Sospechan que la banda de Dumbo inició un enfrentamiento con los narcos de la villa 1-11-14
La pérdida del territorio en el barrio Mugica y el arresto de un jefe narco en el asentamiento en el Bajo Flores harían generado las condiciones para una pelea por el control de la venta de drogas
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La mortal balacera que sacudió anteayer la tarde en la villa 1-11-14 habría sido el inicio de una nueva pelea por el control de los puntos de venta de droga en ese asentamiento ubicado en el Bajo Flores. Los investigadores sospechan que la banda de Dumbo, el jefe narco que perdió territorio en el barrio Mugica y que se encuentra prófugo, buscaría aprovechar la reciente captura de uno de los principales traficantes de la villa 1-11-14 para volver a un lugar del que habían sido expulsados al perder poder en el equilibrio de fuerzas narco.
En la tarde de anteayer, mientras las fuerzas de seguridad estaban atentas a posibles enfrentamientos durante un cortejo fúnebre que se encaminaba hacia el cementerio de Flores, estalló la violencia en otro punto de la villa 1-11-14. En la zona conocida como “sector peruano” fue ejecutado, en la vía pública, Enrique Elezar Espinoza Córdova, de 39 años. Según se reconstruyó en base a la declaración de testigos, al menos cuatro sicarios en dos motos mataron al hombre en el cruce de Riestra y Bonorino. Dos adolescente de 14 años resultaron heridas de bala y quedaron internadas, fuera de peligro. Dos jóvenes fueron detenidos por la Gendarmería por su presunta participación en el asesinato de Espinoza Córdova.
“Era considerado como miembro de la banda, pero ocupaba un lugar en los escalones más bajos de la organización”, explicó la fuente consultada por Télam.
Para los investigadores, la víctima estaba a cargo de uno de los puestos de venta de droga que integrarían la red de Johnny Ray Arnao Quispe, alias Pantro, señalado como el nuevo jefe narco del sector peruano.
Ese jefe narco fue detenido hace dos semanas en un operativo encabezado por la Policía Federal Argentina. El poder de fuego de esa banda quedó expuesto en el fusil de asalto, tres ametralladoras y dos escopetas que fueron encontrados en uno de los allanamientos. Es bastante habitual que en la villa 1-11-14 -al igual que en la villa 31- un golpe judicial a una de las organizaciones criminales que operan allí derive en un aumento de la violencia por la ambición de otras bandas, que buscan aprovechar el momento de debilidad rival para ganar espacios. Por eso, en general las investigaciones avanzan sobre varias organizaciones a la vez, en procura de que ninguna pueda sentirse en capacidad de lanzar una ofensiva. En este caso, el ataque habría llegado desde un adversario externo.
Pocos días antes de la caída del narco conocido como Pantro, la Policía Federal Argentina había detenido a dos de los principales secuaces de Raúl Maylli Rivera, el narco conocido como Dumbo: se trata de Julio Antonio Dávila Ríos, conocido por el alias de Gorgori, y de Jamir James Castillejo Pozo, apodado J.J. La estructura del grupo criminal que tenía casi bajo control el barrio Mugica, en Villa Lugano, fue quebrada con arrestos y presión policial desde junio pasado, cuando Dumbo fue obligado a dejar esa zona y pasó volverse un fantasma que aún no pudo ser atrapado.
Su formación criminal había empezado en la villa 1-11-14 como parte de la megabanba conducida por Marco Estrada Gonzales, condenado a 24 años de prisión en noviembre de 2020 y que en el penal de Marcos Paz -donde también está Guille Cantero, el líder de Los Monos, con quien habría establecido algún vínculo, según varios investigadores- vio como su cadena de mando empezaba a romperse por arrestos y deportaciones de familiares. Dumbo ya había salido de la villa 1-11-14 y la jefatura quedó en manos de Pantro, ahora también detenido.
Para los investigadores, la banda de Dumbo sabe que no podrá recuperar sus puestos de venta de droga en el barrio Mugica y pretendería entonces regresar a la villa 1-11-14 para probar la capacidad de Pantro de sostener su liderazgo desde la prisión.
Está claro para los detectives y para los narcos que los pasillos de la villa 1-11-14 representan una fortaleza que no se encuentra replicada en los apenas once edificios que constituyen el barrio Mugica.
Los niveles de violencia en el Bajo Flores son tan elevados que un conflicto narco allí es capaz de mover por sí solo la tasa de homicidios en toda la ciudad de Buenos Aires.
Allí la prevención está en manos de la Gendarmería desde el 4 de julio de 2011, cuando el gobierno nacional -que en ese momento tenía la responsabilidad de la seguridad porteña por el control de la Policía Federal- decidió implementar un dispositivo especial de vigilancia con esa fuerza de seguridad federal, en un esquema que se había iniciado algunos años antes en Fuerte Apache, en Tres de Febrero.
Las autoridades nacionales y porteñas ratificaron el mes pasado un acuerdo de palabra que tiene previsto el reemplazo, en etapas hasta, por lo menos, mediados del año próximo, de la Gendarmería por la Policía de la Ciudad. Marcos, Pantro, Dumbo y varios narcos más tienen su propia agenda.
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