de pago para la tripulación, las comunicaciones entre pares y poder conectar el planeta con machine learning, puedes escuchar miles y miles de líneas de datos y compartir la información con los países miembro. Eso ha resultado en el arresto de individuos en Sudamérica, en la mafia, en Italia, en Alemania y en España. Cuando conectamos los datos del mundo e interrumpimos el crimen es cuando estamos en nuestro mejor momento, sea con inteligencia artificial u otra cosa.
-¿Cómo fueron sus cuatro años de trabajo en Interpol hasta ahora con la Argentina? ¿Está integrada la Argentina Interpol? ¿Es un miembro importante o destacado? ¿Es un miembro colaborativo? ¿Es un miembro reacio? ¿Es difícil trabajar en conjunto?
Absolutamente no. Argentina es una nación orgullosa y decidida que quiere luchar contra el crimen organizado. Tiene fronteras extensas, tiene países alrededor de ella que también luchan con el crimen organizado y una constante tensión en como enfrentar la mafia, los carteles de drogas... Vemos ataques que vienen de Albania, del oeste de África, China, Rusia y Europa. Y es aquí donde Interpol hace la diferencia, porque las agencias de seguridad de Interpol muchas veces no pueden acceder a la información del acosador de niños en los suburbios de Buenos Aires. No puede anticipar las comunicaciones de los carteles de drogas que pasan por África y dónde ese dinero está siendo depositado. Interpol tiene que ser más claro sobre cómo ayuda una nación orgullosa e importante. Tienen a un miembro del gobierno argentino que tiene un puesto en el comité ejecutivo de Interpol. Tenemos oficiales argentinos que están trabajando con los crímenes vinculados a la droga y otros en Interpol. Son tres los burós regionales clave: Singapur, Lyon y Buenos Aires. Cada uno de ellos son los ojos, los oídos y el cerebro de Interpol durante ocho horas del día, así seguimos al sol. Y, claro, también está el liderazgo dentro de la región. Muchas veces, cuando trabajamos con otros países, Argentina es la voz de la razón. Tiene esa comprensión. Su propia seguridad es apoyada por Interpol trabajando con otros países en la región. Para mí, Argentina es uno de los países más fáciles para trabajar porque tiene visión. tiene ambición para luchar contra estos crímenes y empuja a Interpol. Son buenos socios y eso no implica que son fáciles. Hacen preguntas difíciles. Quieren las respuestas rápidamente.
Es un placer para mí estar aquí en Argentina y voy a viajar seis semanas para que la gente entienda no solo mi experiencia, sino mis valores y mi visión para el futuro. Hemos estado reunidos con ministros, con el vicecanciller de aquí que ha sido muy colaborativo. Y estamos explicando que Interpol tiene que unir el mundo en un espíritu común. 196 países no son perfectos. Pero cuando vemos a un niño siendo abusado en un país que tiene relaciones difíciles con otros países, vamos a proteger a ese niño. Y cuando vemos que se está lavando dinero, trabajamos con ese país para remarcar su responsabilidad de sacar ese dinero del sistema. Así que cuando nos conectamos, tratamos de ser claros y tener confianza. Y es por eso que trabajar con países como Argentina, con su liderazgo en materia de seguridad, en el gobierno, en el comercio, es uno de los grandes placeres que un secretario general puede tener.
-Con su conocimiento de 196 países, ¿cuál es el mayor desafío en materia de seguridad que tiene la Argentina?
-Creo que el ataque constante del cibercrimen. Empresas, gobiernos, infraestructura, niños. Ese es un nuevo tipo de crimen con el que tenemos que cambiar la forma en que lo encaramos. Creo que la escala del tráfico de personas y del tráfico de armas y de drogas, ese modelo que a menudo usa las mismas rutas y métodos, tiene que ser bien atendido. Y pienso que una cosa que el mundo no entiende es la escala de los crímenes ambientales que han tenido lugar. La deforestación, la minería ilegal, la pesca ilegal. Puedo garantizar que nuestros nietos nos van a preguntar ¿cuándo los bosques se talaban, cuando el suelo se estaba contaminado, cuando el medio ambiente de los peces se estaba arruinando, qué hicieron? Y ese es el sentido de responsabilidad que tenemos que tener, si es un cibercrimen, si es una criptomoneda que se usa, si es delito ambiental o tráfico de personas. El terrorismo se encuentra debajo de todo esto, y es una amenaza constante, como se vio acá en Buenos Aires en 1994. Se trata de combinar la tecnología, se trata de tener una mentalidad puritana para las fuerzas de seguridad, y se trata de tener una visión para conectarse con el futuro.
- ¿Por su experiencia en estos cuatro años, cuál fue la operación que más te sorprendió y que dijo “esto no puede seguir ocurriendo esto en el siglo XXI”?
- Fue la Operación Trigger Nine. Lo que se hizo fue juntar a los países de Sudamérica en torno al tema de las armas de fuego. Y lo que vimos fueron 14.000 arrestos, 8000 armas incautadas, 300.000 rondas de munición. Lo suficiente para empezar una pequeña guerra. Y creo que esta operación mostró la escala del crimen organizado para usar armas como vimos este fin de semana en los suburbios de Buenos Aires -por la masacre en La Matanza el domingo 14 de enero- y el daño causado. No les importa a quién matan, ni el daño que causan. Entonces, Trigonine mostró la escala de la violencia y las armas que el crimen organizado utiliza. Y la otra operación que pude coordinar fue una de minería ilegal en Nigeria y otra operación de deforestación ilegal en Paraguay. Y lo que vimos fue la escala industrial para retirar los recursos naturales del mundo por avaricia criminal. Y lo conectamos con el proceso COP-29. Porque lo que estamos diciendo es que a la policía, dónde están esos troncos, esos minerales como litio, no les interesa y va directamente al comercio. Pero tenemos que tener un modelo mundial que se toma la responsabilidad de preguntarse, ¿este tronco que va a ser comercializado es legal? ¿Los productos que van a estos teléfonos, a estos productos, son legales? Porque si no tomamos esa responsabilidad, países en Sudamérica y África en particular van a tener su futuro comprometido y nadie va a perdonar a las fuerzas policiales si no se esfuerzan por frenar el problema. Nadie entra en una estación de policía y denuncia que hay minería ilegal a unas cuadras, nadie entra en una estación de policía y dice que hay abusos de niños en Internet o que hay un hackeo al mail de una empresa -business email compromise (BEC)-. Van a los bancos, van a otros. La justicia tiene que regresar para entender cómo vamos a buscar a los criminales que hacen estas cosas en cualquier lugar del mundo.
-Y una pregunta más antigua, de tu paso en la policía en Londres, ¿cómo fue estar al frente de la seguridad de la Familia Real?
-Fue un privilegio. Por supuesto que teníamos Heathrow y el Palacio de Westminster y Big Ben. Y una de las cosas de las que eres consciente es que los terroristas, los criminales, van en busca de los blancos de alto perfil. Y mientras yo he pasado mi carrera tirando puertas abajo y arrestando a las malas personas para proteger a las buenas, trabajar con la Familia Real, trabajar con el Primer Ministro y otros, que mantienen la infraestructura de un país a salvo, fue un enorme privilegio. Y lo que la gente no se da cuenta es que cuando lees libros sobre los guardaespaldas sobre los que hacen la protección de la Familia Real, su credibilidad no se basa en mantenerlos a salvo. Se basa en permitir a la familia tener su privacidad y no comentarlo. Así que la discreción de los oficiales de la Guardia de Londres es uno de los orgullos de Scotland Yard y no hablan de ello. La Familia Real es una familia y hay que mantenerla a salvo. Pero en un momento de ataques terroristas en Londres -cuando le tocó estar al mando- fue un trabajo de inmensa responsabilidad. Supongo que durante mis 38 años en la policía tengo este sentido de responsabilidad no solo a las familias reales, sino a esas pobres personas que están hoy sufriendo el crimen organizado, ataques cibernéticos, que están tratando de crear un pequeño negocio y enfrentan a estos delincuentes. Yo quiero dejar en claro mi responsabilidad tanto con los ricos y con los pobres y los que están sufriendo, de un modo que creo que Interpol está perfectamente capacitado para hacer en el futuro.
- ¿Se reunió con autoridades de la Argentina? ¿Cuál fue la recepción?
- Me reuní con la Ministra de Seguridad, el vice ministro de relaciones exteriores, el jefe de la policía, el jefe de Unidad de Investigación Financiera (UIF) y los equipos de anticorrupción y vimos gran hospitalidad. La calidez del recibimiento en Buenos Aires ha sido increíble. Desafortunadamente, es mi primera vez aquí y el hecho de que he venido sin mi esposa está causando tensión en mi matrimonio. Pero, fuera de broma, la bienvenida que recibimos y la ambición de este país para asegurarse de que estén utilizando todo el equipo y las herramientas de Interpol para ser más efectivos en la lucha contra el crimen, es claro. Y he dicho a los ministros de seguridad y a otros que Interpol necesita ser un mejor aliado de Argentina y necesita ayudarle a conseguir esta visión para luchar contra el crimen de modo más eficiente.
Una de las cosas que he destacado en cada reunión es que a veces Interpol ha sido obligado a hablar demasiado y no se paró a escuchar a los países miembros y a las necesidades regionales. Y lo que he intentado hacer en estas reuniones es, por supuesto, explicar por qué soy el mejor candidato para ser el próximo secretario general. Tengo un recorrido que demuestra que soy un candidato global, pero escuchar la escala de los problemas y desafíos globales y la inestabilidad que está generando el crimen organizado en la región; el alcance del terrorismo en distintas partes de Sudamérica, la seguridad de este país no está limitada a sus fronteras, tiene que proyectar su liderazgo y sus datos y ver como Interpol puede hacerlo más eficiente. Eso es un privilegio para mí.
Con la colaboración de Matías Bianchi.
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