Sometimiento y cosificación: “Si no es mía, no será de nadie”, el mensaje de un femicida, según afirmó el juez que lo procesó
Tras el homicidio de su pareja, Ferni Ayala, Esteban Rojas Almada estuvo prófugo cinco meses, hasta que fue detenido en Paraguay y extraditado a la Argentina
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Tras el homicidio de su pareja, Ferni Ayala Palacios, asesinada de un balazo a corta distancia, el prestamista Esteban Rojas Almada estuvo prófugo casi cinco meses, hasta que fue detenido en Paraguay, su país natal. El mes pasado fue extraditado a la Argentina y en las últimas horas fue procesado con prisión preventiva. Con el crimen, el femicida quiso dar un mensaje: “Si no es mía, no será de nadie”.
Así lo sostuvo el juez Mariano Iturralde, a cargo del expediente. “Existen distintos tipos de violencia en las relaciones desiguales de poder que caracterizan la cuestión de género y nada exige que deba corroborarse un historial de larga data de hechos de violencia, especialmente grave para considerar que, puntualmente, el evento de la muerte de Ayala Palacios aquí juzgado sea considerado típicamente un femicidio, pues basta verificar una relación de dominio y desigualdad que establece el hombre en la pareja en detrimento de la mujer, lo que este Tribunal considera, se ha dado en el caso, siendo el punto culmine de dicho sometimiento y cosificación, el dar muerte a la pareja a consecuencia de un episodio de celopatía, dando un claro mensaje de ´si no es mía, no será de nadie´”, sostuvo el magistrado en su resolución firmada ayer, a la que tuvo acceso LA NACION.
El juez Iturralde procesó al sospechoso por los delitos de “homicidio agravado por el vínculo, por su comisión por parte de un hombre contra una mujer mediando violencia de género y mediante el empleo de un arma de fuego, en concurso real con la figura de portación de arma de guerra sin la debida autorización legal, agravada por registrar el encartado un antecedente penal por un delito doloso contra las personas y con el uso de armas”.
El crimen ocurrió el 19 de febrero pasado, entre las 7.44 y las 9.15, en el interior de la vivienda que compartían víctima y victimario, en la villa 21-24, en el límite entre Barracas y Nueva Pompeya. La víctima fue asesinada de un balazo de una pistola nueve milímetros y el disparo fue hecho a una distancia de ente cinco y 15 centímetros.
“Pueden corroborarse los presupuestos exigidos por el agravante para considerar que medió entre las partes un contexto de género, caracterizado por la relación desigual de poder, en la que el hombre, Rojas Almada, se habría posicionado jerárquicamente por encima de la mujer, Ayala Palacios, quien, debido a su situación socioeconómica, bien podría haber dependido económicamente de su pareja (un testigo dijo que ella estaba trabajando para él), pero que, además, por medio de las conductas celópatas y controladoras relatadas en los testimonios, que también le eran propias en sus relaciones con parejas anteriores, ejerció prácticas de sometimiento que importaron reducir a la mujer, como género, en un objeto de su propiedad”, se afirmó en el citado fallo.
En su resolución, el juez Iturralde explicó que pudo haber una modificación de la escena del crimen. “No ignora el Tribunal que tanto los testigos que optaron por no identificarse para evitar represalias como los registros fílmicos, revelarían que tras el último egreso captado del lugar de Rojas Almada, cerca del mediodía, un hombre [podría tratarse del hermano del imputado, Víctor Rojas Almada, apodado El Flaco] se presentó en la escena del hecho y fue visto salir de la vivienda cargando consigo una bolsa negra de consorcio; ello permite inferir que esa persona podría haber alterado la escena del crimen, llevándose consigno elementos de interés”.
A partir de ese dato, corrió vista el fiscal de la causa, Pablo Recchini, para que analice la posibilidad de imputarlo por otros delitos que, según fuentes judiciales consultadas por la agencia de noticias Télam, podrían ser “amenazas” y “alteración de medios de prueba”, ya que la figura del “encubrimiento”, al tratarse del hermano, no se le puede acusar.
En las horas previas al crimen, víctima y victimario estuvieron en dos locales bailables. Y un comentario, al pasar, de un amigo habrían despertado en Rojas Almada “celos injustificados” y “desmedidos para con la víctima”. Esa persona, solo habría dicho “cuidala”.
Como se dijo, Rojas Almada estuvo casi cinco meses prófugo. Como el cadáver de Ayala Palacios fue hallado casi 24 horas después del crimen, el sospechoso tuvo tiempo suficiente para escapar. A partir de datos aportados por el Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal a Interpol Paraguay sobre líneas telefónicas, perfiles de redes sociales y vehículos, el fugitivo pudo ser detenido el 11 de julio pasado en la ciudad paraguaya de Mariano Roque Alonso. El 25 de noviembre último llegó a la Argentina extraditado desde Asunción.
En el procesamiento, el juez Iturralde trabó un embargo sobre los bienes de Rojas Almada hasta cubrir la suma de 100.000.000 de pesos.
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